Querida Sra. Simó:

Soy Vanessa Palet, CEO del área de mobiliario de la empresa FFS (Furnishing for Future Schooling) y jefe de equipo de los arquitectos, arquitectos técnicos, ingenieros y diseñadores que trabajan en nuestras instalaciones con sede en La Garriga. Disculpe las molestias, pero mi preocupación con respecto a las relaciones comerciales que hemos establecido con el Consorci d'Educació de Barcelona ciudad y con su Departament, empiezan a ser alarmantes. Hemos detectado una importante ralentización de los pedidos en las últimas semanas. Si a ello añadimos el hecho del inminente cambio de gobierno, con el consiguiente relevo de carteras, entenderá que la situación nos angustie porque consideramos que puede hacer peligrar la viabilidad del proyecto y poner en riesgo el cumplimiento de los compromisos económicos adquiridos por su conselleria.

Nuestros contactos empezaron hará aproximadamente unos dieciocho meses, porque la empresa que lidero es especialista en diseño de interiores educativos y de equipamientos adaptados a los nuevos procesos de aprendizaje. En las conversaciones mantenidas, el consorci nos hizo sentir motor de una revolución pedagógica enormemente estimulante. Recuerde que, después de muchas negociaciones, acordamos que desde su departamento se impulsaría una transformación del paradigma educativo basado en un modelo innovador, facilitador, creativo, activo y experiencial, estimulado precisamente a través de un cambio de mobiliario que hacía posible que el aprendizaje floreciera en cada rincón. Según usted, para promover la nueva cultura relacional en los centros educativos, donde el profesorado pasaba a ser coach y el alumnado a ser agente autónomo de aprendizaje, hacía falta una nueva estrategia en el diseño de espacios a imitación de los coworking o de las nuevas oficinas user friendly de La Caixa, más abiertas, versátiles y transparentes. Esta filosofía empresarial tenía que ayudar a remodelar las distintas áreas de la escuela, convirtiéndolas en espacios de aprendizaje, en lugar de aulas; espacios de relación y juego, en lugar de patios; laboratorios de ideas, en lugar de talleres, y comfort zones, en vez de aulas de castigados.

Dados los vínculos establecidos y haciendo caso a las demandas del consorci, contamos en estos momentos con un excedente considerable de stocks a la espera de su compra definitiva y posterior envío en los centros docentes. Para ser más precisa, ahora mismo ya tenemos en el almacén a su disposición un total de 24.300 sillas de colores, modelo Västerås; 12.150 mesas múltiples y nómadas, modelo Björk; 700 estanterías multifuncionales para libros, lápices o plantas, modelo Inge, con sus correspondientes cajoncitos de colores combinables, modelo Näs; 835 bancos de palés decapados sostenibles, modelo Fjärd, además de 835 sofás modulares de varias tonalidades, adaptables a las necesidades del entorno, modelo Tromsø. Tal y como nos solicitaron desde el consorci, el suministro se complementa con 151 alfombras blandas, modelo Matta, 179 cojines de suelo de 50x50, modelo Østfold, con sus correspondientes pufs de bolitas, modelo Puffen. Además de nuestras plantas decorativas artificiales, modelo Växt, o naturales, modelo Natural Växt. Quedaba pendiente la elección de sus 600 vinilos con mensajes de pensamiento positivo de entre los 1.645 que ofrece nuestro catálogo, como por ejemplo: "Lo quiero hacer, lo puedo hacer", "Hoy es un día perfecto para ser feliz", "Never stop dreaming","Insistir, persistir, resistir y nunca desistir", además de los que tenemos en liquidación al 50% del precio habitual, como son "IMPOSSIBLE", “Think outside the box” o "Thinking room" para sustituir el antiguo rincón de pensar de los centros tradicionales. ¿Tiene usted presentes todos estos detalles técnicos y el coste económico del encargo, Sra. Simó?

Con la carta que le dirijo, le quería hacer llegar nuestras inquietudes, además de preguntar por los motivos de esta ralentización en los pedidos, que nos está generando una acumulación de existencias tan peligrosa. Sospechamos, aunque no lo sabemos a ciencia cierta, que su conselleria está cediendo a las presiones de un grupo, cada vez más numeroso de profesorado y familias, que están haciendo circular un manifiesto en contra del cambio impuesto de mobiliario y para el que piden adhesiones a través de un formulario. ¿Usted tiene constancia del hecho, consellera? ¿Son ciertas nuestras sospechas?

Advertida por mis market analysts de esta iniciativa, como CEO de la empresa he realizado un cuidadoso estudio de los agravios que este colectivo plantea y he llegado a la sencilla conclusión de que el profesorado y las familias, o bien viven en el siglo pasado, o bien no entienden nada de nada con respecto a la metamorfosis educativa que planificamos llevar a cabo. ¿Ya hacen ustedes suficientes formaciones en nuevas pedagogías para adiestrar a su profesorado? ¿Han explicado a las familias los estímulos cognitivos y el bienestar emocional que generan nuestros amables entornos?

¡¿No me diga, consellera, que todavía se dan clases magistrales?!

Fíjese usted, consellera, en que los impulsores de la medida argumentan que no les hacía falta ningún cambio de equipamientos, ya que las antiguas mesas individuales eran muy prácticas y robustas, ¡más que la ley esta de amnistía! Doy fe del tema, porque las que estamos retirando ya eran auténticas antiguallas. Alegan los artífices del documento que las mencionadas mesas disponían de cajones para guardar los libros de texto o las libretas, ¡como si hoy en día todavía se utilizaran! Esgrimen que los pupitres de toda la vida permitían varias distribuciones del alumnado, ya fuera individual, en parejas, tríos o grupos, mientras que nuestras mesas múltiples y nómadas, modelo Björk, aceptan solo el trabajo grupal e impiden las pruebas evaluativas individuales. ¡¿Pero todavía no se han enterado de la necesidad de extinguir los exámenes, castradora práctica propia de la escuela del pasado?!

Por otra parte, los signatarios del manifiesto consideran que la distribución de las Björk dentro del aula provoca que una parte de los estudiantes no pueda ver la pizarra o la pantalla de proyección y dé la espalda al profesorado. ¡A mí, esto de tener que ver a la maestra me ha parecido digno de una escuela franquista! ¡¿No me diga, consellera, que todavía se dan clases magistrales?! Aducen también que los enseñantes, menospreciando su función de coach, se sienten ofendidos con el nuevo mobiliario, ya que se ven condenados a ir dando vueltas como peonzas por la clase, ya que en los actuales espacios de aprendizaje se les ha privado incluso de una mesa y silla propias. Critican que no solo no disponen de libros de texto ni pueden hacer de enseñantes convencionales, sino que tampoco tienen ordenadores, porque muchos alumnos todavía no han recibido —y desde los tiempos de la pandemia— la tan prometida dotación de dispositivos electrónicos que debían llegar con la ayuda europea de los fondos Next Generation. En eso, Sra. Simó, quizás tengan un poco de razón: no puede haber transformación sin digitalización. Y yo me pregunto: ¿adónde ha ido a parar ese dinero, consellera? En nuestros muebles seguro que no, ya que ustedes a día de hoy nos deben un buen puñado de facturas.

Para colmo, este grupo de familias y profesorado, resistentes a los cambios, fundamentan su crítica en la existencia de necesidades mucho más urgentes en nuestro sistema educativo. Arguyen que no les hacen falta nuevas mesas ni sillas, estanterías, cojines o sofás. ¡Dicen que les hacen falta manos: más maestros, más profesoras, más veladoras, más psicopedagogas, más coordinadoras, más tutoras, más psicólogas, más orientadoras, más personal no docente e incluso enfermeras, porque los chavales han salido muy tocados de la pandemia! Recuerdan que las ratios son muy elevadas y que el alumnado más vulnerable se encuentra muy desatendido, porque el tratamiento de las necesidades educativas especiales sin los recursos humanos indispensables hace que sean los grandes abandonados del sistema, condenados, paradójicamente —según argumentan— a la exclusión por una ficticia política de inclusión.

Consellera, este cúmulo de despropósitos y subterfugios esconden mucha mala fe, ya sea consciente, son "profesauros" y no quieren renunciar a sus privilegios, o inconsciente, son ignorantes y no conocen o no quieren conocer los beneficios de la innovación educativa. Por lo tanto, yo le aconsejo que por el bien de todos, y muy especialmente por el bien de la empresa que lidero, usted dé un puñetazo en la mesa (si es robusta) y diga que ya basta de tonterías y lamentos, que el mobiliario se cambia sí o sí, no solo porque les pueda caer a ustedes una querella por incumplimiento de contrato, sino porque no hay aprendizaje que florezca sin nuestros productos: las Västerås, Björks, lnges, los Näs, Fjärds o Tromsøs han llegado para quedarse y expandirse, acompañados de las Mattas, los Østfolds y los Puffens, con o sin Växts o Natural Växts. Permítame que le recuerde, consellera, que según los acuerdos firmados, nos encontramos solo en la fase 0 (Barcelona ciudad) de nuestra estrategia pedagógica, y que en la fase 3 que planificamos, el cambio de equipamientos abarcaba toda Catalunya e, incluso, la Catalunya Nord, las Illes y el País Valencià. Que ya sabemos, Sra. Simó, que con el catalán no se sienten capaces, pero con el mobiliario el éxito estaba asegurado.

Por todo ello, quedo a la espera de sus explicaciones, que deseo sean convincentes, y también de los nuevos pedidos. Junto con esta carta certificada, le llegará de regalo para su despacho uno de nuestros vinilos con el lema: "Insistir, persistir, resistir y nunca desistir". Considérelo, de momento, una muestra de nuestra buena voluntad con el ánimo de animarla a resistir, y sobre todo a ignorar totalmente los argumentos de un grupo de profesorado y familias inadaptados a los nuevos tiempos y que no saben nada de hacer fluir el aprendizaje. Persista y siga dejando en manos de nuestros arquitectos, arquitectos técnicos, ingenieros y diseñadores la innovación pedagógica que el país requiere. Ellos son los verdaderos expertos.

Saludos cordiales,

Vanessa Palet