El mercado de trabajo ocupa una vasta extensión de la economía, no por nada la producción de los países descansa en el trabajo de las personas que ponen sus habilidades y competencias al servicio de obtener productos y servicios. Tanto si son trabajos manuales, intelectuales, de conducción de máquinas, sea cual sea la actividad, detrás de la producción hay personas. Algunas trabajan por cuenta propia y muchas otras (la mayoría) como asalariados en empresas o en unidades de servicios públicos. Las relaciones de los trabajadores con la empresa, sus derechos y sus deberes, la solución de conflictos, los salarios, las vacaciones, y un largo etcétera son todo un mundo que se desarrolla en el marco de un mercado que, de manera simplificada es, como todos los mercados, de oferta y demanda. Hoy hablaré de oferta, de gente que se pone en el mercado para que los contraten.

Fedea (una fundación de estudios económicos) publicó hace poco un informe en que se constata el gran desajuste existente en España entre la formación que tienen las personas y los puestos de trabajo reales que ocupan. Afecta sobre todo a aquellas personas que tienen titulaciones superiores y se conoce como sobrecualificación: un 35% de los ocupados con titulaciones en estudios terciarios trabajan en empleos de nivel más bajo de lo que les correspondería.

En esta línea, centrémonos en un apartado específico del mercado laboral catalán como es el nivel de formación de las personas que se ofrecen para trabajar, y más específicamente, por una parte, los ocupados (personas que efectivamente trabajan) y, por otra, los desocupados (personas con capacidad, sin trabajo, y que lo quieren). Distinguiremos, de manera agrupada, tres grandes niveles de formación: un nivel que llamaremos bajo (primaria y primera etapa de educación secundaria), un nivel medio (segunda etapa de educación secundaria) y un nivel alto (educación terciaria). La información más reciente nos la da la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al tercer trimestre de este año, de la que recojo los datos.

Tenemos una gran proporción de ocupados con titulaciones superiores, pero una muy baja (y preocupante) proporción de personas con titulaciones medias

Previamente, creo que vale la pena destacar que la población activa en Catalunya acaba de alcanzar su máximo histórico: casi 4,1 millones de personas. Nunca se había superado la cifra de 4 millones (en el 2010 se acercó a ella, pero quedó ligeramente por debajo). Y en una línea parecida, este ha sido el trimestre con récord absoluto de ocupados, 3,7 millones de personas (en 2008 se acercó, pero también quedó un poco por debajo).

Los niveles de formación de las personas ocupadas en Catalunya se distribuye con estos porcentajes:

  • un 27,2% nivel bajo,
  • un 24,1% nivel medio, y
  • un 48,7% nivel alto.

Son unos porcentajes bastante parecidos a los del conjunto del Estado (en Catalunya un poco más elevado en el nivel de formación alto y un poco inferior el nivel de formación bajo). Sin embargo, si se compara con la estructura que se da a los países de la zona euro, encontramos tres diferencias sustanciales: el porcentaje de ocupados con nivel de formación alto es 10 puntos porcentuales más alto en Catalunya, por lo tanto, hay más licenciados y equivalentes; en cambio, en Europa predominan los ocupados con nivel de formación medio, que representan casi la mitad de los ocupados, un peso relativo de prácticamente el doble que en Catalunya; y también, los ocupados con nivel de formación bajo representan prácticamente 10 puntos porcentuales menos que en Catalunya. Por lo tanto, si lo representáramos en una figura geométrica que reflejara la cabeza, la cintura y los pies de un cuerpo humano, en Catalunya habría una cabeza muy grande, una cintura estrecha y una base bastante grande. En la zona euro la cintura sería muchísimo más ancha que la catalana. En otras palabras: tenemos una gran proporción de ocupados con titulaciones superiores, pero una muy baja (y preocupante) proporción de personas con titulaciones medias.

Con respecto a las personas desocupadas, se repite el mismo patrón de cada EPA: menos estudios, más proporción de desocupados. En concreto, en el tercer trimestre de este año, un 13% de las personas con nivel de formación baja se encuentran desocupadas, frente a un 8,5% de las que tienen nivel de formación medio y del 5% de las que tienen nivel alto de formación.

Estos son grandes rasgos relevantes de la oferta de trabajo en términos formativos de las personas que se encuentran o que quieren entrar en el mercado. Otra cosa son los empleos que en realidad ofrecen las empresas, los puestos de trabajo que necesitan y su correspondencia con la formación, pero este es un tema para otro artículo.