Del informe de la UCO a la entrada policial en Ferraz, la legislatura ha estado en permanente zona de peligro por el noqueo de Pedro Sánchez. No ha habido riesgo real de ruptura del bloque, ningún socio se ha planteado la fuga con el PP o una moción instrumental de adelanto electoral. Pero el desgaste es fuerte y la agenda judicial ha tomado las riendas aun con esta semana valle que acaba de ganar el ejecutivo. Las declaraciones de José Luis Ábalos y Koldo García han puesto el escándalo en pausa. Nadie tirará de la manta de momento hasta que otra revelación o nuevo informe de la UCO presione a una de las partes y mueva las confesiones en uno u otro sentido. Y eso puede ocurrir en cualquier momento y hacer saltar el piloto de emergencia de nuevo.

Los incentivos de los socios para mantener el Gobierno se mantienen, pero se eleva el tono a posturas cada vez más duras. En el Congreso y fuera. Tanto por los grupos parlamentarios como en los cuadros intermedios del ejecutivo saben que la respuesta es insuficiente. "La legislatura está muerta", es la sentencia más categórica en boca de Podemos. El resto pide pista de aterrizaje para continuar, al tiempo que parte de socios se recolocan internamente por lo que pueda pasar. Sánchez va a necesitar aterrizar los compromisos antes de la comparecencia del 9 de julio —cita ómnibus, para malestar añadido de los socios—. La reunión entre María Jesús Montero y Ernest Urtasun antes de principios de la próxima semana va en esa línea. 

Mientras el tono sube, las consecuencias del caso Santos Cerdán se materializan. El bloque Sumar se ha resquebrajado antes de lo previsto con la salida de parte de Compromís al Grupo Mixto. La diputada Àgueda Micó se irá con Podemos, BNG, UPN, Coalición Canaria y el diputado José Luis Ábalos. Otro más en la negociación individualizada, en este caso ya al margen de Yolanda Díaz.

Desde el informe de la UCO, Sánchez ya no es el dueño de su tiempo

En el regate corto, Sánchez coge oxígeno con la agenda internacional. La negociación con Mark Rutte es un punto a favor del ejecutivo porque da una salida a otros miembros de la Alianza que rechacen el "compromiso artificial" —en palabras de Sánchez— del 5% del PIB en gasto militar de aquí a 2032. El barro nacional y la respuesta torpe del PP con un comunicado meridiano en sus términos han hecho el resto. Tanto que ha llevado a Rutte a repetir la literalidad del acuerdo y despejar del pacto el techo del 5%: "El hecho es que España cree que puede alcanzar esos objetivos con un gasto equivalente al 2.1% del PIB. Pero la OTAN está absolutamente convencida de que España tendrá que gastar un 3.5% en conjunto". 

Y cuanto peor están las cosas para el gobierno, más le ayuda el PP. En tres días, tres errores de bulto. A Feijóo le basta con colocarse en posición de gobierno y evitar mensajes duros para agrupar a un electorado de centro. Hacerse con el voto de VOX (sólido en cualquier encuesta) pasa por otras lógicas más allá de endurecer el mensaje migratorio. Por eso, cargar contra el salario mínimo, típica medida que no tiene marcha atrás, le saca de ese tablero transversal sin contentar en exceso a los empresarios. Cualquier propuesta que enfrente a los votantes (trabajador versus empresario, mujer conservadora versus liberal) será una equivocación. 

La acusación trumpista de fraude electoral de dos expresidentes, Aznar y Rajoy, y Feijóo, como actual líder del PP, ha sido irresponsable y cala en un electorado cada vez más permeable a la información falsa. "El sistema no está plenamente blindado", dice Feijóo, y remata Ayuso: "Sánchez se va a ir como llegó, con un intento de pucherazo". Tampoco ha estado fino con el gasto en defensa. Llamar “trilero” al presidente por la negociación con Rutte sin aclarar cuál es la postura del PP sobre el techo de gasto militar al 5% no le suma. 

En este valle psicológico, Sánchez abre un margen para salir del bloqueo y definir una relación con los socios que ha entrado en su fase más compleja. Apoyos frágiles pero seguros hasta que vuelva un revolcón del caso Koldo. Tomar las riendas unos días no garantiza estar al mando de la agenda completa. Desde el informe de la UCO, Sánchez ya no es el dueño de su tiempo.