Muy excepcionalmente pasa que a la ley de la gravedad le pilla una cierta rabieta y decide mantener los objetos suspendidos en el aire buscando entretener la especulación de los seres humanos. Pero todo acaba cayendo tarde o temprano y es así como, después del fatigoso ruido mediático sobre el caso Negreira, ayer sabíamos que Javier Tebas había intentado implicar a antiguos presidentes y directivos del Barça enviando pruebas falsas a Fiscalía a raíz del caso Soule. Dicho de otro modo; mientras nadie ha aportado una sola verificación de la supuestísima compra de árbitros por parte del club, ahora certificamos que Tebas quiso enredar (todavía más) la cacería judicial contra el Barça jugando al Monopoly de los apellidos. La cosa era sucia de forma tan manifiesta que, después de semanas comprando el relato de la prensa madrileña, incluso La Vanguardia se ejercitaba haciendo periodismo de investigación para denunciar el juego sucio.

Jan Laporta prometió que atacaría y ayer mismo el Barça emitía un comunicado exigiendo explicaciones al capataz de LaLiga. Aparte del pressing a Tebas, hay un hecho nada menor en esta comunicación del Barça: está escrita en un bellísimo catalán. Manifiesta "el hartazgo" del club, acusa a Tebas de "salirse por la tangente con una pátina amenazadora" y a LaLiga "de actuar entre bambalinas". En casa consideramos esencial que las acometidas al enemigo tengan el seal of approval de Pompeu Fabra (de hecho, con un poco más de "nogensmenys", algún que otro "tanmateix" y un "glandllèpol", el texto podría haber tenido la marca de mi inigualada prosa). En cuanto al contenido, la cosa no es noticia pero sigue siendo excepcional: Laporta es de los pocos catalanes que hacen una cosa tan normal como sobresalir en la pugna y defenderse encendiendo la espada. Los videntes habituales lo creían de rodillas: que aprendan.

Ante eventualidades futuras, no volvamos a caer en la trampa procesista de aceptar la versión periodística de los tahúres de Madrid ni la prédica de la judicatura española

Por contingencias de la divinidad, mientras hemos certificado de qué pie calzan Tebas y Negreira (hay informaciones de última hora que certifican pagos al antiguo árbitro por parte de otros clubs), sabíamos de un posible retorno de Leo Messi al Barça. La cosa es perfectamente explicable. Incluso en las historias más excelsas de amor, a menudo uno de los cónyuges cree que será más feliz teniendo una aventura con la niñera. Así Leo Messi, que abandonó el club de su vida para intentar copiar la dicha del mejor fútbol que ha visto el mundo viajando a un equipo de horteras patrocinado por el lado más oscuro. Después de años de parsimonia, el Barça vuelve a jugar bien y es normal que Messi quiera acabar su carrera rodeado de alegría y levantando alguna copa. Ahora ya has probado un poco de muslo fuera de casa, Leo hijito; vuelve a cenar, que ya sabes que macarrones como los de la abuela no encontrarás en ningún sitio. Créeme.

De todo esto es preciso que los catalanes, y la culerada en particular, saquen una lección trascendental. Primero; que aquí la noticia más importante sobre el Barça en los últimos meses es que el club vuelve a ganar; la victoria vuelve a ser la norma y, después de algunas temporadas en blanco, podremos acabar la presente con tres títulos como un trío de soles (espero que todos los videntes que habían despreciado a Xavi Hernàndez tengan la mínima deferencia de subir a Montserrat y pedir perdón al altísimo). Segundo; que ante eventualidades futuras no volvamos a caer en la trampa procesista de aceptar la versión periodística de los tahúres de Madrid ni la prédica de la judicatura española (friendly reminder: encarcelaron a un antiguo presidente del Barça durante dos años sin que le hayan encontrado un solo delito). Y tercero; dejad de indignarnos y celebrad la buena nueva de la normalidad de ganar.

Javier Tebas ya intentó impedir el debut de Leo Messi en primera división con el Barça. Tendría una gracia poética inmensa que se acabara doblegando para acatar su retorno a casa. Y quien antes ganaba, ahora llora. Muy excepcionalmente pasa que el mundo es maravilloso, casi nuestro. Ojalá lo pudiéramos aplicar a la política.