Leo que horas después de que Meta, la matriz de Facebook, presentara al mundo su nueva red social, Threads, Elon Musk tuiteó: “Es infinitamente preferible ser atacado por extraños en Twitter que ser indulgente con la falsa felicidad que esconde el dolor de Instragram”. Caramba con el magnate filósofo. Más allá de la guerra comercial, el señor Tesla, que tonto no es, hizo la mejor defensa que se ha hecho de la red social que ha comprado. Aquella considerada por Santi Segurola como un bar de borrachos. Y, claro, una demoledora reflexión sobre lo que significa la felicidad que enseñamos todos en Instragram y, sí, la ansiedad que a veces esconde, y el daño a la salud mental que ya nadie duda que genera.

Coincidiendo con este episodio, se ha estrenado en los cines el debut en la ficción del hasta ahora documentalista Àlex Lora, Unicorns, escrita con Pilar Palomero, María Mínguez y Marta Vivet. Habla de esto. A ver, he tenido que recurrir al crítico de Fotogramas Pablo Vázquez para que me ayudara a entender ese oscuro y angustioso retrato generacional “nada complaciente, posfeminista, consecuencia de años de saturación y polarización ideológicas, ahora revisadas desde una perspectiva hastiada y casi nihilista”. Lo cual tiene que ver también con estas elecciones, donde la batalla cultural está tan presente y donde la contracultura ahora es VOX. Bien, el caso es que la película narra un presente en el que, paradójicamente, las consignas sagradas han virado en seguidores de Instagram: “una revolución que no era más que otra forma de liberalismo”. Buena reflexión.

La cultura sirve para pensar. Por eso al poder le da miedo.

Ante este “mosaico sobre el vacío contemporáneo, sus asperezas y sus encantos” con Greta Fernández, eso sí que lo veo claro, haciendo de Greta Fernández, no puede decirse que uno salga del cine muy eufórico. Se lo pasó mejor toda la gente que fue al Cruïlla. Lo sé porque lo vi en Instagram…

Pero la cultura sirve para pensar. Por eso al poder le da miedo. Basta con ver cómo al PP y VOX les molesta incluso Ot, el Bruixot. Hasta ahora, en la biblioteca municipal de Borriana, capital de la Plana Baixa, los usuarios podían encontrar revistas en catalán como Cavall Fort, Enderrock o El Temps, pero el nuevo gobierno ha decidido vetarlas. Jesús Albiol, flamante nuevo concejal de Cultura del partido de Abascal ha tuiteado: "No somos catalanes de segunda, somos valencianos y españoles de primera". Y dedica un “al carrer!” a estas revistas.

Me había hecho el propósito de cambiar de opinión sobre qué red social es mejor, si Twitter o Instagram, porque Musk me reconcilió con la del pajarito. Me lo pensé un poco cuando haciendo un tuit inocente y nada ofensiva sobre el cara a cara Sánchez-Feijóo —“el debate me ha gustado, ha arrasado Feijóo”— un usuario anónimo me llamó “tonto” al cabo de unos segundos. Lo que no niego. Pensé que es mejor que las cerremos todas, olvidemos la agresividad de una, la falsa felicidad angustiosa de la otra y su capacidad manipuladora —véase Cambridge Analytica— gracias a los datos que les regalamos, y que volvamos a los teléfonos analógicos y a los periódicos de papel. Pero visto que cualquier día pueden secuestrarte una revista infantil, mejor que lo dejemos todo abierto. Es preferible algo de ruido que los, al menos, cuatro años de paz que parece que no nos va a quitar nadie.