"Après deux référendums et un référendum volé, il nest pas question pour nous denterrer définitivement le droit à l’autodétermination"
Roch Wamytan (FLNKS)

 

¡Qué puede haber más estimulante que escuchar a un ministro finlandés decirte en catalán que de hablar catalán en Europa nada y a Borja Sémper aseverar en el Congreso en euskera que no hay que hablar euskera en el Congreso!

No sé si al final habrá acuerdo de investidura —aunque los veo optimistas por todas las bandas— pero al menos el espectáculo que están dando algunos mientras está siendo impagable. El espectáculo de la incongruencia es siempre humillante para el que se ve abocado a practicarla en público y —en esto no hay duda— solo los aspirantes a gobernar lo están sufriendo. Puigdemont, a fin de cuentas, ha cogido la batuta para dirigir la orquesta y, te guste o no la sinfonía que ejecuta, lo cierto es que se le siente cómodo y coherente con sus posiciones de años. Son los que tienen que darle a los instrumentos y bailar a su son los que lo deben estar pasando regular. Bueno, menos Pedro Sánchez, que como habrán comprobado no ha pronunciado aún la palabra amnistía ni se ha referido a las negociaciones con Junts, como si todo esto no fuera con él.

A fin de cuentas, los catalanes llevan años exigiendo poder hablar su lengua en las instituciones, incluido el corazón de la democracia, el Congreso. Lo mismo que vascos y parte de los gallegos. Son los socialistas los que hace un año y tres meses votaron junto al PP en contra del uso de las lenguas cooficiales en el hemiciclo. Son los socialistas los que afirmaron a través de la presidenta Batet, miembro de su partido, que el reglamento no permitía el uso de otra lengua parlamentaria que no fuera el castellano. Son los socialistas los que hoy las han permitido utilizar sin haberse sustanciado siquiera la votación para reformar el susodicho reglamento. Así que los soldados encargados del relato lo van a tener difícil, no para defender que esto es posible y que el Armagedón no va a llegar por usar una traducción simultánea, que para mí que hay poca ciudadanía escandalizada por ello, sino para explicar por qué se negaban antes los mismos aguerridos diputados comandados por Sánchez. Si eso no es estar con el culo al aire, que venga dios y lo vea.

Es evidente que Sánchez no va a poder manejar los tiempos y que, aunque no se opongan, muchos países le van a obligar a no achucharles

Lo mismo les está sucediendo con la cuestión de la amnistía, sí, esa que Sánchez ni menta. Si lo miran bien, verán que solo los soldados fieles han salido a preparar el campo y que él se reserva por si tuviera que volver a enmendar el rumbo una vez más. El aspirante a ser investido presidente del Gobierno se mantiene al margen, por si al final tiene que ir a elecciones y necesita calzar su armadura y bruñirla con el brillo de lo que llegado el caso llamará "negarse al chantaje de Puigdemont". Entre tanto, siguen remoloneando porque aunque hay contactos jurídicos y se trabaja en un texto, lo de aceptar el nombre del mediador o el hombre bueno o la garantía todavía lo tienen atravesado. El tiempo corre por ver armar esa amnistía que, según Junqueras, ya está pactada. ERC tratando de coger el paso de nuevo, y con zasca añadido de Iceta, que le reta a sacar el acuerdo que cacarea. El espectáculo es variado, ya les digo, porque entre otras cosas hay muchos buscando foco en la pista.

Luego está la idea de Sumar de hablar de la amnistía de Francia a los canacos como precedente a estudiar en la redacción de la ley española. Me da que su interés por mostrarse activos dentro de ese empeño jurídico es más una forma de no dejar de estar en el trapecio que una realidad. En Nueva Caledonia, territorio colonial, hubo una especie de guerra civil con 21 muertes, y el líder de los independentistas canacos fue asesinado. Después, hasta tres referendos ganados por los unionistas. No creo yo que pasar de ser en la meseta los polacos para ser los canacos tenga mucha gracia, por mucha que le quiera poner Asens. No hacen falta precedentes de otros países para llevar a efecto una ley española, no se trata de convencernos de que ellos también lo hicieron, sobre todo porque las comparaciones las carga el diablo y muchas de las amnistías decretadas en el continente se produjeron a raíz del nazismo y del colaboracionismo. Mejor no menearlo porque nada tiene que ver. Y de los fachitas de Vox, ¿qué me dicen de su numerito? La broma del día en muchos círculos madrileños era que de haber sabido que bastaba con hablar en catalán o gallego en el Congreso para hacerlos salir, podíamos habernos ahorrado muchos disgustos.

Por último está lo de Europa. Es un gran paso para las reivindicaciones catalanas que Sánchez lo haya llevado a la toma de consideración, pero es evidente que no va a poder manejar los tiempos y que, aunque no se opongan, muchos países le van a obligar a no achucharles. También la cuestión de querer meter las tres lenguas cooficiales a la vez ha dado sus problemas. De ahí la priorización del catalán por los motivos obvios que no se les escapan tampoco a sus socios europeos, muchos de los cuales prefieren a Sánchez conocido al otro lado de los Pirineos. La propia Calviño ha hablado de "una solución de compromiso" para calificar la decisión de primar la candidatura del catalán "para acelerar el proceso". Es imposible que no se vea que todo responde a la absoluta necesidad de recoger los votos de Junts. Esto es algo que muchos, más allá del contenido de las reformas, les echan en cara en Madrid y en Europa. Algo han dicho los vascos, pero poco. Seguramente ya sabían que esto iba a suceder y estaba descontado que ladrarían un poco por el retraso, pero no morderán, atendiendo también a esa premura que ellos mismos conocen.

Aquí, que quieren que les diga, les guste o no a los del Supremo —que le han preguntado al "fugado" si ya pueden perseguirle o no— a los fiscales indomables, a los patriotas instalados en el cataclismo y a otra variada fauna, el único que sigue sin bailar al son que le tocan es el de Waterloo. Oigan, y les juro que en Madrid, aunque se lo expliques, no terminan de entender por qué eso lo aplaude su electorado. Será porque los canacos hablan canaco y es muy difícil.