"Una confluencia de gente diversa que trabaja por la independencia de Catalunya" es la forma que Junts tiene de decir que el pasado todavía les paraliza de un modo que les impide adoptar dinámicas de partido tradicional. Hoy por hoy, ERC ofrece una estructura dibujada y un discurso casi sin matices, un producto valioso dentro del mercado político, porque desde esta solidez vende seguridad, la base para que los ciudadanos confíen en ti con el voto. El asunto Dalmases es el ejemplo perfecto de cómo en Junts no hay un núcleo de poder concentrado, sino personalismos fuertes que, durante el exilio y la prisión, se encargaron de sostener el relato de que entraban en política para hacer la independencia. Desde esta provisionalidad prolongada, Junts tiene que batallar con problemas de partido maduro sin querer ejercer internamente como un partido maduro. Con un capital político desgastado por haber sido sinónimo de unos nombres y apellidos concretos, Junts ha sido incapaz de tomar decisiones para integrar mejor el sector borrasista o desintegrarlo de una vez por todas.
Laura Borràs tiene campo para correr y hacer y deshacer como le plazca porque no hay nadie que haya sabido aprovecharse tan bien del delirio del postprocés
Hacerlo ahora, forzar la dimisión de la ejecutiva de Dalmases tres meses después y no haberlo hecho entonces, ha dejado el espacio perfecto para que el escándalo se haya convertido en la salsita de la hipocresía en la que todo el mundo moja pan. Incluso la consellera Tània Verge, que ha puesto a disposición de las diputadas de Junts los recursos y el asesoramiento del Departament d'Igualtat i Feminismes, salvándolas de un monstruo que no sólo está en todas partes sino que ERC también utiliza a su favor cuando le conviene. Es ilusorio pensar que esto de ahora va solo con Junts y que ha pasado porque son unos machistas. El machismo y la intimidación son las herramientas que utilizó Dalmases para ejercer las coacciones con las que funciona todo el país, con las que se dicta qué se puede escribir y qué no, qué se puede preguntar y qué no. Y funciona, porque muchas veces es un intercambio de favores.
Borràs es una supuesta garantía de votos a corto plazo que pospone todos los debates que un partido como toca tendría que tener para adquirir solidez ideológica y estructural
En un partido que es un corral de pollos sin cabeza y que cree que demasiado orden apesta a Convergència, Laura Borràs tiene campo para correr y hacer y deshacer como le plazca. Incluso ahora, que su caballero está herido. Tiene campo y tiene gente, porque no hay nadie que haya sabido aprovecharse tan bien del delirio del postprocés, sobre todo el de las personas mayores, como la expresidenta del Parlament. Cada vídeo en que se da un baño de masas con los colgados habituales sirve de excusa a Junts para no tener que mirarla a los ojos, para convencerse de que, a pesar de las declaraciones fuera de lugar y el proceso por corrupción, todavía les sale a cuenta que esté. Borràs es en Junts un parche, una supuesta garantía de votos a corto plazo que pospone todos los debates que un partido como toca tendría que tener para desprenderse del aura de olla de grillos y adquirir la solidez ideológica y estructural que le falta.
Les pasa con Dalmases y les pasará con cualquier cosa que requiera tomar decisiones para alcanzar unos objetivos que no se han preocupado en establecer
No se equivoca del todo Carles Campuzano cuando dice que "la retórica vacía es una enfermedad infantil". Se equivoca en la parte de la enfermedad, claro está, y en utilizarlo contra Junts como si en ERC estuvieran exentos, sobre todo después del despropósito de la "Catalunya entera". La actitud de Junts es infantil porque desde el principio se han creído que con llamarse independentistas bastaba para merecer los votos independentistas —y para merecer la independencia—. Ahora que todo ha caído por su propio peso y sin haber puesto ni una pizca de esfuerzo para afrontar un debate ideológico de partido normal, se han quedado desnudos. Les pasa con Dalmases y con Borràs, les ha pasado con la salida del Govern, y les pasará con cualquier cosa que requiera tomar decisiones para alcanzar unos objetivos que no se han preocupado en establecer. Como siempre, la mejor manera de orientarse es ponerse a trabajar.