“A partir de 2008, desde instancias internacionales financieras se empezó a alertar de que la concesión masiva de hipotecas sin garantía no podía seguir produciéndose, porque creaba burbujas y era muy arriesgado para el sistema. Se decidió entonces que para acceder a una hipoteca tenías que aportar una entrada mínima del 20% del valor del piso, más lo que gastarás en impuestos y gastos de compra. Por ejemplo, para una compra de 200.000 euros, debes tener ahorrados más de 60.000: 40.000 para la entrada y 20.000 para pagar impuestos. Mucha gente carece de 60.000 euros y queda fuera del acceso a la propiedad, que era la base del sistema de vivienda en España. Al mismo tiempo, se dio la circunstancia de que el sistema financiero español, rescatado con dinero público, tenía muchísimas viviendas que debían ser solventes en relación con la deuda antes de 2019. Por tanto, las entidades debían vender miles de pisos rápidamente. En solo seis operaciones, Caixabank, Santander y BBVA terminaron vendiendo más de 400.000 viviendas baratas. Para comprarlos, aparecieron los únicos que tienen suficiente capacidad financiera, que son los fondos oportunistas de Estados Unidos, como Blackstone, Cerberus o Lone Star. El beneficio sale de comprar muy barato y vender a un precio mucho más caro.”

Es la explicación didáctica que Manuel Gabarre hacía sobre el informe Fondo de inversión: una industria depredadora de las ciudades y los derechos humanos del Observatorio DESC y el Observatorio contra los delitos económicos en una entrevista en La Directa. Blackstone participa desde ayer en el salón inmobiliario The District, junto a un centenar de fondos de inversión. El presidente del salón es Juan Velayos, quien ayer declaró que "el sector inmobiliario está empujando muchísimo hacia la vivienda asequible". Que es algo que todo el mundo sabe y que se ve a simple vista. Al ser tan evidente, varias entidades en defensa de la vivienda convocaron ayer protestas, lanzando polvo de colores a algunos congresistas, lo que generó enfrentamientos entre manifestantes y asistentes y la tradicional, y esta sí evidente, exhibición de porras de los Mossos. Ah, y la tradicional detención de un fotógrafo y una periodista.

Velayos, por cierto, está encantado de que Ada Colau ya no sea alcaldesa. Le gustará más la decisión de Jaume Collboni y Xavier Trias de modificar la obligación de reservar un 30% de los pisos de nueva construcción a vivienda protegida. Argumentan que esto paraliza al sector inmobiliario. El problema es que cada vez más voces, y no precisamente anticapitalistas, admiten que el problema no es el de las cigalas. Ya saben: si hay muchas, bajan los precios; si hay pocas, suben. No, el problema no es la ley de la oferta y la demanda, el problema es de especulación financiera, sea para protegerse de la inflación o por cualquier otro motivo. Y, hombre, soy mucho de Gandhi, pero no esperarán que en la capital europea de la especulación les pongan la alfombra roja a bancos, fondos de inversión, fondos buitre, aseguradoras e inmobiliarias que se hacen ricos a expensas de la miseria del resto.