Gernika, 29 de septiembre. Llegaba a primera hora. La ciudad símbolo de la paz y la reconciliación, representada por el roble, sinónimo de las libertades del País Vasco. A cada paso, una persona y con cada persona, un lazo amarillo en la solapa. El reconocimiento y la solidaridad del pueblo vasco nos recuerda que el 1 de octubre votamos y ganamos.

Y es por este motivo que estuve —como representante de la Assemblea Nacional Catalana— para asistir al acto organizado por los amigos de Gure Esku Dago, la plataforma cívica que trabaja por el proceso político vasco y el derecho de autodeterminación.

El acto empezaba en el aparcamiento de la antigua fábrica de armas Astra, ahora reconvertida en un centro cultural. En el suelo, dibujado en los 5.000 m2 del asfalto, el famoso cuadro Guernika de Picasso. Miles y miles de personas teñían de amarillo el acto con esteladas e ikurriñas. Manos cogidas. La hermandad de vascos y catalanes recordándonos que no estamos solos. Que el pueblo vasco está a nuestro lado para reivindicar las luchas de los diferentes pueblos del mundo por la soberanía y la democracia.

"La autodeterminación nunca puede ser un delito. Tampoco votar. La autodeterminación es un derecho universal e internacional reconocido en el Tratado Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que el estado español también firmó y que ahora viola de manera flagrante, como también los derechos humanos", estas fueron mis palabras.

En el escenario, Angel Oiarbide, portavoz de la entidad. Emocionado recordaba que el 1 de octubre del 2017, miles de ciudadanos vascos estuvieron en los colegios electorales catalanes como testigos y que nunca olvidarán lo que vieron: la determinación de los ciudadanos catalanes, el valor, la ilusión por votar y la capacidad de afrontar el odio generado por la violencia. Palabras de libertad hacia los presos y exiliados y palabras para caminar juntos hacia un futuro que será mejor si lo construimos sobre la base de la solidaridad de los pueblos.

"Hemos llegado más lejos que nunca por nuestra manera de hacer, serena, pacífica y democrática. En una República para todo el mundo no hay lugar para la violencia, venga de donde venga", nos recuerda Jordi Cuixart

En la pantalla gigante, imágenes de la brutalidad y violencia policial que intentaron impedir el referéndum, mientras se escuchaba la voz fuerte y tenaz del president Puigdemont, la presidenta Forcadell y el vicepresident Junqueras. Palabras llenas de coraje y determinación pronunciadas en el acto final de la avenida Maria Cristina, unos pocos días antes del 1 de octubre.

Y os tengo que decir que los pelos me querían salir de la piel. Las lágrimas me invadían los ojos. El corazón en la garganta. No pude contener la emoción, de inicio a fin. Miles de personas cantando los Segadors y la Estaca. Gritos de "Libertad presos políticos". Y es que allí fue donde me di cuenta de que votamos y ganamos. El final de mucho y el inicio de todo. Abrazos entre hermanos clausuraron el acto con palabras como lo conseguiremos.

El octubre nunca más olerá a otoño o a humedad. Nunca más veremos como caen las hojas perennes de los árboles de hayedos profundos. El octubre del president Companys ahora también huele a victoria. El mes del alzamiento democrático ante la represión en las urnas. El mes que para siempre recordará que el pueblo resistió ante las porras encarnizadas.

Una jornada reivindicativa, pacífica y democrática, los valores que representan el movimiento independentista. Carreteras cortadas y vías de tren paradas. Una jornada de banderas españolas descolgadas y miles de estudiantes universitarios en la calle. Una jornada que culminaba con más de 200.000 personas en el centro de Barcelona, con civismo y cánticos: "Somos República", "Libertad presos políticos" o "Las calles serán siempre nuestras". Centenares y centenares de actos por todo el país. El espíritu del 1 de octubre. Transversalidad y pluralidad.

A nadie representa la minoría que decidió coger la justicia por su mano en las puertas del Parlament de Catalunya. Así no. Unidad de acción y estrategia para afrontar el futuro.

Continuamos más unidos, más abrazados y más conjurados que nunca. Desde la sinceridad y desde la voluntad de seguir avanzando, como movimiento y como país.

"Hemos llegado más lejos que nunca por nuestra manera de hacer, serena, pacífica y democrática. En una República para todo el mundo no hay lugar para la violencia, venga de donde venga", nos recuerda Jordi Cuixart.

Ahora, el día 1 ha dejado paso al día 3 de octubre. Recordémoslo. Recordemos que fuimos capaces de parar todo un país por un solo motivo.