La última disputa entre los miembros del Govern para ver quién asiste a la "mesa de diálogo y negociación" rezuma la enésima muestra de deslealtad entre los socios. La verdad es que no hay por dónde cogerlo, a no ser que el interés de unos contra los otros sólo sea desgastar y recuperar la hegemonía perdida en las urnas. Queda demostrado que la "confrontación inteligente" no era contra el Estado, sino contra sus socios de gobierno.

El permanente sabotaje a la conquista que representaba la llamada "mesa de diálogo" sólo se explica por una inercia compulsiva que quiere dinamitar cualquier consenso o estrategia plausible. Es partidismo, tacticismo y no tiene ninguna otra pretensión que erosionar la presidencia de la Generalitat y los socios de gobierno.

Cuando desde el anuncio de la reactivación de la mesa te pasas veinticuatro horas rebajando las expectativas, pero después exiges la presencia de miembros del partido que no forman parte del Govern, quizás no les tendría que sorprender el colpe de autoridad y giro de timón de Pere Aragonès.

Siempre, en todo momento, la única verdadera voluntad ha sido dinamitar la mesa. Primero, con acusaciones con más mala fe que infantiles sobre una presunta traición. Después, poniendo en cuestión el mismo diálogo o aprovechando cualquier excusa para liquidarla antes de empezar. Hace cuatro días exigían la presencia del presidente Sánchez bajo pena de excomulgar la mesa y sus integrantes. Hasta el último momento han hecho todo lo posible para obstaculizar haciendo así el trabajo sucio a los sectores más reaccionarios del PSOE y al conjunto de la derecha.

¿Tanto cuesta de entender que en una mesa de negociación del conflicto político entre Catalunya y España quien tiene que asistir son los representados de ambos gobiernos? 

Son el ejemplo sublime del perro del hortelano, ni comen ni dejan comer. El president Aragonès no puede dejar pasar la enésima deslealtad que sólo gusta al "gol sur" mientras provoca el desconcierto y la vergüenza del resto del país.

¿Tanto cuesta de entender que en una mesa de negociación del conflicto político entre Catalunya y España quien tiene que asistir son los representados de ambos gobiernos? Y con la máxima representación institucional. Es el país y no el partido. Y con lealtad.

Los republicanos tienen que empezar a considerar si con estos compañeros de viaje se puede llegar a Ítaca o sólo a arrastrarse por el barro como si se tratara de una vergonzosa lucha que no tiene ninguna otra pretensión que llevar el Govern por el mal camino. "Haga la independencia", decían. Quizás nos tendríamos que conformar con que no nos hagan hacer el ridículo a base de ocurrencias, de disparates y de llenarse la boca de exigencias que sean incapaces de materializar ni en los detalles más insignificantes.

Menos excusas y más compromiso con la ciudadanía y el país.