Catalunya se ha ido a dormir este caluroso martes de junio con unos presupuestos prorrogados. Vaya, que estamos igual que hemos estado otras veces, pero ahora parece que se acabe el mundo.

Atendiendo a la conciliación de la vida laboral, familiar y el "buenas noches hasta mañana, los Lunnis y los niños nos vamos a la cama", pasadas las 23 horas hemos sabido que la CUP presentará la famosa enmienda a la totalidad y que, por lo tanto, no se negociarán unos nuevos presupuestos.

Calles y plazas de ciudades y pueblos totalmente desiertas han sido la imagen de una noche que se ha vivido como si se tratara de una final de la Champions entre el Barça y el Madrid en el Bernabéu. Una final que, esta vez, no ha acabado en empate como es habitual cuando juega la CUP, un hecho muy criticado por algunos seguidores de piedra picada y fieles a las tradiciones más nuestras.

Varios millares de seguidores de los presupuestos se han concentrado en el Tanatorio de la calle Procés gritando a favor del difunto. Uno de los cánticos más coreados por los concentrados ha estado: “No votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios al proceso y/o el derecho a decidir cuándo esté en riesgo la mencionada estabilidad”. Casualmente este es el punto 1 del famoso pacto del Paso al lado con Folre y Papelera de la Historia.

Pero, ¿realmente es tan grave prorrogar los presupuestos? Pues mire, no. Políticamente no. Otro tema es la reordenación y la mejora de partidas sociales que ahora duermen el sueño de los justos (o algo parecido) y, sobre todo, la imagen que se transmite a la gente.

Sin enmienda a la totalidad, es decir, sin abrir el proceso por el cual los presupuestos ya ni se debaten en el pleno del Parlament, se hubiera abierto un camino que, yendo bien, nos habría situado a finales de setiembre-primeros de octubre. ¿Vale la pena sufrir el desgaste político que habría significado a las dos partes ceder, negociar, ahora sí, ahora no, ahora subo, ahora bajo, si en marzo deberíamos (y deberemos) volvernos a poner en el tema para los presupuestos del 2017? No. Insisto, hablo de política.

Repetimos, pues, la jugada de la patada a la lata para correrla unos meses adelante. Aquello de ir chutándola para no tener que enfrentarnos a la realidad de que algún día tendremos que hacer alguna cosa con la lata, aparte de ir dándole patadas.

Faltan tres días para el inicio de la campaña y me temo que quienes, después de esta noche, ha cambiado la cara de preocupación por una sonrisa han sido los convergentes. Quizás esta vez la decisión de los “malos” les será "buena" para movilizar a los suyos y mejorarles un poquito las encuestas. O eso quieren creer.

Vaya, que la decisión que, una vez más, ha dividido a la CUP puede ayudar a dar aire a CDC y, sin duda, refuerza esta equidistancia de Esquerra que tan bien les funciona para presentarse como la centralidad equilibrada.

Políticamente, todos se han ido a dormir contentos.