Sería un canto de cisne si no fuera que ya hace tiempo que vamos tirando por inercia, sacando conejos de la chistera. Aferrados a un pasado glorioso, sucumbiendo a la melancolía de glorias pasadas. Esta vez sí, se dicen, e ir repitiendo a cada ocasión el mismo sonsonete, prometiendo una hazaña que no se asienta en nada que no sea la ilusión. Porque asumir la verdad y afrontar el futuro con esta verdad, con los pies en el suelo, es infinitamente más doloroso que seguir construyendo castillos en el aire; una actitud, por otra parte, tan autosatisfecha como improductiva.

Mentre riuen

Dins núvols passatgers

Cada dia més distants

Donde ha habido fuego, siempre queda rescoldo. Y ayer, ante de la tele, pensaba en que aquel Barça que se dejó remontar un 3 en 0 en Liverpool (con un cuarto gol de vergüenza) podría asaltar nuevamente el Bernabéu. Al menos en la primera parte llegué a creer que sí, lo quería creer durante veinte minutos de buen juego y llegadas al área. Aunque ganar fuese un espejismo. Porque este equipo no puede aspirar a nada que no sea los cuartos de final de la Champions. Aunque fuera volver a dar oxígeno a un Bartomeu nuevamente acosado, el mismo que renunció en Liverpol a hacer lo que tocaba: renovar el vestuario y aceptar el paso inexorable del tiempo, como en aquella final ante un Milan que retrató el fin de la era Cruyff.

Ja vençuts,

Esperaran com sempre han fet,

L'aventura d'una nit

De ganar en el Bernabéu, los jugadores habrían prorrogado una Junta cuestionada. El fútbol es así. Como todo en la vida. Una victoria, en el campo del eterno enemigo, habría permitido ganar tiempo a una Directiva agónica y un equipo agotado al que ante el Liverpool ya le deberían haber cantado los responsos. Pero es igual, por una más, olvidaría todas las certezas y penas. Aunque ya era evidente en anteriores y estrepitosos fracasos, también en la Champions, acentuados por un Madrid que batía récords en la misma competición.

Mentre ploren

De ràbia i per amor

A un nom inexistent

El Barça cuenta los últimos años de Champions por categóricas derrotas, eliminados por goleada. Pero la Liga salvaba el año. Antes incluso la Copa para disimular la evidencia palmaria, que la Champions se le ha hecho grande. Ahir Messi falló. Lento ante el veterano Marcelo en la segunda parte. Impreciso delante de Curtois en la primera cuando estrelló la pelota en el cuerpo del portero madridista. El Barça que muerde pero no hace daño, como aquel pobre can que lamenta que ha perdido los dientes. El Barça perdonó en la primera parte y se vio superado por un Madrid más intenso en la segunda. Con un Griezmann que no está, reflejo de un equipo que se aferra a lo que fue.

I així acaben,

Quan ja tot ha passat,

Cremats per la veritat i cridant

Asumir una transición, probablemente en un incierto compás de espera, no conduce a la gloria inmediata. Pero sí prepara el terreno para poder volver a tocar con los dedos el cielo. Y los que quieren volver a ganar, los que de verdad ansían la Champions, saben a ciencia cierta, en su fuero interno, que salir pide volver a empezar sobre bases más sólidas.

Que a vegades,

Quan s'apaga el primer foc,

Pot fer encara més mal