Después de largas semanas, vuelvo a casa, al norte de las Terres de l’Ebre. El verde de la primavera, sin embargo, esconde la cruda realidad para los que trabajan la tierra. El invierno ha sido especialmente duro, un verdadero desastre para los olivos y almendros. La nieve, a menudo sinónimo de bonanza, esta vez ha resultado todo lo contrario. Depositada en los árboles se ha convertido en una auténtica pesadilla para los campesinos. Ramas rotas, olivos centenarios destrozados y una cosecha que será un desastre. Poda intensa, hogueras inmensas y sudor en la frente. Mucho sudor. Currar de verdad, para los que no sepan de qué va la cosa. Y si a todo eso le suman que vamos camino de los dos años del incendio de la Ribera d'Ebre, que arrasó centenares de hectáreas, el panorama de futuro de esta tierra no es, precisamente, esperanzador, por decirlo de una manera fina.

Esta es la realidad que yo conozco, la emergencia y la urgencia del sector. Esta es la realidad que vivimos en casa, la que me toca de cerca y la que, sobre todo, me preocupa. Trabajo y esfuerzo para nada. Proyectos de futuro e ilusiones segadas de cuajo sin ningún miramiento. Los golpes que te da la vida. Sólo queda levantarse y mirar adelante. Una realidad que se extrapola al resto del país con la emergencia social y económica causada por los efectos de la maldita pandemia. El jaque mate para muchos sectores y centenares de miles de personas al borde del precipicio. Lo conocen de sobras.

Y aquí está el tema. Nos ponen las urnas en medio de la pandemia. Lo aceptamos, votamos y el independentismo obtiene los mejores resultados de la historia. ¿Qué más les hace falta a nuestros políticos? Tenemos muchos motivos para exigirles que se pongan de acuerdo. La emergencia del país es real y si no la conocen lo suficiente, vengan. Vengan y vean cómo sufre la gente. Arremánguense, cojan la azada y comprueben lo que cuesta poner un plato caliente en la mesa o lo que cuesta hacer frente a los préstamos, a la hipoteca o a los recibos comunes. Tener los pies en el suelo se dice, lejos de los delirios mostrados por algunos. Auténticos irresponsables.

El país necesita un gobierno fuerte y estable con urgencia. Gobernar, gobernar y gobernar. Trabajar, trabajar y trabajar

Y todo eso no quiere decir que la gente renuncie ni una pizca al anhelo de independencia de Catalunya, al contrario, es la solución. Pero durante el mientras tanto, no olviden, no prioricen y hagan el favor de afrontarlo por igual. Los ciudadanos tenemos un derecho que es exigir que tengamos unos buenos gobernantes y que estos trabajen para dar una vida mejor a la ciudadanía. ¿A qué esperan?

Nadie entiende lo que está pasando en la política catalana. En Madrid se friegan las manos. Hagan el favor de ser responsables. Hagan las reuniones que hagan falta. Hablen, negocien y no nos vengan con cuentos de que no han tenido suficiente tiempo. Y sean dignos de las instituciones que representan y el cargo que ocupan. Hagan los esfuerzos que hagan falta.

¿Y por qué hay que esperar dos meses más cuando la cosa ya podía haber quedado finiquitada ayer mismo? El país necesita un gobierno fuerte y estable con urgencia. Gobernar, gobernar y gobernar. Trabajar, trabajar y trabajar. Aprobar las leyes y los decretos que sean necesarios para hacer frente a la emergencia social, sanitaria y económica. Gestionar los fondos europeos de la mejor manera. Reconstrucción transformadora del país desde la izquierda.

Construir una Generalitat republicana tiene que ser sinónimo de mejorar la vida de la gente. El independentismo para hacer justicia social. Y recuerden que sin progreso social no hay progreso nacional. Y sin progreso nacional no hay progreso social.

Como dijo Oriol Junqueras durante el debate de investidura del president Artur Mas el año 2012 (en el que, precisamente, los republicanos votaron a favor): "A pesar de las diferencias, siempre hemos sido capaces de construir acuerdos. Y cuando nos hemos puesto de acuerdo, el país ha avanzado". Saben que no hay alternativa, que Pere Aragonès sea investido como el 132.º president de la Generalitat de Catalunya. Responsabilidad y acuerdo. Y cuanto antes, mejor.