Berta Gol es una estudiante de ESCAC, la escuela de cine, que está trabajando en un documental sobre su abuela, Núria Quintana Ferrer. En la pieza, la señora, de 90 años, escribe a su “querido” Barça para contar su historia. A saber, su padre la llevó a ver los primeros partidos del Barça a los 3 años. Y todavía hoy va a Montjuïc —y seguro que irá al nuevo Camp Nou— a cantar el himno y a animar a los jugadores. Pero no siempre fue así. Núria fue socia hasta los 33 años, justo cuando le tocaba recibir la insignia de plata del club. Pero resulta que su marido la obligó a dejar de ser socia e ir a los partidos, con el argumento de que tenía que cuidar a sus hijas.

“En aquellos tiempos éramos tan dóciles y débiles que tuve que claudicar”, dice. Y, de todas las libertades que le quitó su marido, la que más daño le hizo fue perder en buena parte a su Barça. Ahora, Núria, que todavía tiene una tienda de corsetería y lencería en Gran de Gràcia —y siempre que tiene una excusa pone la bandera del Barça—, ha pedido por carta manuscrita al club la insignia de plata que nunca llegó a recibir por los 25 años de socia. Para ella, resarcirse de esta injusticia era un símbolo de recuperación de su libertad.

Enterado el club de esta injusticia histórica, Núria Quintana Ferrer, aprovechando el cierre del programa de Barça One La llotja del 125, recibió hace unos días en el Palau de la Música, de la mano de la vicepresidenta Helena Fort —y con Jan Laporta mirándolo emocionado— la insignia de los 25 años.

Berta ya tiene el final de su documental, que es lo de menos, y me alegro por ella. Pero sobre todo por Núria, por la señora Quintana, que ya se ve que se hace querer y que la quieren

Si el Barça es todavía més que un club es por estas cosas. Por esta sensibilidad. O por haber apostado por la revolución, tanto social como deportiva, del fútbol femenino. ¿Cuántas niñas se han quedado por el camino soñando con ser futbolistas o, como mínimo, practicando su deporte favorito porque determinamos que era un juego de hombres? Berta ya tiene el final de su documental, que es lo de menos, y me alegro por ella. Pero sobre todo por Núria, por la señora Quintana, que ya se ve que se hace querer y que la quieren.

Y, si no, mirad. He encontrado una entrevista que le hicieron hace pocos años sobre su trabajo en la tienda. Le preguntan "¿qué haces con la competencia, con las grandes franquicias?". "¿Competencia?", responde. "Esta gente tiene todos los sujetadores con relleno para subir el pecho, para jóvenes. Una parte de mis clientas tiene 60, 70, 80 y más años... ¿Cómo quieres que se pongan aquello? Tienen que llevar sujetadores sin varilla y adaptados para ellas. Es un segmento de clientela diferente, del que las franquicias no se ocupan. Yo pienso mucho en estas clientas, en lo que ellas necesitan. Me piden consejo, quieren que pase al probador con ellas y que las aconseje y les diga lo que pienso". Pues eso.