España tiene un gran ojo fichando a alguna gente de la que trabaja en la guerra sucia. Para el GAL eligió a José Amedo, un tipo de aquellos que se dejaban larga la uña del dedo pequeño de la mano para poder sacarse la cera de la oreja. Un individuo que entraba en un bar y gritaba "póngame unas almóndigas, unas cocletas y un solisombra". Un personaje que mojaba la faria en la copa de 103 mientras hacía ir a ambos lados de la boca, y con gran maestría, un palillo masticado.

Ahora, para la Operación Catalunya, la alineación es de dream-team: Vicky la micrófonos y el pequeño Nicolás, el hombre a quien le gusta más hablar por un micro que la harina a los colaboradores de según qué programas de TV. Faltan Manolo el del Bombo, el Dioni y Yola Berrocal y acabamos con los escarabajos del planeta.

Pero detrás de estos personajes sacados de una película de Ed Wood, hay otros menos chapuceros. Y como son profesionales, nunca sabremos quiénes son. Y después están los que han convertido su colaboración en la cosa en una manera de vivir. Y de vivir bien.

¿Quién dice que de la misma manera que se afinan fiscales, se acaba con la sanidad, se fabrican informes falsos o se inventan cuentas en Suiza (con un número falso tan inverosímil que el montaje se autodestruye), no se ha alimentado con generosos ingresos algunas organizaciones civiles catalanas que un buen día aparecieron de la nada y que, de repente, se pusieron a organizar acontecimientos que necesitaban una infraestructura humana, material y, sobre todo, económica que no está al alcance de todo el mundo?

¿Quién dice que algunos de estos variados medios de comunicación unionistas que se hacen y deshacen en la red no han recibido algún apoyo moral y quizás incluso de bancario para poder trabajar con más comodidad?

¿Quién dice que algún hiperactivo y omnipresente tertuliano especializado en argumentar a favor de la unidad de España no ha sido instruido, aleccionado e incentivado para poder llevar a cabo este duro trabajo?

¿Quién dice que algunas de estas personas tan activas en la red, y sin una actividad profesional muy conocida, no han recibido y reciben el calor económico de la gente de orden? Concretamente del orden constitucional...

¿Quién lo dice, eh?

Yo no lo digo, naturalmente. Básicamente porque no me creo que un estado que organiza una red para desacreditar y destruir un movimiento que pretende hacer un referéndum, paralelamente dedique presupuesto a crear cierto tipo de sociedades civiles o a comprar medios y periodistas a quien filtrar mierda.

Y, como eso es del todo imposible, no entiendo cómo hay gente que pueda pensar que es posible. Pero, en el fondo no me extraña (que exista gente que lo piense). Porque la gente, como la noche, es muy mala (y peligrosa). Y hágame caso, sé de lo que le hablo.