La reciente elección de la juntaire Laura Borràs es un paso más hacia el jugadamestrisme mágico. A falta de proyecto político y en búsqueda permanente de una ideología concreta, giro hacia el extremismo, hacia la confrontación cainita dentro del independentismo. Decía Quim Forn, en Catalunya Ràdio, que algunas personas se tendrían que apartar de la primera línea por su actitud tan contraproducente para la unidad estratégica del independentismo. La elección de Borràs sólo acentúa hasta el paroxismo la confrontación fratricida. La única estrategia de Borràs para ganar las elecciones autonómicas ha sido, es y será atizar el mal rollo puertas adentro. Por sus actos los conoceréis y Borràs en este ámbito ha sobresalido.

Pero al mismo tiempo es el rostro de la simulación. Es la única candidata nítidamente independentista que no pierde nunca la oportunidad para fotografiarse con el monarca Felipe VI. Uno y otro día. Es la única candidata que acompaña la estrategia impertérrita de la multitud de pactos que Junts per Catalunya ha ejecutado con el PSC en el triste papel de muleta. Desde la Diputación de Barcelona a la mayoría de consejos comarcales, pasando por el degoteo de mociones en los municipios catalanes. El último, Masquefa. Y los que vendrán. Nunca nadie ha hecho de las alianzas con el PSC tanto su razón de ser en el conjunto de la región metropolitana de Barcelona. Un papel bien triste, por cierto. Por no hablar del papel de los juntaires ante la acusación ejercida por la Generalitat contra manifestantes. Un día les dicen apretad, para al día siguiente enviar a los antidisturbios y en última instancia el Govern ejerce de acusación.

Mientras Ciudadanos y Vox estiran la sociedad catalana por un lado, ella lo hace por el otro. Es la consumación de la política aznarista que se retroalimenta de extremo a extremo

Es la candidata que con diferencia más tiempo dedica al Twitter y que más crispación genera. Predica unidad y la combate cada día. Discurso esencialista y prédica de caza de brujas. Sus seguidores se cuentan entre los más fanáticos, los que más tiempo dedican al insulto gratuito y con el populismo como su única ideología. Amén de su coincidencia táctica con los partidos de la derecha españolista y de la extrema derecha. Mientras Ciudadanos y Vox estiran la sociedad catalana por un lado, ella lo hace por el otro. Es la consumación de la política aznarista que se retroalimenta de extremo a extremo.

El libro de las hermanas Bassa retrata a la perfección el momento cuando cuentan su repentina irrupción en la prisión para hacerse una foto y largarse. Oportunismo entre codazos y empujones para salir a primera línea. La candidata que quería ser nombrada portavoz del ejecutivo catalán con la única finalidad de preparar su lanzamiento político patrocinado por Torra.

Borràs personifica como nadie los fuegos artificiales y el cuanto peor, mejor. Y una premonición, si de ellos depende, no habrá nuevo Govern. Nunca investirán a ningún independentista que no sea de ellos mismos. Porque sólo ellos son lo bastante puros. Borràs es la garantía de una repetición electoral si no es que acaba por ponerse de acuerdo con el PSC. Visto que si lo están haciendo en media Catalunya, no sería nada raro que lo acabaran haciendo, y por los mismos motivos, en el Govern de la Generalitat.

Y resulta que Laura Borràs será ya en poco más de un año la tercera vez que lidera la lista de Junts. Antes con el PDeCAT. Ahora ya sin estos. Veremos cuál es la próxima purga. Gasolina al fuego.