Su nombre significa 'océano de sabiduría', y así es conocido y reconocido globalmente. El actual dalái lama, el número 14 en la historia, Tenzin Gyatso, cumple hoy 90 años y sigue enérgico y contundente. En lugar de ofrecer un previsible videomensaje agradeciendo las felicitaciones que le han llegado, ha utilizado su aniversario para lanzar un monitum político.

Persona non grata para el gobierno chino, ha vuelto a disgustar a las autoridades chinas justo esta semana, cuando ha hecho saber que su sucesor no vendrá con el plácet de China. Ya ha anticipado que se reencarnará y que no pedirá permiso para hacerlo. El dalái lama ha reiterado que, cuando él muera, la institución del dalái lama continuará, y que la responsabilidad de reconocer la futura reencarnación recaerá exclusivamente en los miembros del Gaden Phodrang Trust, la oficina de Su Santidad. Esto es una reafirmación de la autonomía espiritual tibetana ante la interferencia política. China ya ha instalado su propio panchen lama (la segunda figura espiritual más importante del budismo tibetano), mientras que el niño reconocido por el dalái lama y sus seguidores no es reconocido y, de hecho, ha sido detenido. En China, donde con el catolicismo ya se vive una situación de Iglesia patriótica e Iglesia clandestina, se podría llegar a una situación anómala, con dos dalái lamas: el que reconocería la comunidad tibetana en el exilio, y el oficial chino de Pekín.

La sucesión del dalái lama no es un asunto de los tibetanos, o de los budistas: tiene implicaciones para países como China, India y Estados Unidos

La sucesión del dalái lama no es un asunto de los tibetanos, o de los budistas: tiene implicaciones para países como China, India y Estados Unidos. Tras la revuelta de 1959 contra la ocupación china en el Tíbet, el dalái lama huyó a la India, donde estableció un gobierno en el exilio. En 1989 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, y representa un símbolo internacional de paz e identidad cultural tibetana. Y también es un ejemplo de libertad y de revuelta.

Su manera de vivir contempla que la felicidad no está hecha, proviene de las propias acciones. Y que la verdadera compasión no es un noble sentimiento, sino un firme compromiso. Las enseñanzas del dalái lama se podrían resumir en recordar que el propósito de la vida es ser feliz, y que el amor y la compasión son necesarias, no lujos, porque sin ellos la humanidad no podría sobrevivir.

Es un hombre con un sano sentido del humor: "El cerebro humano es un órgano maravilloso. Empieza a funcionar en el momento en el que naces y no se detiene hasta que te pones de pie para hablar en público".

Las personas mayores se sueltan y dicen lo que piensan, pero a él no le hacía falta llegar a los 90, porque ya son muchas las décadas en las que va acotando su poder. Espiritual, sí, pero mundial. Puedes tener poder político, incluso poseer un gran país, pero el poder espiritual tiene la gracia de ser etéreo y filtrarse por allí donde quiere. Cosas del espíritu, que se divierte soplando en lugares insospechados.

Su legado se extiende mucho más lejos que en terreno budista. Tenzin Gyatso, que nació el 6 de julio de 1935, posee un liderazgo indiscutible que lo ha consagrado como una de las personas más influyentes de todo el mundo. No es un hombre de nostalgias ni de futuros. De él es la frase: "Solo hay dos días al año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer, y el otro se llama mañana". Por lo tanto, hoy es el día adecuado para amar, creer, hacer y, principalmente, vivir. Vivir, por ahora, se lo permiten. Reencarnarse donde y como quiera, es su determinación.