Cualquier día. A cualquier hora. En cualquier punto de Europa o del mundo. Antes estaba sólo en el mundo y no era noticia. Ahora que pasa cerca, sí. Terroristas o simplemente chalados. Son actos tan seguidos y la información corre tanto que ya empezamos a confundir los casos. Todo mezclado. Todo a la vez. Sin cesar. No damos abasto...

  • ¿Otro? ¿Dónde? ¿En Francia? Ah, en una iglesia... ¿Entonces no es el de Alemania, verdad? Aquel fue con una bomba, sí. ¿Este ha sido con un cuchillo? Como el de Japón... Pero aquel no era terrorista. No, no, a aquel le faltaba un hervor, pero no era terrorista y ya estoy más tranquilo. Cuando sólo es un desequilibrado respiro aliviado. ¿Qué cosa, verdad? Bien, yo y todo el mundo. De la portada pasa a ser un breve.

Sí, porque los que sólo están chalados no nos preocupan tanto. Quizás quien dice ser un terrorista realmente era un chalado que encontró una causa, pero la etiqueta implica que tengamos desazón o no. Y si no es terrorista, tranquilos. Los muertos son los mismos, pero hemos convenido que en estos casos no tenemos que sufrir miedo colectivo.

Y está pasando que nos empezamos a acostumbrar a la matanza del día. Es la terrible cotidianidad. Incluso en las guerras la gente sigue haciendo su vida. Como puede. Y la gente se sigue enamorando. Y nacen criaturas. Y se miran partidos de fútbol por TV. Como decía un compañero de la redacción: "Yo estuve a la guerra del Congo y por la noche la gente iba a los clubs de jazz a escuchar música. ¿Por qué? Pues porque la vida continúa".

Lo mismo pasó en el Euskadi de la ETA más salvaje. Año 1980, 200 atentados, 98 asesinatos, 22 secuestros... Terrible. Pero los niños seguían yendo a la escuela, la gente salía a cenar y el fin de semana salían en bicicleta. Nunca había sido tan cierta la frase "después de un día, viene otro".

Ahora mismo tendría que ser muy grande o muy próximo para detener las programaciones. El listón del impacto va subiendo. Si el objetivo del terrorismo es crear terror, están a punto de convertir los actos en una enfermedad crónica. Es aquello que vas al médico y te dice: "estará siempre fastidiado, pero estará. Y puede ser que un día le toque, pero puede ser que no". Y tú sales contento del médico porque el instinto de supervivencia es imbatible y la esperanza es una máquina de dar fuerzas.

Y eso todavía hace más absurda esta guerra moderna y global donde mueren inocentes en el bombardeo de un pueblo sirio; la respuesta es la muerte de inocentes en un castillo de fuegos en Niza, la re-respuesta es una ofensiva en Bagdad y la recontrarespuesta es un intento de atentado en un concierto en Alemania. Morir para nada. Como todas las guerras que los humanos hemos hecho desde que somos humanos. Tantos siglos de horror, es lógico que estemos acostumbrados.

Lo que cuesta de entender es que quien dice actuar en nombre de un dios, todavía no sepa cuál es la realidad y que nada tiene ningún sentido. Será que mantienen una mala comunicación y su dios todavía no se lo ha dicho.