Lo más interesante de la moción de censura contra Mariano Rajoy es que la carrera política de este hombre depende de la decisión que tomen dos líderes políticos que él ha encarcelado y enviado al exilio. Efectivamente, que prospere la moción de censura de Pedro Sánchez contra Rajoy depende de lo que ordenen Oriol Junqueras desde Estremera y Carles Puigdemont desde Berlín a los diputados de ERC y del PDeCAT, respectivamente. Quién nos lo iba a decir. “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”, dice la canción de Pedro Navaja, que todo el mundo sabe cómo acaba.

Madrid está que hierve, pero también Barcelona y Bilbao. El lehendakari Urkullu estaba bien decidido a ordenar al grupo parlamentario que lidera Aitor Esteban que optara por la abstención, pensando en los presupuestos que acaba de aprobar el Congreso y que, a falta de la ratificación del Senado, supone un inyección de cientos de millones de euros en Euskadi. Inmediatamente, el PP ha amenazado con no ratificar las cuentas en el Senado, donde tiene mayoría, si los nacionalistas vascos apoyan la censura, pero el PSOE se ha apresurado a garantizar al lehendakari que un gobierno socialista cumplirá el acuerdo presupuestario aunque sea a golpe de decreto. Aún así, Urkullu se mostraba reticente a hacer caer a Rajoy, hasta que sus diputados le han hecho ver que no están dispuestos a pasar como los salvadores de un personaje políticamente tan desacreditado.

Según las fuentes, que no suelen fallar, el acuerdo entre el lehendakari y la cúpula de su partido es que sólo votarán a favor de la censura a Rajoy si el PSOE les garantiza que tiene asegurados los votos de Podemos, de Compromís, de ERC y del PDeCAT. Los de Podemos y de Compromís ya están anunciados desde el minuto cero. Así que según lo que hagan ERC y PDeCAT la moción prosperará o no. De entrada, republicanos y exconvergentes no tenían ninguna ganas de apoyar a un Pedro Sánchez cómplice de la represión del soberanismo, que hace sólo una semana hizo propuestas para endurecer las penas contra los soberanistas. Pero como también pasó en el PNV, nadie está dispuesto a pasar como el salvador de El Gran represor, por lo tanto, la opción también es actuar según lo que haga el PNV.

Sin embargo, las relaciones del PNV con los soberanistas catalanes se ha deteriorado bastante en las últimas semanas con un intercambio de reproches, incluso por escrito, como no se había visto nunca, lo que hace difícil acordar una estrategia conjunta. El diputado de ERC, Gabriel Rufián, ya ha dicho que votar a favor de expulsar Rajoy del poder es "una obligación moral", así que se da por supuesto el voto favorable de los republicanos.

Total, que la cosa está en que el PNV hará lo que haga el PDeCAT y viceversa. Un dato importante es que la moción de censura funciona al revés que el debate de política general. Las intervenciones son de menor a mayor. Esto quiere decir que hablará antes el diputado del PDeCAT, Carles Campuzano, que el líder parlamentario del PNV, Aitor Esteban. Campuzano lleva 22 años en el Congreso, ha intervenido cientos de veces, pero nunca como ahora su discurso generará tanta expectación. ¿Y qué dirá Campuzano? Dirá lo que se ha decidido en la reunión del grupo parlamentario y la dirección del PDeCAT... presidida telemáticamente por el president Carles Puigdemont. ¡¡¡Quién te lo iba a decir, Mariano!!!

Con todo, lo que esta paradoja pone de manifiesto es que la cuestión catalana siempre acaba determinando la política española. De un modo o de otro. Porque también podría pasar que imaginándose a Pedro Sánchez investido presidente con los votos independentistas algunos socialistas apuñalen a su líder en el último momento. Sería la hecatombe, pero no hay que olvidar que quien primero denominó  "Gobierno Frankenstein" a lo que salga de la mayoría que suma la izquierda y los soberanistas fue Alfredo Pérez Rubalcaba.