Por primera vez el Supremo ordena repetir uno de los juicios contra el procés porque los magistrados que intervinieron dejaron “píldoras” en resoluciones anteriores que hacían culpables a los indepes antes de sentarse en el banquillo. Que la justicia española, nada ciega cuando se trata de la unidad de España, haya recibido hostias europeas severas y la perspectiva de un correctivo aún más bestia puede haber influido, díganme mal pensado, en los indultos, la eliminación del delito de sedición o esta decisión del Supremo. Si no, ¿a santo de qué?

Sobre estos cambios, desde hace una semana existe un debate apasionado. Bien, apasionado en la burbuja político-periodística. Fuera de aquí, me parece ver más bien un allá ellos. Pero vamos, que existe un debate sobre la derogación de la sedición, pero sobre todo sobre la redefinición de los desórdenes públicos, que no genera unanimidad. Ni entre independentistas, donde solo la defiende nítidamente ERC, ni entre juristas. Y ha generado inquietud entre los movimientos sociales, por las consecuencias que puede tener para el derecho de manifestación. Y también para el margen de maniobra que seguirán teniendo los jueces a la hora de aplicar la nueva legislación.

Quizás porque son perros escarmentados, la posible reforma del delito de malversación para rebajar las penas de los políticos independentistas juzgados no tiene el consenso entre la mayoría progresista del Congreso

No soy epidemiólogo, que diría un tertuliano, ni jurista, y casi ni periodista, pero sí perro escarmentado y sé que en Madrid hace 500 años que tienen Estado. Y que de hacer leyes saben mucho. Que se lo expliquen a quienes negociaron el Estatut en Madrid. La importancia de una o, de una palabra o de una coma. No es lo mismo "venid a comer, niños", que "venid a comer niños". Ha habido sentenciados a muerte por ese motivo. Ah, y la tendencia de cualquier gobierno no es, precisamente, facilitar la protesta. Ni de los de derechas ni de los supuestamente de izquierdas. Además, cuando se abre un melón, puede salir el tiro por la culata vía jueces rebotados, como ha ocurrido con la ley del sólo sí es sí, con la que varios tribunales han rebajado las condenas a agresores sexuales.

Quizás porque también son perros escarmentados, la posible reforma del delito de malversación para rebajar las penas de los políticos independentistas juzgados —y por juzgar— no tiene el consenso entre la mayoría progresista del Congreso. Hay dudas en EH Bildu, el PNV, Compromís o Más País, pero también dentro de Podemos. El gobierno del PSOE insiste en que quieren que los cambios afecten a los delitos relacionados con el procés y no a cualquier caso de corrupción. Pero claro, puede beneficiar a condenados por malversación en el caso de los ERE como el expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán, a quien la Audiencia de Sevilla ha dado unos días para entrar en prisión. El PSOE es una gran maquinaria de poder. No una ONG.