Los episodios de vetos y cancelaciones en el ámbito cultural promovidos por concejalías municipales después de los pactos de PP y Vox han empezado a tener respuesta por parte de profesionales del mundo de cultura, que han lanzado un manifiesto bajo el lema Stop Censura. El texto, del cual se han hecho eco intérpretes como Aitana Sánchez-Gijón, Alba Flores, Susi Sánchez, Carlos Bardem, Natalia de Molina, Juan Diego Botto, Carolina Yuste, Hugo Silva, Leonor Watling, Leticia Dolera, Anabel Alonso, Emma Suárez, Itziar Castro o Lydia Bosch, además de instituciones como el SGAE o el mismo Teatre Lliure, dice: "las y los profesionales del mundo de la cultura queremos denunciar la vuelta de la censura que está atentando contra la libertad de expresión. Un derecho consolidado social y democráticamente en nuestra Constitución (...) Exigimos la protección de nuestros derechos fundamentales porque sin cultura no hay democracia". También ha dado apoyo el ministro de Cultura, Miquel Iceta, a través de Twitter, con esta última frase: "Sin cultura no hay democracia".

El primer caso de veto ideológico que se conoció después de la constitución de los nuevos ayuntamientos tuvo lugar en Valdemorillo (Madrid), donde la nueva concejala de cultura de Vox canceló la representación teatral de Orlando de Virginia Woolf programada para noviembre porque "el protagonista pasa de ser un hombre a ser una mujer y denuncia las diferencias que eso significa". La concejalía de cultura del municipio cántabro de Bezana, también dirigida por Vox, ha eliminado de su programa cultural la proyección de la película infantil Buzz Lightyear por contener un beso entre dos mujeres. Esta semana también se han conocido dos episodios más de censura sobre una obra de teatro que explica la historia de un maestro republicano fusilado y otra que trata de trastornos alimentarios.

Echo de menos, a pesar de todo, que cuando estos partidos quieren minimizar una lengua tan española como el castellano como es el catalán, eso no merezca ningún manifiesto

Todo eso está muy bien. Y lo suscribo. Echo de menos, a pesar de todo, que cuando estos partidos quieren minimizar una lengua tan española como el castellano como es el catalán, eso no merezca ningún manifiesto. Y he echado de menos apoyo a Josep Valtonyc, exiliado por un caso de censura. Y a Pablo Hasel. Y a Elgio. Con notorias excepciones como Javier Gallego. También he echado de menos que el mundo de la cultura denunciara el "a por ellos", los porrazos del 1 de octubre, la prisión —¡dos años de manera preventiva!— de medio gobierno de la Generalitat o del expresidente del Barça. Con Vox, por cierto, como acusación popular en el juicio del Supremo. O que no se diga nada del exilio de un presidente de la Generalitat, rebajado a "señor" Puigdemont o "ciudadano" Puigdemont.

Todo eso, y más, pasó con el PP y con el PSOE. Sin embargo, claro, ahora viene Vox y corramos todos. El poema de Martin Niemöller está muy gastado (eso de "no protesté porque yo no era judío"), pero es que ni aprendemos ni se me ocurre nada que lo supere. Quizás solo aquella canción tan sutil de aquel otro pastor de nombre Julio Iglesias que dice Tropecé de nuevo cono la misma piedra.