Tal día como hoy del año 1743, hace 280 años, en Sant Boi de Llobregat, moría Rafael Casanova i Comes, que había sido el último conseller en cap (equivalente a alcalde) del Consell de Cent (el gobierno municipal de Barcelona). Casanova fue elegido con la renovación de consellers del 30 de noviembre de 1713, cuando la ciudad ya hacía cinco meses y cinco días que estaba rodeada y asediada por las tropas de ocupación borbónicas. Casanova era el jefe visible del partido de la resistencia a ultranza, que había ganado la votación de los Tres Comuns (el equivalente al Parlament) del 6 de julio de 1713 (cuando se confirmó que Catalunya había quedado sola en la guerra contra las coronas francesa y española); pero que no había podido desplegar su estrategia por las maniobras de Manuel Flix, conseller en cap saliente.

Rafael Casanova asumió el gobierno de Barcelona y de Catalunya con una extraordinaria determinación. Desde la votación y la proclama del 6 de julio de 1713, la máxima autoridad política y militar del país era el conseller en cap de Barcelona, que asumía, también, la presidencia de la Junta de Guerra y la presidencia, de facto, de la Generalitat. Durante su mandato (30 de noviembre de 1713 – 13 de septiembre de 1714) Casanova se reveló como un excelente gobernante y gestor de la cosa pública. Reorganizó y reforzó la Coronela (el ejército popular de la ciudad de Barcelona), persiguió y extirpó la corrupción institucional y la especulación de alimentos, y dirigió personalmente la resistencia —cayó herido cuando dirigía un contraataque en los baluartes de Barcelona— hasta el último aliento de la ciudad (12 de septiembre de 1714).

Después de la ocupación borbónica de Barcelona (13 de septiembre de 1714), el nuevo régimen acusó a Casanova de ser "jefe de la rebelión"; le confiscó todos sus bienes y le prohibió el ejercicio de su profesión de abogado. Durante aquella primera etapa de represión, fue obligado a entregar el original de las Constitucions de Catalunya al nuevo capitán general borbónico, Francisco Pío de Savoya, que lo quemó públicamente. En 1725, después de la firma del Tratado de Viena, que preveía la devolución de los patrimonios confiscados a los líderes de la revolución austriacista catalana (1705), Casanova recuperó una parte de sus bienes. Pero en 1730 el intendente general borbónico de Catalunya (una especie de delegado de Hacienda), lo obligaba a pagar las rentas que había generado este patrimonio durante el periodo confiscado (1714-1725).

Contemporáneamente, cuando Francesc Macià, el futuro president Macià, recuperó el autogobierno de Catalunya (1931); se restauró la histórica institución de la Generalitat (1359-1714). Durante la etapa republicana (1931-1939), el autogobierno de Catalunya fue conocido con el nombre de esta institución. Y esta denominación se conservó en el exilio (1939-1977) y se restauró con el retorno (1977-actualidad). Sin embargo, en cambio y sorprendentemente, el Consell de Cent, histórica institución de gobierno municipal de Barcelona (siglo XIII-1714); que tuvo un papel protagonista en la proyección medieval de la ciudad y del país; no ha sido nunca restaurado y, todavía en la actualidad, se articula y se exhibe con el nombre de raíz castellana "ayuntamiento", que le impuso el régimen borbónico después de la ocupación.