Sábado 13 de abril. Pasaban pocos minutos de las seis de la tarde cuando de repente Catalunya Informació daba la repentina noticia: nos acababa de dejar la querida Neus Català. Conducía hacia Tortosa, donde había quedado con Marc March, miembro de la asociación de Amics i Amigues de l’Ebre, para participar en la jornada de memoria histórica en recuerdo de los bombardeos de la Legión Cóndor en varias poblaciones valencianas. Inmediatamente, después de parar el coche en el arcén de la carretera, llamé a Aureli Villalbí, enfermero de la residencia de los Guiamets (Priorat) y amigo de Neus Català. Rápidamente, contestó a la llamada, también había escuchado la noticia. La luz de Neus se había apagado a los 103 años, y lo había hecho al lado de sus hijos, familiares y amigos, en paz y tranquilidad, rodeada de la gente que quería y en su Guiamets, el pueblo que la vio nacer y crecer, y también irse al exilio, de donde años después volvió para reencontrarse con su pueblo, de donde ya nunca más se ha separado.

Neus nació en Els Guiamets, un 15 de junio de 1915. Hija de campesinos, vio como la ilusión de estudiar enfermería quedaba truncada con el estallido de la Guerra Civil, hecho que la obligó a coger el camino del exilio hacia Francia como consecuencia de la entrada de las tropas franquistas en Barcelona. Neus llevaba la lucha en el ADN y así lo hizo al lado de la Resistencia Francesa combatiendo contra los nazis el intento de ocupar el país. El 11 de noviembre de 1943, ella y su marido fueron detenidos y, después de estar en varias prisiones del país, el 3 de febrero de 1944 ella ingresaba en el campo de concentración de Ravensbrück (Alemania), donde le intentaron robar la vida y la dignidad con la imposición de un número, el 27354. No lo consiguieron.

Neus plantó cara a los nazis, nunca bajó la mirada a sus órdenes, nunca lloró. Resistió el infierno de aquel campo de concentración, donde el horror y la muerte estaban presentes cada minuto, cada segundo y del que 92.000 compañeras no salieron. Ella resistió las torturas, los trabajos forzados y todo aquello que os podáis imaginar capaz de eliminar la dignidad de una persona, hasta que el 5 de mayo de 1945 fue liberada.

Neus ha sido la última superviviente catalana de los campos de concentración nazis. Neus Català, para siempre, significará los valores de la lucha republicana y el antifascismo. La lucha contra el absolutismo y el totalitarismo. Ella se prometió no olvidar la lucha de aquellas compañeras que no sobrevivieron al horror del nazismo y así dedicó parte de su vida a la lucha contra el olvido, a dignificar a cada una de aquellas mujeres, a dar la vida por la libertad.

Nos has enseñado los valores de la fraternidad universal, la justicia social y la memoria como remedio contra el olvido, y cuál es el camino para hacer imposible que el fascismo vuelva a ganar 

Tuve la oportunidad de conocer a Neus el año 2016, gracias a un grupo de amigos y amigas de la comarca de la Ribera d’Ebre que, un buen día, me comentaron si quería participar en la fiesta que le habían preparado por su 101º cumpleaños. Recuerdo, perfectamente, la llamada de Aureli sobre el mes de mayo del 2016. Aureli fue uno de los impulsores del reconocimiento y celebración del 100 cumpleaños de Neus Català. Recuerdo que, aquella mañana del 15 de junio, nos encontramos todos en el patio de la residencia, bajo la sombra de las moreras que nos ayudaban a pasar el calor del inicio del verano. La música del acordeón de Toni de Miravet sonaba entrelazada con la voz de los poemas de Francesc de Ginestar, que atraían la fija mirada de Neus mientras sonreía, cantaba y levantaba el puño al cielo. Tampoco faltaba Ignasi de Móra la Nova con la inseparable cámara de fotos y las emotivas palabras de Conxita y de Francesc Xavier, alcaldesa de Ginestar y alcalde de Móra la Nova, respectivamente. Una jornada que acababa con Neus soplando las velas del pastel y el brindis con el resto de residentes y cuidadores de la residencia.

Y así lo repetimos los últimos 2 años. Unos actos sencillos, pero muy emotivos, que ahora ya ocupan nuestro recuerdo. Recuerdo que el año pasado, cuando celebrábamos el 103º, cuando sonaba la última pieza del repertorio con la Estaca de Lluís Llach como colofón y ante la admiración de todo el mundo, Neus se añadió a cantar la vuelta: “...segur que tomba, tomba, tomba i ens podrem alliberar!”.

Hoy en Móra la Nova, en el emotivo acto de despedida, te hemos visto por última vez. Te hemos visto entrar envuelta con la bandera de la República que tanto amabas, mientras sonaba el himno de Riego, hasta el último momento empapada de los valores de la lucha, la fraternidad y la República. Hoy entre lágrimas, recuerdo, emoción y reconocimiento te hemos dicho adiós. Un adiós que es un hasta siempre, porque tú nunca, nunca, nunca dejarás de estar en nuestra memoria. Nos has enseñado los valores de la fraternidad universal, la justicia social y la memoria como remedio contra el olvido, y cuál es el camino para hacer imposible que el fascismo vuelva a ganar.

Neus Català es el símbolo de la vida, de la democracia y de la justicia, la imagen de la lucha incansable por la igualdad de hombres y mujeres, de la lucha por los derechos políticos y sociales. Un símbolo de la libertad y la valentía. De tu lucha haremos nuestra fuerza para no olvidar, para persistir, para no rendirnos, para ganar y para ser libres.

Los amigos y amigas de Neus Català seguiremos recordándola cada año, fieles a la cita del 15 de junio, para siempre, para la eternidad. Y acabo con la frase que ocupa una de las calles que le ha dedicado la población de Ginestar: “No puc ni vull oblidar!”.