A menudo, tendemos a opinar sobre temas más generalistas y olvidamos los detalles que afectan, también, al territorio. El agosto es por antonomasia un mes inhábil administrativamente, tiempo de vacaciones, descanso –los que pueden tomárselo–, familia y de disfrutar de sitios o lugares donde el día a día te priva de pasar más tiempo. En mi caso, disfrutar del pueblo donde nací y crecí, y de donde siempre seré. Lejos en la distancia, cerca en el corazón.

La herida del fatídico y destructivo incendio que afectó a las comarcas de La Ribera d'Ebre, Les Garrigues y El Segrià del pasado 26 de junio restañó el esfuerzo y la ilusión de miles de personas. Mujeres y hombres que aman la tierra, el territorio y los frutos que da. Pasión por vivir con el trabajo de la tierra y sacar adelante proyectos que te permitan prosperar. Vivir en un entorno y de una manera que acaricia las costumbres y las tradiciones que han ido pasando de padres a hijos. Rebrotar o morir. Decidir qué futuro queremos y podemos tener sin rendirnos, sin bajar la cabeza, siempre adelante.

Estas intensas semanas, he tenido la suerte de compartirlas con un grupo de personas formidables, que aman las Terres de l'Ebre por encima de todo. Rebrotem es la plataforma que nació justo cuando el fuego todavía quemaba de manera descontrolada. Un proyecto que quiere ayudar a rebrotar la tierra y la ilusión de los afectados. La solidaridad de la gente, voluntarios, afectados o, simplemente, personas al servicio de personas. Ayudarnos, querernos, recuperarnos de la fuerte sacudida. Valientes, gente de las Terres de l'Ebre, pero también de El Maresme, de El Lluçanès, de El Baix Camp... ¡de todas partes! Gente comprometida con el territorio y que ha decidido aparcar su vida para ayudar a revertir esta grave situación. La solidaridad entre los pueblos, la capacidad humana de ayudar al más desfavorecido, de salir adelante.

¡El compromiso de los alcaldes y alcaldesas de los pueblos afectados es innegable! Al pie del cañón desde el primer momento y atronador es su trabajo, compromiso y dignidad. Representantes públicos que a estas alturas continúan y continuarán arremangados para hacer lo imposible y recuperar lo que el fuego ha destruido. No será fácil, con un sector primario en evidente regresión, tal como la misma demografía, unos bosques estresados víctimas del cambio climático y un modelo de agricultura y ganadería que necesita un giro por completo.

El pueblo y las instituciones arremangadas, sumando sinergias, en el mismo rumbo y dirección. La política y el país va de eso. Lejos de este ejemplo de lucha –en el mundo tiene que haber sitio para todo el mundo–, la desgracia en La Ribera d'Ebre no sólo ha llegado con el incendio. El 17 de julio de 2019 será recordado por nuestros hijos y nietos. El día que, teóricamente, caducaba una licencia ambiental para construir otro macrovertedero de residuos industriales en la comarca, el de Les Valls, en la población de Riba-roja d'Ebre (Ribera d'Ebre), pues no pasó esto. Todo estaba "atado y bien atado".

El activista ebrense, Àlex de la Guia, uno de los impulsores de Generació #LoRiuÉsVida lo decía bien claro: "Las Terres de l'Ebre generan el 5% de los residuos industriales de Catalunya y tienen dos vertederos industriales (en Tivissa y en Mas de Barberans) mientras que el Camp de Tarragona genera el doble de residuos y tiene la mitad de vertederos: ¿Eso es equilibrio territorial?". Tampoco ha servido de nada "la palabra" del mismo presidente Quim Torra o del conseller de Territorio y Sostenibilidad Damià Calvet para detenerlo.

Mientras nos quede una brizna de fuerza lucharemos por revertirlo, lucharemos por continuar lo que los abuelos nos han enseñado, a amar y a cuidar la tierra, pero, sobre todo, a poder mirar a los ojos de nuestros hijos con dignidad

La Ribera d'Ebre es de una riqueza natural y de un entorno paisajístico formidable y no se merece el enésimo agravio por el capricho de algunos. Atravesada por el río Ebro, la comarca tiene una idiosincrasia diferente a las comarcas vecinas –El Priorat, La Terra Alta, El Segrià y Les Garrigues–, el equilibrio entre el tejido industrial y el sector primario, pero con el agravio descontrolado de ser una comarca gravemente afectada por el negocio de la basura, aunque tenga municipios que son abanderados en reciclaje en el país.

Si miran un poco atrás recordarán las políticas neoliberales de los Pujol y la antigua CiU con el negocio de los vertederos, la más famosa, la construcción del vertedero de Vacamorta, en Cruïlles (Baix Empordà). En el 2014, este vertedero fue sentenciado como ilegal por el Tribunal Supremo. Ahora obliga a la Generalitat a vaciar, limpiar y reparar la zona con una operación que podría sobrepasar los 150 millones de euros. No hay precedentes en el Estado de una operación de esta magnitud. Para que se hagan una idea, la limpieza del desastre medioambiental de Aznalcóllar costó unos 90 millones de euros. ¿Y cuál será el destino de la basura que se tiene que extraer de Vacamorta? La primera opción, trasladarla a la otra punta de Catalunya, a más de 300 kilómetros, en el flamante macrovertedero de residuos industriales de Les Valls de Riba-roja d'Ebre.

El traslado de la porquería al Ebro ha sido un deporte habitual de la antigua CiU. La Ribera d'Ebre ya acoge otro macrovertedero industrial, el de Tivissa, con 24 hectáreas, 3 millones de m3 de capacidad y con una propuesta de ampliación –de momento en trámite– que quiere cuadruplicar su capacidad y que puede superar el de Riba-roja d'Ebre, actualmente, el mayor de Catalunya. El nuevo casino de la basura de Les Valls tiene una capacidad de 6,8 millones de m3 y ocupa 34 hectáreas, con 20 años de funcionamiento previstos y 30 más de control.

Las manifestaciones en el territorio para frenar el proyecto han sido constantes, pero la pillería política todavía lo ha sido más. Algunos intentan hacer rebrotar la tierra, otros piensan con la mierda como proyecto sostenible y el modelo de futuro para La Ribera d'Ebre.

Ya lo ven, la incomprensible e incompatible realidad. La mayoría apuesta por un futuro para la comarca con un modelo de desarrollo económico y social basado en el turismo de calidad, con el aprovechamiento de sus activos históricos, patrimoniales y naturales, y con un sector primario y agroalimentario que ponga en valor los productos y su gran calidad. Por otra parte, una ínfima minoría apuesta por continuar con el negocio de la basura, de continuar siendo los discípulos de un modelo y una política que hace décadas que tendría que estar enterrada.

Mientras nos quede una brizna de fuerza lucharemos por revertirlo, lucharemos por continuar lo que los abuelos nos han enseñado, a amar y a cuidar la tierra, pero, sobre todo, a poder mirar a los ojos de nuestros hijos con dignidad.

#RiberaDigna