1- Dime quién mira y te diré qué ve
La entrevista-espectáculo de Bertín Osborne a Mariano Rajoy triunfó. En audiencia, comentarios y presencia mediática. Sin embargo, puede suceder que usted ni la viera ni haya oído nada de lo que han dicho. Y puede pasar que usted ahora piense: "¿Y Rajoy habló sobre Catalunya? Y si lo hizo, ¿qué dijo?". Si es así, le paso la versión de un medio digital catalán que, básicamente, toca temas políticos...
Y ahora le paso lo que dijo un medio de Madriz (concepto) que, básicamente, toca temas de aquello que llamamos "del corazón"...
Como habrá comprobado, para poder saber exactamente lo que ha dicho alguien, lo mejor es escucharlo personalmente. Cada vez más, cuando la información pasa por el filtro de los medios, pasa como con la comida comprada en el súper de un gran centro comercial, que te llega procesada de tal manera que es imposible saber si aquello de la bandeja es pollo, pavo, cerdo, lubina o una figurita de Lladró.
2- Las encuestas como producto del black friday
Un debate sobre una encuesta es uno de los momentos más insuperables existentes en el mundo mediático. Fíjese, la cosa consiste en opinar sobre una especulación y, ¡¡¡atención!!!, sentenciar sobre la situación resultante de esta especulación dándola por 1/ cierta y 2/ real. Lo encuentro tan entrañable...A partir de aquí tenemos varios subformatos. Uno muy bonito es aquel que perpetran algunos diarios "encargando" una encuesta a una empresa de encuestas que no se sabe de dónde ha salido y que (oh misterio) no trabaja para ningún otro medio. Una encuesta que, casualmente, dice exactamente lo mismo que este diario defiende como línea editorial. Otro muy simpático es el modelo Pinocho, que debe su nombre al homenaje que le rinde a este conocido personaje. Aquí tiene una de Antena 3. Obsérvela un momentito, por favor.
Como habrá observado, el triple empate del que habla el texto es total, sí (40, 31 y 25). Pero si mira la barra que marca al 18% de Pablo Iglesias y la que marca al 31% de Pedro Sánchez (13 puntos de diferencia) comprobará que mantienen la misma distancia entre sí que la del 31% de Sánchez y el 40% de Albert Rivera (9 puntos de diferencia). ¿Sí, verdad? Calcadamente exacta (o más), ¿no cree? Sin embargo, espérese, que ahora llega lo mejor. Sume los 4 porcentajes y verá qué gracia. 18+25+31+40=114. Imagine si los españoles quieren opinar sobre qué presidente necesita España, que de cada 100, opinan 114. Un éxito, escuche. Hay votaciones a la búlgara y encuestas a la Antena3.
3- La victoria del ausente
Pero hay encuestas donde es el encuestado quien se luce y demuestra que la fiabilidad del sistema pone los pelos de las rodillas de punta. Contemple el resultado colgado por El País en Twitter unas horas después del debate que organizaron el lunes...
Los que participaron en la encuesta consideraron que Pablo Iglesias era el ganador, seguido de Pedro Sánchez y Albert Rivera. Naturalmente el resultado no tiene ningún valor porque el propio Iglesias se podría haber votado 34.027 veces. Pero el tema es que, según el gráfico, un 5% opinó que había ganado uno que no era ninguno de los tres. Y además, pobrecito, no tiene cara. Y ahora usted me dirá: "escuche, lo que quizás querían decir con el gráfico es que un 5% creía que no había ganado ninguno de los tres". Bien, quizás sí, pero eso no es lo que dice. A no ser que la gente votara por Rajoy, que a aquella hora no estaba en el debate, sino en una entrevista en T5 donde, por cierto, dijo que no va a debates porque no tiene tiempo. ¡¡¡SEN-SA-CI-O-NAL!!! Ir a una entrevista y decir que no tienes tiempo para ir al debate que hacen a la misma hora en otro medio es... totalmente ¡¡¡IN-SU-PE-RA-BLE!!!
4- Hola, querría saludar. ¿Puedo?
Uno de los grandes momentos del debate de El País pasó una vez acabado. Estaba Iñigo Errejón (Podemos) dando su opinión sobre como había ido la cosa, cuando por detrás suyo aparecieron dos señoras.
Las dos señoras hicieron aquello típico que hace mucha gente situada detrás de los entrevistados. O sea, ahora voy hacia allí, ahora voy para acá, ahora miro a cámara. Y tú, que lo estás viendo, acabas más pendiente de lo que pasa detrás que de la persona que habla. Pero, en un momento dado, la señora rubia va y hace un gesto.
Por supuesto, todo el mundo tiene derecho a estar contento. Y contenta. Las señoras rubias también, sólo faltaría. El tema es que esta señora en concreto es la mujer de Pedro Sánchez, líder del PSOE y uno de los participantes en el debate. Y no queda muy bien ir por el mundo haciendo de adolescente que sale de un concierto de Justin Bieber. Por muy bien que su maridito lo haya hecho durante el debate.
5- Ha nacido un nuevo concepto: hacer un Rivera
Septiembre del 2006. Este cartel electoral cambia muchas cosas...
Diciembre del 2015. Una concejala de Ciudadanos copia el concepto...
Los motivos del uno y los de la otra no tienen nada que ver. Albert Rivera presentaba una opción que quería ofrecerse como rompedora y que necesitaba instalar en los electores que no se parecían a nada conocido. Carmen López, la señora de la portada de Interviú, es concejala de Ciudadanos en Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Se fue a vivir a Chicago y pretendía que el partido le pagara los billetes de avión para asistir cada mes al pleno. El partido le dijo (se lo explico así como resumidito): "Claro, bonita, sí. Sube aquí que verás Móstoles". Entonces el partido le pidió que dimitiera, ella se negó y ahora, dice ella, ha aparecido en cueros vivos (pero tapándose los temas) para poder pagarse el viaje.
Total, que la gran paradoja es que la presencia de la concejala en el pleno dos días después de la portada que le ha permitido pagarse el viaje, convocó a la puerta del ayuntamiento una veintena larga de medios de comunicación. Gracias a eso, acabamos sabiendo los temas del orden del día...
Pues ahora ya lo sabéis, ayuntamientos que queréis que los grandes medios hablen de las cosas que hacéis en el pueblo, ya sabéis la fórmula.
6- La publicidad ya no nos llama a la puerta, ahora la vamos a visitar
Los anuncios habían sido toda la vida aquello que hacían en medio de los programas de TV. Después, el nivel de los unos cayó tan en picado y el de los otros aumentó tanto, que ahora son los programas los que van en medio de unos anuncios que se han convertido en pequeñas películas. Y, como ve en este anuncio, incluso las marcas convierten en noticia el anuncio del estreno del anuncio.
Pero el anuncio televisivo de la lotería de Navidad ofrece una versión mejorada que ya aplican otras marcas desde hace tiempo. La versión entera dura 3 minutos 39 segundos. Claro, eso no se puede emitir cada día por TV porque vale una pasta. ¿Solución? Emitir una versión reducida y remitir al espectador (o la espectadora) a la red para que se lo mire entero.
Y la gente va y se lo mira. Y la marca, por lo tanto, ya no tiene que pagar a ningún medio para ofrecer su publicidad. Ahora la inversión la hace en el anuncio contratando a los mejores directores y a los mejores guionistas. Y actores. Y actrices. Y gente mediática. Y lo que haga falta. Y los publicistas más veteranos que no dan crédito. O sea, ahora no es el anuncio quien invade la vida del consumidor, sino que han conseguido que sea el consumidor quien vaya a buscar el anuncio. Sospecho que hace días que los generadores de felicidad supuesta ya están a punto de llegar dentro de nuestro cerebro. De momento sólo están en las afueras y mire ya de lo que son capaces. Temblemos.
7- Todo tiene un precio, el sufrimiento también
Quién más, quién menos, todos (y todas) hemos visto las imágenes de la cámara de seguridad del restaurante Chez Nous, uno de los que sufrió el ataque yihadista de París.
En cambio no hemos visto otras imágenes, que también existen y que han sido grabadas con cámara oculta, del momento en el que el gerente del local negocia con unos periodistas del Daily Mail la venta de estas imágenes. Dicen que consiguió 50 mil euros. En Francia ha habido un cierto alboroto con el tema y, a falta de saber qué ha pasado exactamente, la alcaldía de París ha anunciado que, de momento, la pizzería no recibirá la ayuda a la que tienen derecho los establecimientos que sufrieron los atentados.
Y aquí se plantea un interesante debate: ¿quién ha actuado mal, el que vende o el que compra? Bien, si es que alguien ha actuado mal... Las imágenes son noticia y, por lo tanto, tienen valor. A partir de este momento tienen un precio y alguien está dispuesto a pagarlo porque sabe que ganará dinero. Revendiéndolas a otros medios o teniendo más audiencia. O las dos cosas. Con mucho dinero de por medio, cuesta tener ética, ¿verdad? Ahora, si tu precio son 50 mil euros, no se si vale mucho la pena...
8- Para triunfar hay que ser mediático
Muchos expertos en fútbol coinciden en denunciar que cuesta mucho entender el poco reconocimiento que tiene Sergio Busquets. Es un gran jugador que nunca está en la lista de los mejores. ¿Por qué? No va a fiestas. Ni las organiza. No tiene presuntas novias que aparecen en las revistas con tan poca ropa que siempre están al límite de la pulmonía. No lleva el pelo de colores. Es un tipo normal. Y lo asume.
En el mundo mediático vende quien destaca. Y para destacar tienes que hacer cosas diferentes. Incluso extrañas. A partir de aquí pasas a ser mediático y te valoran más. ¿Problema? Para seguir siendo mediático tienes que ir subiendo el nivel de las cosas diferentes (y extrañas) que haces. Hasta que llega un momento en que llegas al límite, que ya no puedes ofrecer más, que ya eres patético y entonces dejas de ser mediático. Es el día en que todo el mundo te olvida y acabas con una depresión que puede acabar de una forma trágica. Por lo tanto, oiga, si nadie le quiere reconocer a Busquets su valía porque no es mediático, pues mire, ellos se lo pierden y tal día hará un año.
9- Poner nombre a una imagen
En una escuela hacen hacer a los niños el clásico ejercicio de poner nombre a una imagen. Una de ellas es una azada y uno de los niños, como no ha visto ninguna en su vida, ¿qué hace? Pues ponerle el nombre del objeto que asocia con un palo y un utensilio rectangular en la punta.
La imagen ha corrido mucho por Twitter y es la prueba de que aquello que no se ve no existe y de que la manera de no perder parte de nuestro pasado es enseñarlo. Una obviedad que, de vez en cuando, hay que recordar.