Pepe Álvarez, en la concentración delante de las sedes de las organizaciones patronales, pronunció un discurso acalorado para invitar a los trabajadores y trabajadoras a olvidarse de la crisis y de los avisos de futuro pesimista que nos llegan y a disfrutar del verano. Dice que "nos lo hemos ganado", "que no nos quiten lo que es nuestro".

Todavía ahora no sé cómo interpretar estas palabras, en términos de verano, ganancias y propiedad, menos todavía en un líder sindical. En todo caso, estoy a favor de que todo el mundo pueda disfrutar del verano, si es que así lo desea. Preferiría, sin embargo, que desde el sindicato —este y otros—, se hicieran proclamas para que los y las trabajadoras pudiéramos disfrutar del máximo de buenas condiciones laborales todos los días del año —incluidas las vacaciones—, ¡por eso de no confundir la lucha!

Para irse de vacaciones sin duda hace falta dinero, pero incluso para hacer vacaciones sin ir a ningún sitio hace falta dinero, porque para vivir, para pasar el día a día en nuestra sociedad hay que pagar casa, agua, luz, comida... 

Quizás eran las vacaciones lo que tenía en mente Álvarez y lo ha confundido con el verano, porque las vacaciones son un derecho básico de las trabajadoras y trabajadores de este país, y de muchos otros, aunque no de todos ni con las mismas condiciones. Ahora bien, incluso en este estado, con el derecho reconocido, para poder tener vacaciones hay que trabajar y no todo el mundo que quiere lo puede hacer. Los hay, además, que se ven obligados a hacer vacaciones forzosas —en épocas del año determinadas, y no sólo en verano— y los hay que, aunque querrían hacerlas, no pueden hacer, y en este último caso no pienso sólo en las y los trabajadores autónomos. Por lo tanto, como pasa con la mayoría de los derechos que tenemos establecidos legalmente, no alcanzan a todo el mundo por igual y aquí los sindicatos tienen todavía mucho trabajo por hacer. Habría entendido, mucho mejor, un discurso en este sentido, porque se supone que la palabra guía la acción y, en cambio, esta proclama parecía poco más que un anuncio de cerveza.

Con respecto a las vacaciones, este "disfrutar del verano" que recomienda el dirigente sindical tiene muchas zonas grises, y ahora no sólo pienso en el cambio climático, ya veremos si no llegaremos a maldecir el verano y nadie lo querrá. Nos hemos hecho un lío entre tener vacaciones e ir de vacaciones. Cuando yo era pequeña, la mayoría de la gente tenía vacaciones —las amas de casa por ejemplo, no—, pero sí muchos y muchas trabajadoras y, evidentemente, los y las que estábamos escolarizados, pero pocos y pocas iban de vacaciones. Ahora parece que no se pueda disfrutar de estos días de fiesta laboral si no se va algún sitio, si no se hace nada especial; se pueda o no.

La misma Confederación Europea de Sindicatos da datos sobre los millones de trabajadores y trabajadoras que no se pueden permitir las vacaciones. Estas cifras son superiores año tras año, y este no será diferente, sólo hay que pensar en cómo está la inflación, aparte de recordar los datos básicos del mercado laboral español, que, a pesar de la reforma aplicada, siguen siendo bastante tristes para los trabajadores y trabajadoras de este país.

Para irse de vacaciones sin duda hace falta dinero, aunque sólo se tenga que pagar el desplazamiento; pero incluso para hacer vacaciones sin ir a ningún sitio o hacer algo extraordinario hace falta dinero, porque para vivir, para pasar el día a día en nuestra sociedad hay que pagar casa, agua, luz, comida... No es una cuestión de ser menos o más materialista, es el mundo que tenemos y los sueldos de los trabajadores y trabajadoras de este país —excepto unos cuantos— cada vez llegan para menos cosas. No sólo las vacaciones, también para necesidades básicas.