Se acaba de presentar un amplio informe relativo a una faceta tan crítica de nuestra vida cotidiana como es la salud. Se titula "El sector salud en Catalunya" y ha sido elaborado por el Consell de Treball, Econòmic i Social de Catalunya (CTESC), un ente de derecho público que actúa de órgano consultivo y de asesoramiento del Govern de la Generalitat. Vale la pena destacar la transversalidad de la composición de este ente, dado que lo forman representantes de sindicatos, de organizaciones empresariales, de sectores (agrario, marítimo, pesquero y economía social), junto con algunos expertos. Una de las funciones del CTESC es elaborar informes del tipo que me ha parecido oportuno recoger. Se trata de un documento muy extenso (308 páginas), del que extraigo algunos puntos correspondientes a su importancia económica.

El de la salud se considera un sector altamente estratégico no tan solo por el gran volumen de actividad que genera, sino también porque tiene una clara incidencia sobre toda la población de Catalunya y es crítico en un aspecto tan básico como es la cohesión social.

En el informe del CTESC se considera que el sector salud abarca no solo los servicios sanitarios en sí (CAP, hospitales, servicios médicos, etcétera), sino también otras actividades adicionales y periféricas relacionadas con la salud como son farmacia, comercio al por mayor de productos farmacéuticos, servicios sociales (personas mayores, discapacidad, niños...), investigación en salud, instrumentos médicos, seguros de salud, administración pública de salud y equipos médicos. El macrosector definido dentro de este perímetro genera un volumen de valor añadido que supera los 20.000 millones de euros cada año. Es el tercer sector en importancia del conjunto de la economía catalana, representa ni más ni menos que el 9% del PIB catalán.

El sector de la salud da trabajo a 369.000 personas en Catalunya, con un crecimiento espectacular a lo largo de los últimos 20 años

Si se distingue el sector en dos grandes bloques diferenciados, como son Servicios sanitarios propiamente y Resto de salud, uno y otro tienen un peso económico prácticamente idéntico (mitad y mitad) y estable en el tiempo a lo largo del periodo que va del año 2000 hasta el 2020 (el último año con aportación de este tipo de datos en el informe). En el bloque Resto de salud, las actividades más importantes son farmacia (prácticamente 1/3 del bloque), comercio al por mayor de productos farmacéuticos y servicios sociales (algo menos de 1/4 parte del bloque cada una de ellas).

En términos de ocupación, el sector salud da trabajo a 369.000 personas en Catalunya, con un crecimiento espectacular a lo largo de los últimos 20 años: ha ganado 140.000 empleados, es decir, ha crecido un 61%. El peso del sector sobre el conjunto de la ocupación en Catalunya, ha pasado del 7,1% en el año 2000 al 10,9%, con pesos parecidos entre Servicios sanitarios y Resto del sector salud. Por cierto, en este último bloque destaca la gran importancia de los empleados en los servicios sociales (con cerca del 60% total del bloque).

El informe del CTESC recoge un amplísimo detalle de todos los servicios sociales existentes, los cuales tienen una capacidad de cerca de 208.000 plazas, el primero de todos, los servicios para personas mayores (unas 150.000), seguido de servicios para personas con discapacidad (unas 24.000) y servicios a la infancia, adolescencia y juventud (unas 18.000), aparte de otros servicios. Para cada uno, se dan detalles distinguiendo entre tres grandes tipos de operadores: los que son prestados por parte de iniciativa mercantil (es decir, como negocio), los de iniciativa pública y los de iniciativa social.

Lo que gastamos los catalanes en salud es otro de los grandes apartados del informe. En el último año documentado, 2021, el gasto total en salud se cifró en cerca de 21.000 millones de euros. Este registro no ha parado de crecer desde el punto más bajo de la última década (en 2014), con un salto especial en los años 2020 y 2021 con motivo de la pandemia. ¿Y quién paga este gasto? El informe distingue entre el sector público (que se alimenta con las cotizaciones sociales y los impuestos que pagamos) y el privado, o sea, lo que pagamos directamente de nuestros bolsillos. En 2021 el gasto público representó el 71% del total, y el privado el 29% restante. A partir de las ligeras variaciones que se producen de año en año, en números redondos se puede afirmar que el 70% del gasto lo paga el sector público (que en una inmensa mayoría recae sobre la Generalitat) y el 30% el sector privado, que incluye dos grandes conceptos: por una parte, pagos directos de las familias a médicos, clínicas, etcétera por los servicios sanitarios contratados; y por la otra, los seguros vinculados a la salud. En este último punto, hay que tener presente que cerca de una tercera parte de la población catalana cuenta con doble cobertura (pública y privada), un registro que no para de crecer a lo largo de los últimos cinco años.

Las magnitudes que he recogido y el entramado de operadores y de demandas sociales que hay detrás, son una simple cata de un sector de gran dimensión cuantitativa y de gran complejidad. En un próximo artículo trataré algunos aspectos relativos a sus carencias y a los retos de cara al futuro.