La historia a menudo es caprichosa. Si se busca, uno casi siempre descubre que nunca hay una primera vez. En el caso de la CUP tampoco. ¿Será por lo mucho que han mareado con su decisión? A escasos 50 metros de donde se reunirán este domingo los dirigentes de la CUP para tomar –o no, nunca se sabe– la decisión más trascendente de la historia de la organización asamblearia, tenía su cuartel general el pasado mes de septiembre la candidatura de Junts pel Sí. Los Romeva y compañía decidían allí cada mañana a las 8 la estrategia de campaña. La historia de la Catalunya reciente se juega entre las dos sedes. La de la avenida Madrid (JxSí) y la calle del Comandante Benítez (donde está situado el casal en el que se reúnen los capitostes de la CUP).

Entre a penas dos manzanas de casas se escribirá la historia política reciente. Los insuficientes 62 escaños de JxSí; el error de la ANC evitando mojarse entre la candidatura de Romeva y la de Baños alegando –erróneamente– que tras el 27S los diputados de las dos listas sumarían; la campaña electoral de guante blanco con la CUP de la lista promovida por Artur Mas y Oriol Junqueras; las interminables semanas de aparente negociación entre JxSí y la CUP y que los segundos han transformado en una obra de teatro de muy baja categoría; la asamblea de Sabadell del 1.515-1.515, de la que hoy ya no se sabe qué valor político tiene el revolcón de las bases a una dirección muy contraria al acuerdo.

El peso de los hechos estará presente en la cumbre de la calle del Comandante Benítez. En este caso, se han citado 68 cuadros de la organización cupaire. Una calle de un par de travesías que evoca al comandante de infantería Julio Benítez, que en 1921, en el inhóspito terreno marroquí del Rif, defendió durante varios días la guarnición sin víveres ni municiones hasta morir. La de Benítez sería una derrota clave para las colonias españolas del norte de África. No hará falta llegar a tanto, pero en estos días de discusiones, la situación ha sido de algo más que de enorme tensión entre los cuadros de la CUP. Cuando entren en el Centre Cívic Pere Quart, más de uno podrá decir que muy cerca empezó todo.