Sus cuatro años de mayoría absoluta fueron aprovechados por el PP para construir un muro parlamentario. Lo bastante grueso e impenetrable como para poder aislarse del resto de partidos. En el diccionario pepero, en el espacio que tendría que ocupar la palabra "consenso", hay un hueco. Grande. Inmenso. Cósmico. Infinito. 

Y ahora, cuando se les ha acabado la mayoría absolutísima y se impone otra lógica parlamentaria, denuncian que los otros partidos les hacen el vacío. Siguiendo con la metáfora es como si, una vez has levantado la pared, exclamas: "Señorita, señorita, aquí hay una pared y estos niños malos me han dejado en el otro lado".

Sí, ya sabemos que los partidos que no son el PP, o sea, la actual mayoría de la cámara, aprovecharían una comparecencia de Rajoy para hacer un espectáculo de majorettes, banda de música, la cabra y lo que haga falta. Sobre todo porque se huelen elecciones y cualquier cosa da sabor al caldo, incluso una rueda de tractor. Pero, ¿si hay un gobierno en funciones que se reúne y toma decisiones, más allá de que el reglamento de la cámara sea como un chiclet que se estira a gusto, parecería lógico ir a explicarse, no? Y si no, no las tome. Vaya, que ir le va con el sueldo. 

Pero esta simpática historia tiene más. Mientras el Gobierno se hace suya la famosa frase del poeta, aquella que dice. "¿Comparecer? ¿Pa qué, pa cagal·la?", el Congreso de los Diputados anuncia que lo llevará ante... ¡¡¡el Tribunal Constitucional!!! Señoras y señoreees, con tooodos ustedeees, el número de las contorsionistas chinas con triple mortal acabado con un tirabuzón mirando a Pamplona. IN-SU-PE-RA-BLE!!! O sea, el Parlamento de un país acude al tribunal que interpreta la ley más importante del Estado... ¡¡¡para pedir amparo!!! 

Sin embargo, no se vaya, ahora viene lo mejor. El miércoles de la próxima semana, después de negarse reiteradamente, Mariano Rajoy no tendrá más remedio que ir al Parlamento. ¿A hacer qué? A hablar del último Consejo Europeo donde, simplemente, tomaron una decisión menor consistente en aprobar un acuerdo con Turquía para facturarles (por un precio de remate final) a los refugiados provenientes de Siria. Morralla decisoria a un problema que ni afecta al futuro de la Unión ni nada y del cual Rajoy no pensaba ofrecer ninguna explicación.

¿Qué ha pasado? ¿De dónde brota esta fiebre explicativa del presidente en funciones? (que incluye entrevistas en los medios y solicitudes de reuniones a porrillo). Pues, sabe aquello que siempre se dice de "pasado Semana Santa, nos llamamos y quedamos. Sí, sí, seguro..."?. Pues al PP también le ha pasado la Semana Santa y ve que quizás sí que va de veras eso de las elecciones. Y ha optado por hacer un agujerito en la pared que construyó y que ha mantenido cerrada a cal y canto hasta justo antes de la pasión y muerte (no la suya sino la del Señor). ¿Por si acaso, sabe? 

¿Problema? Si compareces para dar explicaciones de una cumbre, quizás estás demostrando que también habrías de comparecer para dar explicaciones del resto, ¿no?