La batalla judicial de Oriol Junqueras hizo posible que, hoy, Puigdemont, Comín y Ponsatí sean eurodiputados. Eso es así, otra cosa es que se quiera aceptar. Fue él, sí, él, y sólo él (con la ayuda inestimable de su abogado, Andreu van den Eynde) que con su tenacidad y sacrificio (la prisión de Junqueras) consiguió la primera victoria judicial más allá de la propaganda.

La falta de generosidad de Waterloo nunca lo ha querido reconocer. Es la prueba del algodón de una actitud tirando a egocéntrica que no ayuda a conciliar los ánimos y a compartir algún tipo de estrategia plausible. Desagradecidos y con el paso cambiado, llegaron a inventarse una alternativa a la "doctrina Junqueras" asentada por el TJUE, la llamaban "doctrina Mussotto". Todo por la negativa a admitir que fue una resolución judicial a favor de Junqueras la que permitió no a él, pero sí a los eurodiputados exiliados, el reconocimiento de su inmunidad.

Ahora, cuando sí que parece que el indulto toma forma, la artillería del #NoSurrender ha vuelto a emprender la enésima caza de brujas contra Junqueras. La intención que se vislumbra no puede ser más ruin, seguir ―aferrados al cuanto peor, mejor― con la campaña contra el líder republicano. Una campaña que parece no tener fin.

O el mundo indepe que no es esclavo del purismo reaccionario se activa y dice basta a esta espiral infinita de populismo, demagogia y cobardía, o no saldremos adelante

La cantidad de soflamas incendiarias que se escuchan a través de las redes, pero también en televisión, es la evidencia más notable de la fe de los conversos, de los que predican el pocos y puros y emprenden campañas de linchamiento salvajes empujados por una rabia congénita que ya no es que sea de sumar cero, es que resta y lastra el crecimiento del independentismo y su plenitud.

O el mundo indepe que no es esclavo del purismo reaccionario se activa y dice basta a esta espiral infinita de populismo, demagogia y cobardía, o no saldremos adelante. Y será inviable reanudar un camino y dejar de mirar atrás como nostálgicos y noctámbulos que viven en la impotencia y la frustración permanentes. El maximalismo ajado sólo lleva al fracaso.

Oriol Junqueras ha estado sobre todo valiente con la publicación de su artículo "Mirando al futuro". Valiente y atrevido, asumiendo el desgaste en beneficio de todos los encarcelados y asentando un nuevo precedente, el indulto, que lejos de ser una renuncia, sería una modesta (o no) pero seguro que feliz victoria.

Junqueras es como el sindicalista que ha hecho huelga y que no ha conseguido el cien por cien de los anhelos compartidos. Pero sí una parte de estos de los que se beneficiarán todas las presas y presos. Por eso Junqueras es un líder, porque sabe cargarse a sus espaldas la responsabilidad de verbalizar por enésima vez públicamente aquello que todos los demás dicen en privado. Junqueras demuestra ser un gigante, que no se esconde, que da pasos con determinación, que no huye ni se refugia en maximalismos esperando recoger frutos con el sacrificio de los otros.

La estrella del norte, guía y faro en la confusión y la tormenta.