Leo en El Nacional el ejercicio de Joan Tardà Fernández para saber qué futuro nos espera, preguntando al Bard, la herramienta de inteligencia artificial de Google, cómo será Catalunya dentro de 50 años en demografía, economía, política, sociedad, medio ambiente y tecnología. Básicamente, está bien para darte cuenta de que, aunque ni una máquina ni un humano pueden predecir el futuro —solo los hombres y las mujeres del tiempo y justito—, la inteligencia natural todavía es más interesante que un robot.

Hago un breve resumen. En cuanto a la política, "Catalunya podría ser un estado independiente o tener mayor grado de autogobierno". Muy bien. Y podría ser que no. Pero lo más interesante sobre este punto es que dice que la relación entre Catalunya y España seguirá siendo un tema político primordial. A ver. No hace falta mucha inteligencia para prever que continuará este empate eterno, teniendo en cuenta que hace 300 años que dura. Aparte de que se ve que a la herramienta no le han introducido las previsiones de la Matemàtica de la història de Alexandre Deulofeu.

Sobre la economía, la máquina prevé que será más digital y sostenible. Y avisa de que la desigualdad económica puede suponer un gran problema dentro de medio siglo. Es decir, nada que no digan ahora ya la inteligencia natural de los economistas de todo el arco ideológico y una simple mirada alrededor. De hecho, la herramienta de Google dice que la tecnología tendrá un papel omnipresente en la vida cotidiana —¿en serio?— que habrá avances en la inteligencia artificial, la robótica y la biotecnología, lo que tendrá un impacto en el trabajo, la educación, la salud y otros aspectos de la vida. Es decir, nada que no ocurra ya ahora.

Todavía es más creativo Robert Zemeckis que todos los bits del mundo

En el ámbito demográfico, el amigo Bard pronostica que la esperanza de vida será mayor, pero que la natalidad seguirá siendo baja. Olé. También parece una tendencia natural y una descripción de la actualidad. Como lo es que Catalunya vivirá un aumento de la inmigración que "puede tener un impacto en la cultura y la lengua catalana". Efectivamente. Ya es así. Como es así la concentración de la población en las áreas metropolitanas. Nada que no haya estudiado ya Oriol Nel·lo.

Y la sociedad catalana, ¿cómo será?, se pregunta Joan Tardà Fernández —que no tiene la culpa de la poca evolución de la máquina de Google—. Y la respuesta, oh sorpresa, es que será más diversa y multicultural. Dice la inteligencia artificial que los valores de la igualdad, la tolerancia y la sostenibilidad serán más importantes —que no significa que sean los que triunfen— y que habrá un mayor debate sobre la identidad catalana.

Ah, y acertadamente se pregunta a la máquina por el gran temor en la Catalunya, y el mundo, de 2074: el clima. La respuesta la firmaría cualquier estudiante de primaria y Greta Thunberg. Hará más calor, habrá sequía y cada vez más fenómenos meteorológicos extremos.

Ya lo dice la propia máquina, que predecir el futuro es imposible y que se basa en “tendencias actuales”, pero, afortunadamente, todavía es más creativo Robert Zemeckis que todos los bits del mundo. Al menos él previó la pantalla plana, las gasolineras automáticas y el drama de las videollamadas. Lo que no se ha impuesto, afortunadamente, es la doble corbata.