"Disimular es extender un velo compuesto de tinieblas, del cual no se forma lo falso sino que se da un cierto descanso a lo verdadero."
Umberto Eco

Dentro de la M-30 y también en las vías del AVE a Barcelona o en los vuelos a otros lugares europeos, viene bien siempre entretener las horas. Las esperas se hacen largas y las del pacto de los socialistas y los juntaires para muchos devienen eternas. Así que entretenerse siempre trae cuenta. El juego más en boga en estos días es el que he dado en llamar el Tetris de Lasswell: a él juegan políticos, pactistas, gargantas profundas, derechas despistadas, izquierdas celosas y, en último término, periodistas ansiosos. Por eso les digo que no me hagan ni caso a mí tampoco, porque puedo estar envuelta en una de estas partidas sin haberme dado ni cuenta. ¿Y en qué consiste el juego? Pues en hallar las respuestas a la frase más conocida de la teoría de la comunicación del sociólogo estadounidense; ese modelo de acto comunicativo que todos los periodistas nos sabemos (o nos sabíamos) de memoria y en el que se pregunta: "¿Quién dijo qué, a quién, por qué canal y con qué efectos?". De eso ha ido estos días todo el juego.

La semana pasada ha debido ser realmente complicada en las negociaciones. Una lo nota por la cantidad de noticias curiosas que se han leído y por los chascarrillos de los corrillos madrileños. Durante toda la semana aparecieron noticias que querían dar a entender que a los socialistas no les dolían prendas en volver a convocar elecciones. Que si las posibilidades de pacto habían bajado a 60 contra 40, que si alguno de los negociadores de Junts —conocido hace tiempo— era estigmatizable, que si se ha prorrogado el contrato del gurú electoral del PSOE hasta febrero, que si no era posible el acuerdo si no había un giro drástico, que si todo estaba hecho, que si las cosas se habían parado... Un mejunje informativo del que no se puede sino desconfiar. Dejando aparte los inventos de algunos, que, como saben que no les desmentirán, tiran por donde les parece, el resto es un conjunto de datos que no pueden evaluarse sin una partida de Tetris de Lasswell. Esa noticia sobre la negociación con Junts ¿quién la dijo y a quién, por qué canal y buscando qué efectos? Sin esas respuestas todo lo que se cuente puede ser una intoxicación.

Aunque se nos repita que en el PSOE tienen armado el relato por si hay que ir a elecciones, lo cierto es que en el intercambio de documentos en las negociaciones con Junts habrían cruzado ya algún Rubicón que les sería muy incómodo que se supiera si tuvieran que ir a las urnas de nuevo

Pongo un ejemplo: cuando fuentes socialistas, o algunas fuentes de algunos socialistas, se han empleado los días pasados en esparcir la idea de que no sólo no estaba culminado el pacto, sino que éste podía irse al carajo de la vela en cualquier momento, ¿eran los que saben, eran los que querían presionar a Junts alborotando con su falta de miedo a las elecciones o eran los que quieren hacer que descarrile el proceso haciéndose pasar por interesados en que se culmine? ¿Las fuentes de algunos son socialistas o son de otros hablando por los socialistas? Puede que nada sea lo que parece y, desde luego, hay personajes políticos no precisamente mesetarios que vivirían mas tranquilos si Puigdemont sigue lejos. Al Tetris juegan todos. ¿Saben por qué llevan días discutiendo unos y otros sobre la denominación de "minoría nacional", si a mí me dicen que esa cuestión, que en su día estuvo en algún documento, hace ya que se desestimó? ¿Quién lleva razón, quien dice que de eso no se habla ya o quien se empeña en entretenernos con ese debate?

No me hagan ni caso, porque yo tampoco sé si estoy enredada en una partida fallida de Lasswell en la que me he perdido los efectos que se buscan. Ser periodista siempre es un deporte de cierto riesgo, pero cuando estás seguro de que todos te quieren usar para mandar los mensajes que precisan a su parroquia o a los contrarios o a la parroquia de los contrarios o a los contrarios de la parroquia, entonces andar con pies de plomo, como buzo, es poca precaución. No me hagan pues mucho caso, pero puede que el pasado lunes se produjera una reunión negociadora en un clima que podríamos llamar tensito o incluso tenso, directamente. Una reunión en la que se pusieron los puntos sobre las íes y en la que se fue suavizando el escozor a fuerza de hablar hasta llegarse a cerrar cosas que estaban encalladas. Por ejemplo, la cuestión de los negociadores. No me hagan mucho caso, pero podrían ser tres y ayer por la tarde haberse dado el visto bueno final por parte de Sánchez. Ya les digo que no es cosa de tomárselo al pie de la letra, aunque hay informaciones que dicen que al candidato le han entrado las prisas y que quiere ser investido la semana del 6 de noviembre... Ya saben, tal vez no sea sino una distracción lasswelliana.

Algunos de los que saben de qué va la cosa consideran que es muy difícil que haya ya marcha atrás por parte de los socialistas. Aunque se nos repita que tienen armado el relato por si hay que ir a elecciones, lo cierto es que en el intercambio de documentos en las negociaciones con Junts habrían cruzado ya algún Rubicón que les sería muy incómodo que se supiera si tuvieran que ir a las urnas de nuevo. Hay quien opina que en caso de romper la cuerda unilateralmente, los de Sánchez se podrían ver con algunos papeles a la vista que les complicarían la campaña. Que no les digo que sea así, porque contármelo a mí puede ser una forma de que ellos se enteren de que esa posibilidad existe. ¿Entienden lo complejo del juego?

A la par, se suceden las reacciones del resto de actores y se hace público el pacto principal entre PSOE y Sumar para la próxima legislatura. No cabe duda de que Sumar ha colado buena parte de su programa, incluida la jornada laboral y otras cuestiones económicas, que no sabemos cómo le sentarán al empresariado vasco y catalán, y, por ende, a partidos que le son próximos. De momento, el PNV ya ha dicho que puede haber injerencias competenciales. No es fácil que suceda, pero constituye una temeridad aseverar que nadie más puede descolgarse a última hora. Y mientras, Sánchez ejerciendo de cabeza de la UE y planteando conferencias de paz para Oriente Medio, que, obviamente, sería mejor proponer no estando en funciones.

No me hagan ni caso. Es más ni a mí ni a nadie. Ninguno sabemos qué parte del Tetris nos falta o en qué pieza nos quieren convertir. El pacto estará hecho el día que se presente la proposición de ley de amnistía en el Congreso. Hasta entonces jueguen ustedes también si quieren, hay que tomarlo con deportividad.