En estos momentos confluyen dos grandes líneas de investigación en España. La de las cloacas del Estado y la del caso Negreira. ¿Cuál es más grave?, cabe preguntarse. Cada uno tendrá su opinión, pero parece bastante objetivo que el uso fraudulento de los recursos del Estado para combatir a enemigos políticos. Mucho más grave que en el caso de los GAL. Los GAL fueron graves, no sólo por los errores, sino porque una democracia no puede utilizar la violencia ni contra grupos terroristas. Pero es que el movimiento catalán fue pacífico.

Y aunque el caso de la Operación Catalunya es más grave que el caso Negreira, ¿por qué la mayoría de los medios de Madrid se apuntan sólo al segundo? La respuesta es fácil. Porque no hay que cobrar ninguna víctima, no hay que derribar a ningún gobierno. Se apunta un poco El País porque desgasta al PP. Si tuviera que derribar a Pedro Sánchez, se apuntarían todos los demás, como el Sindicato del Crimen decidió empezar a hablar de los GAL para echar a Felipe. Aunque a los españoles no les molestaban los GAL, sino la mezcla con la corrupción. Hay otra coincidencia, por cierto: siempre hay alguien que cae en desgracia y habla. Se llame Mario Conde, Luis Roldán o José Manuel Villarejo. Ah, y hay reincidentes, como Javier de la Rosa, que está en todas las salsas. Además, el Sindicato del Crimen tenía la pretensión de echar a Felipe para proteger el sistema. En cambio, aquí al sistema querían protegerlo con la Operación Catalunya, de la que formaban parte activa. Los medios de Madrid sólo se sumaran si, justamente, con la caída de alguien, pongamos a JFD, pueden proteger un bien superior, se llame Feijoó o Felipe VI. Por cierto, el Oscar al mejor documental de este año lo ha ganado Navalny, que como saben habla del preso político que se enfrenta a Putin. Un documental que en España no se podría hacer porque, como es sabido, en España no hay, ni ha habido, presos políticos.

España era un país preparado para lidiar con sus políticos corruptos, pero no pudo enfrentarse al drama de que su deporte de élite estuviera manchado

Sin embargo, ir contra el Barça, sobre todo ahora que Florentino se ha sumado, es más fácil. Ahora bien, una pregunta. ¿Cuándo dejarán de hacerlo? Si ven que se va todo a hacer puñetas. Hay un caso paradigmático. El caso Puerto, que salpicaba por dopaje a decenas de deportistas españoles, no solo a ciclistas. La operación Puerto estalló el 23 de mayo de 2006. Más de una década después, la Audiencia Provincial de Madrid comunicó la sentencia definitiva: los cinco acusados quedaron absueltos de un delito contra la salud pública. Se probó el dopaje, pero no se juzgó: cuando ocurrieron los hechos, el dopaje no era delito. Cuando Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, le explicó la operación Puerto a su amigo Alfredo Pérez Rubalcaba, éste le pidió que se asegurara de minimizar sus consecuencias. No podía acabar con la marca de prestigio mundial de los deportistas españoles. España era un país preparado para lidiar con sus políticos corruptos, pero no pudo enfrentarse al drama de que su deporte de élite estuviera manchado.

Cuando el jefe de la trama, Eufemiano Fuentes, fue detenido en la operación Galgo y estuvo en prisión, un preso común aseguró que le dijo que si él hablaba, adiós Mundial de fútbol. Eufemiano lo negó públicamente. Y el recluso dio marcha atrás…