Algunos de los premiados muestran sus galardones al final de la gala / EFE

La gran gala del cine catalán ha empezado con una pésima noticia. Pésima para mí. Son las 10 menos cuarto de la noche, faltan 15 minutos para el inicio, y me dicen que está previsto que la cosa acabe... ¡¡¡A LA UNA DE LA MADRUGADA!!! Falsa alarma (y ahora le hago un spoiler), finalmente acaba cinco minutos antes de las doce y media. Curiosamente, 10 minutos antes, La Vanguardia ya saca ¡¡¡EN PORTADA!!!, cuáles son las películas ganadoras de la noche. En casa a esto lo llamamos clarividencia.

La buena noticia, antes de empezar, es que no hay ninguna crisis institucional por la ausencia de actores negros en los nombramientos.

Mientras espero el inicio reflexiono: si recuperamos a Chenoa como jurado del Oh Happy Day y hoy recuperamos a Rossy de Palma como presentadora de la gala, ¿cuál será el próximo mallorquín (o mallorquina) incrustado a nuestro stablishment? Me muero por saber la respuesta.

Empieza la cosa y el buenas noches dura 7 minutos. Esta manía de no ir al grano. En el escenario hacen un par de bromas y enfocan al público. No ríe. Terrible.

22.15. El primer premio sirve para descubrir que la pareja Figueras-Gorina comentan la gala por TV3. Y, ¿sabe por qué lo descubrimos? Pues porque alguien decide subirles el volumen del micro 15 minutos después de empezar.

22.20. Escuchamos la voz de Rossy de Palma pregrabada y, a la vez, a ella comentándose a sí misma en directo. Problema: no se la oye mucho. En cambio se oyen varías voces por allí en medio, las unas mezcladas con las otras. No entiendo nada. Ni desde el punto de vista auditivo ni tampoco conceptual.

Javier Cámara gana el premio a lo mejor secundario por Truman. El día que la intenté ir a ver, sólo estaba programada en la cartelera de los cines situados donde había existido Piscinas y Deportes, en BCN. Una vez allí, a las 20.20 de la noche, resultó que no la hacían. "¿Dónde has visto la cartelera?", me dijo la chica de la taquilla. "En vuestra web", dije yo. "Pues debe estar equivocada", dijo ella. "No, debe estar no. Lo está. Y la prueba es que no la hacéis", rematé yo. Fue una terrible pérdida de tiempo.

Pero volvemos a la gala. Cuando Rossy de Palma habla en directo me parece que resopla. Como si manifestara cansancio. Quizás es miedo. Quizás recuerda que está en el Fòrum y que cuando, de madrugada, salga del edificio y se encuentre en medio de aquel desierto del cual incluso han huido los zombies, le pasará su vida en "filminas", antes de desaparecer por un agujero negro. Ella y las filminas.

Ah, por cierto, este mismo escenario donde intuimos lo que balbucea Rossy de Palma, es donde el 26 de noviembre del 2014, el entonces presidente Mas dijo por primera vez aquello de los 18 meses e ir marchándose. Desde aquel día han pasado 14 meses. Bueno, no, como para recordarlo, ¿sabe?

22.49. Toca dar el premio a la mejor película de animación. La nominada es Atrapa la bandera. Y ninguna otra. Y gana Atrapa la bandera. Momento apasionante.

En el escenario hacen el tercer presunto gag que se recibe por parte del público con cara de "me aburro" o mirando el móvil. Lo sabemos porque realización tiene la mala suerte de enfocarlos precisamente a ellos y a ellas. A los aburridos, quiero decir.

23.02. Rossy de Palma habla de la película El Rey de la Habana. Y saca un vibrador. De color negro. Y dice que este es el auténtico rey del Habana. Y hace unos chistes que si los hubiera hecho un hombre referidos a una mujer, mañana tendríamos polémica. Y fuerte.

Sale Silvia Pérez Cruz. Para cantar. Y cuando está a punto a punto de hacer la primera nota escuchamos la voz de Rossy de Palma. En primer plano. Pero Rossy no está en el escenario. Y, además, dice una cosa que ya hemos escuchado en un gag anterior. De hecho a lo largo de la gala vamos oyendo de fondo a Rossy de Palma diciendo cosas que ya ha dicho antes. Pero, como que estas galas modernas, ya se sabe, quizás forma parte del espectáculo. O quizás piensan que los gags son tan buenos que con una vez no tenemos bastante para captarlos.

23.29. Momento para el discurso de la presidenta de la Academia, Isona Passola. No lo trae escrito. En casa sufrimos para que no pase como el año pasado, que se le alargó tanto que lo acabó la semana pasada. Y no, lo termina después de las reivindicaciones habituales al presidente y el conseller del ramo.

Recuperamos Rossy de Palma y llegamos a una conclusión: definitivamente a alguien no le han dicho que cuando habla la presentadora de una gala, es conveniente escucharla. Y que eso normalmente se consigue con una cosa denominada micrófono, un aparato cuya gracia es que funcione. Porque si la presentadora habla y no la escuchamos, tenemos un problema. Y en la gala de los Gaudí hemos tenido un gran problema de sonido.

23.58. Momento para el Gaudí de honor a Rosa Maria Sardà. Normalmente estos premios permiten un instante emocionante, intenso, de reconociendo... Pero ella no está y recoge el premio Pol Mainat, que no sabe si tiene que salir o no. Nos lo enfocan sentado a su butaca y vemos cómo se levanta, como vuelve atrás, como pregunta "¿es mío?", como duda de si tiene que salir o no... Al final sube al escenario y agradece el premio en nombre de su madre. Todo dura 10 segundos. Efectivamente, un momento de una emoción tan intensa que se sitúa a la altura de la gala.

00.24. Se acaba la gala. Lo siento. Lo siento por fin. Lástima, me habría gustado más sentir alguna cosa a lo largo de la gala y no ahora al final. Y escuchar alguna cosa también me habría gustado mucho. Y me habría gustado que alguien nos hubiera explicado por qué no ha podido venir la Sardà. ¿Como para saberlo, verdad?