Se fue en un día muy claro, lo canta Raimon y es verdad que el chico gamba, cosmopolita siempre. Lo que no sabíamos es que, sin darse cuenta, aquel angelito llamado Joan Manuel Serrat de tanto irse ha seguido caminando y caminando hasta que se ha encontrado, oh sorpresa, donde está Rajoy y ya no sé si volverá. En el Poble Sec ignoro si le ven mucho el pelo. O si tiene fuerzas para seguir saltando hacia otros lugares. O si ya se queda allí, donde también están Isabel Coixet, Nuria Amat y todos los intelectuales que están en contra de esta revuelta porque, oh ultraje, se fizo sin ellos. La revuelta de los catalanes no ha tenido en cuenta —y hay que denunciarlo— los problemas de agenda de estas personalidades tan ocupadas. No ha previsto que sean protagonistas y ni siquiera les ha pedido opinión. Estos intelectuales progresistas de Catalunya estaban perfectamente preparados para otra insurrección, pero con garantías, no para esta que es una revolución burguesa. Estaban preparados para la otra, donde vas a parar, para la revuelta que anunciaban los libros de teoría marxista y que, primero, desgraciadamente supondría muchos muertos pero, al final, desembocaría en la ansiada revolución de clase y más tarde en la sociedad socialista perfecta. Este cambio político sí lo querían porque ya tenían reservado un palco, como si fuera el Liceo, el palco de la aristocracia del arte internacionalista y moralmente superior a todos los demás. Un palco en el que nunca pensaban admitir a gentuza como el pobre Paco Ibáñez, naturalmente, en todo hay clases y jerarquías.

Lo que no entienden mucho es como nos hemos atrevido. ¿Cómo nos hemos atrevido a organizar todo este festival sin la calurosa fraternidad de los otros pueblos de España, teniendo en cuenta que conocemos bien en qué consiste la solidaridad de los demás pueblos peninsulares? ¿Cómo no hemos reservado un puesto de mando a los cabecillas del PSC y de Iniciativa per Catalunya? ¿Cómo alguien ha osado lanzar un ladrillo contra un vidrio, contra uno de sus cristales tan limpios? Además, según dice la prensa de Madrid, alguien echó a perder en una biblioteca pública catalana un libro de Juan Marsé porque no está de acuerdo con la independencia de Catalunya. Dentro de unos días, para determinada prensa, ya serán varios los libros que habrán sido maltratados y más tarde dirán que el independentismo es violentísimo, y que quema grandes cantidades de libros ... como los nazis, claro, en enormes hogueras sacrificiales. Es lo que siempre hemos tenido los catalanistas, odio a los libros. De hecho no sabemos ni leer ni escribir. Este artículo, por poner un caso, lo ha hecho una máquina.

En Madrid hablan de los catalanes “de bien” y de los otros. Incluso de los “buenos catalanes y de los malos”. Serrat es “de bien” y Maria del Mar Bonet no es “de bien”, tú, se ve que esto va así ahora. Hablan del pronunciamiento de Rajoy, de empujar al Gobierno del Estado a hacer lo que tiene que hacer. Que hay que dar un golpe, un golpe, sí señor ... un golpe de autoridad ante la “ausencia testicular del Consejo de Ministros”. Ahora sólo hablan de eso. Ahora estamos llegando a una nueva fase ya que rendirnos se ve que no, que no nos rendimos. Engañarnos no nos engañan y tampoco nos dan miedo alguno. No hay manera de que se desate la violencia incontrolada, ya hablan de ella, ya, ya dicen que sería un pena que pasara, sin embargo, los catalanes hacemos siempre lo contrario de lo que se espera de nosotros. Y la Tieta del Serrat pasa del sobrino, está con las amigas atizándose un suizo y luego se pondrá réflex e irá a alguna concentración con la estelada. (Continuará)