La derecha y la extrema derecha española ha resucitado el instrumento autodenominado Sociedad Civil Catalana para convocar una manifestación contra la amnistía llamando específicamente a participar a los españoles que no viven en el Principado. Es una evidente provocación que pretende desestabilizar las negociaciones previas a la investidura de Pedro Sánchez con algún descalabro.

Sociedad Civil Catalana nunca ha sido una sociedad, ni civil y menos catalana. Fue el instrumento organizado por el Estado y financiado obligadamente por las empresas del IBEX para contrarrestar la movilización de cientos de entidades y asociaciones grandes y pequeñas en todo el territorio en defensa del derecho a decidir de los catalanes. Y su modus operandi, coordinado con los partidos unionistas, la policía y el poder judicial, siempre ha sido la provocación.

La manifestación de hoy se presenta como la reivindicación de Catalunya como una propiedad española y pretende provocar un descalabro que haga tambalear las negociaciones de la investidura

El objetivo era que el movimiento soberanista reaccionara entrando en una deriva agresiva y violenta que justificara la represión. Una de las evidencias fue la irrupción judicial y policial en la Conselleria de Economia aquel 20 de septiembre de 2017, cuando la Guardia Civil dejó al alcance de los manifestantes un coche abierto y cargado de armamento. Nadie cayó en la trampa, pero ahora vuelven a intentarlo porque una desestabilización bien planificada tiene muchas posibilidades de interrumpir la articulación de la mayoría parlamentaria que debe investir presidente a Pedro Sánchez.

Obsérvese que la situación no puede ser más insólita. Aún no ha pasado nada y ya se han pronunciado contra la amnistía y en consecuencia contra un eventual gobierno de Pedro Sánchez la cúpula del Poder Judicial, la asociación de fiscales, todos los sindicatos policiales, la patronal española...solo faltan los militares y mejor no preguntar. ¡¡¡¡Es el Estado contra el Gobierno y contra la mayoría parlamentaria!!!!

En estas circunstancias cualquier chispa provocará el incendio. El líder de Vox, Santiago Abascal, ya avisó desde la tribuna del Congreso de los Diputados: “La amnistía es un ataque, una agresión de la que el pueblo español tiene el derecho y el deber de defenderse. Y lo hará. Luego no vengan lloriqueando”. Una auténtica invitación a medidas extraparlamentarias que en otros tiempos iban precedidas de lo que se llamaba ruido de sables.

Aún no ha pasado nada y ya se han pronunciado con hostilidad contra Pedro Sánchez la cúpula del Poder Judicial, la asociación de fiscales, todos los sindicatos policiales, la patronal española...solo faltan los militares y mejor no preguntar. ¡¡¡¡Es el Estado contra el Gobierno y contra la mayoría parlamentaria!!!

Así que lo importante de la manifestación de hoy no será el número de asistentes, sino los efectos de la agitación en Cataluña y fuera de Cataluña. Dada la falta de apoyos autóctonos, los organizadores pretenden un desplazamiento de españoles a Cataluña para reivindicar su propiedad del territorio catalán. Como suele ocurrir, lo explicita mejor que nadie la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso: “Estaremos en Barcelona, en casa”. Es la concepción unívoca propia de un ejército invasor reclamando su derecho de conquista.

La concepción de la españolidad de Cataluña como derecho de conquista ha sido a lo largo de la historia la constante psicológica en la defensa de la unidad de España. Y siempre se ha utilizado como pretexto para legitimar cualquier ofensiva militar o política y perpetuar los intereses de la casta dominante. A menudo, los conflictos han tenido un origen social, de lucha de clases, pero el argumento del militarismo español para imponer su autoridad siempre ha sido la unidad de España o el antiseparatismo. Así fue con el golpe de Estado del general Pavía contra la primera República, con la dictadura de Primo de Rivera, aunque fue bienvenida por los grandes propietarios y la patronal catalana, y por supuesto con la rebelión militar del general Franco, autoerigido en generalísimo de un autollamado Ejército Nacional. Es la forma de deslegitimar como no-nacional cualquier alternativa de poder.

Ahora, los herederos de esa España unívoca están determinados a mantener el asedio. No hay que olvidar además que cuando el conflicto catalán está más vivo, el PP gana y el PSOE, pierde. Y viceversa, cuando el PSOE rectifica su error, se desmarca de la derecha y procura desactivar el conflicto, el PSOE vuelve a ganar (gracias al PSC) y el PP vuelve a perder.

La concepción de la españolidad de Catalunya como derecho de conquista ha sido a lo largo de la historia la constante psicológica en la defensa de la unidad de España

Los estrategas del Partido Popular descubrieron que exacerbando el conflicto con Catalunya, el PSOE entraba en crisis y el PSC se hundía y no podía proporcionar al PSOE los diputados que le faltaban para la mayoría. Los socialistas cayeron en la trampa ya durante el debate del Estatut y al dejarse arrastrar por el discurso anticatalán de la derecha, perdieron en España y en Catalunya, les superó Ciudadanos hasta dejarles arrinconados. Cuando Pedro Sánchez hace de la necesidad virtud, cambia de estrategia, busca el apoyo de los grupos catalanes para la moción de censura a Rajoy y llega a acuerdos para las subsiguientes investiduras, el PSC vuelve a ganar holgadamente las elecciones en Catalunya y Sánchez vuelve a estar en condiciones siquiera aritméticas de ser investido nuevamente presidente del Gobierno.

Esta ecuación es la que quieren dinamitar ahora PP, Vox y buena parte del deep state. Y atentos, porque la inestabilidad política siempre ha sido la táctica y el pretexto previo a la imposición autoritaria de quienes se consideran predestinados, en tanto que propietarios, a dirigir el Estado. La programación está calculada e irá in crescendo: Manifestación el 24 de septiembre en Madrid, manifestación hoy en Barcelona, nueva manifestación el 29 de octubre en Madrid, escalada de pronunciamientos contra la amnistía de parlamentos autonómicos y ayuntamientos gobernados por la derecha. Agitación y propaganda de intelectuales y juristas afines... El ruido será o no será de sables pero será ensordecedor.