Lo más destacado del acuerdo de Junts con el PSOE firmado ayer, cuando hace nueve años justos de la consulta del 9N sobre la independencia de Catalunya celebrada en 2014, es que ambas partes se emplazan a hacer política y fijan un marco de negociación. También tiene una gran importancia simbólica y política que el acuerdo se haya firmado en Bruselas y lo haya liderado el presidente en el exilio, Carles Puigdemont. Ha pasado mucho tiempo desde el primero de octubre de 2017, pero finalmente existe negociación. Parece que una vez más la "santa continuidad" tiene más sentido que el "todo está por hacer y todo es posible" en el debate eterno en el que el catalanismo se pierde cada dos por tres. La fecha del acuerdo no es casualidad y la amnistía es potente.

¿Eso que a algunos nos parece mucho, a otros les puede parecer poco? Absolutamente. Y, además, tiene lógica que así sea. Ya que este acuerdo representa un gran volantazo respecto a lo que estábamos acostumbrados desde hace unos años. Y también un riesgo. Siete diputados que, por lo menos de momento, son indispensables para la estabilidad de la legislatura en el Congreso son una buena palanca para ejercer el poder. Pero de esto los catalanes nunca hemos sabido mucho. Últimamente, tampoco se ha hecho política. ¿Sabremos? Este es el elemento principal para el escrutinio que deberá hacer todo aquel que no entienda el acuerdo, que lo haya cogido a contrapié o que no se fíe. También lo es para quienes lo vemos bien, pero que somos conscientes de las dificultades que implica.

¿Cómo va a reaccionar a este acuerdo la sociedad catalana? ¿Cómo reaccionará el independentismo? ¿Da opciones a la unidad de acción?

En cuanto a los partidos, otro hecho muy destacado de este acuerdo es que, más allá del simbolismo de Bruselas y del liderazgo del president en el exilio, sitúa a Junts en pleno plano político y con un gran protagonismo en la política española. Que los dos principales partidos independentistas apuesten por este acuerdo crea un nuevo escenario para el independentismo. ¿Cómo va a reaccionar a este acuerdo la sociedad catalana? ¿Cómo reaccionará el independentismo? ¿Da opciones a la unidad de acción? Parece que de entrada se someterá a Junts y ERC a una gran presión. Sobre todo si no se obtienen resultados en breve. La apuesta por la política es también esto, saber mantener la posición cuando tienes las cosas claras. Por su parte, el PSC también sufrirá.

Según el acuerdo, ninguno de los dos bandos renuncia a ninguno de sus posicionamientos respecto a ese conflicto nacional. Por eso, después de mirar las bonanzas y los riesgos que puede aportar a la parte catalana, hay que mirar a la otra parte. Y la verdad es que por primera vez en quince años los partidos españoles no van unidos en lo que hace referencia a Catalunya: sentencia contra el Estatut, rechazo al concierto económico, rechazo al 9N, rechazo al 1O, unidad por el 155, unidad por las togas. Este también es un hecho relevante que hay que tener en cuenta. La gran división que existe en la política española. Veremos si se extiende entre la sociedad; por el momento, las movilizaciones han tenido muy poco éxito. Ahora que el acuerdo es firme, veremos lo que hay.

En el exilio del president Puigdemont en Bruselas, se ha firmado un acuerdo de investidura de un presidente español. Vuelve la política al conflicto Catalunya-España sin que ninguna de las dos partes renuncie a nada. Poder y marco de negociación. Riesgos. Política.