Europa está poniendo a punto sus relojes con el nuevo mundo que comienza. Después de arrastrar los pies durante años, encadenando crisis tras crisis (la Gran Recesión, la del euro, la de los refugiados, el Brexit) empieza a mostrar inconfundibles señales en curso de cambio.

La última se dirime hoy domingo en Francia, donde François Fillon y Alain Juppé se disputan el liderazgo de la derecha de cara a las elecciones presidenciales del 2017, mientras en Alemania Angela Merkel buscará revalidar su papel de valor seguro en una cuarta legislatura frente a la polarización y las inquietudes reinantes.

En nuestro país vecino, la figura meteórica es François Fillon, con un programa radical, basado en reducir el perímetro del Estado, poner fin a las 35 horas para dar paso a la libre negociación del tiempo de trabajo en las empresas, la reducción de los déficits, una inmigración reducida al mínimo... Su victoria previa sobre Sarkozy le ha colocado como claro favorito ante el alcalde de Burdeos, Alain Juppé.

Fillon quiere devolver a Francia la firmeza y el orgullo perdidos

Para el ex primer ministro, se trata, según dice, de liberar a los electores de un sistema económico y social que les ahoga y les impide ir hasta el final de sus proyectos. Y, a su vez, devolver a Francia la firmeza y el orgullo perdidos. "El centro de gravedad de la economía mundial ha basculado hacia Asia. Si nuestro problema de seguridad inmediato es el totalitarismo islámico, en términos económicos es la dominación asiática", advierte. En su opinión, la zona euro incurre a veces en "un angelismo suicida", pero no por ello renuncia el candidato a la estabilidad económica y financiera. "La subida de los tipos de interés que habrá en Estados Unidos anuncia también la próxima subida en Europa. El único camino posible es reducir con determinación los gastos públicos", afirma. 

Por su parte, Alain Juppé se centra en poner en marcha un crecimiento nuevo, en el que tendrá un gran papel la revolución numérica. Para el alcalde Burdeos, se trata de dominar el cambio tecnológico que se prepara y que "es una oportunidad inmensa para nuestra economía, pero cuya transición debemos acompañar para evitar destrucciones masivas de empleo".

Esta atenta vigilancia y orientación hacia el liberalismo económico asombran en Londres, donde señalan el riesgo que entraña el carácter intervencionista de la primera ministra, Theresa May.

De este modo, la expectativa es que Francia se ponga en condiciones de alzarse de nuevo al nivel de Alemania, siempre y cuando lo acepte la irritada sociedad francesa.

Por su parte, en Berlín, donde según Obama se ha desplazado el centro de Europa,  Angela Merkel se ha presentado de nuevo a la reelección, esta vez convertida en "la guardiana de los valores liberales occidentales", como lo afirma The New York Times.

Merkel, el bastión frente al populismo rampante dentro y fuera de Alemania

Merkel aparece así como el bastión frente al populismo rampante dentro y fuera de sus fronteras. Entre sus retos, ha añadido, predominan cuestiones como la seguridad, la integración de los refugiados y el proceso de transformación de Europa, sobre la que se muestra más partidaria de desarrollarla a partir de los países miembros antes que de una fórmula basada en más unión. En esto se acerca más a Fillon, que está por una Europa de las patrias, mientras que Juppé no se ha opuesto nunca al federalismo creciente de las instituciones de Bruselas. A su vez, la canciller se aproxima a este último al hacer hincapié en economía sobre "el momento disruptivo que vivimos, los cambios cualitativos, comparables a los de la Revolución Industrial".

Que la canciller alemana adquiera ese papel de árbitro en su entorno y un protagonismo global revela tanto las reservas que produce de momento Donald Trump, cuya atención está centrada en la formación de un gabinete, como las expectativas crecientes que despierta de nuevo Europa.

Fuera de ella, nadie olvida a Gran Bretaña, que se quiere convertir una plaza pro business con Theresa May evocando un impuesto de sociedades del 15% y mostrando, contra lo que digan, su fe en el capitalismo, la mundialización y el librecambio. Si las inquietudes ligadas a la salida de la UE siguen vivas, como revela la disposición a incurrir en más gasto público, no por ello ha desanimado las inversiones de los gigantes de la tecnología. Google acaba de anunciar la creación de 3.000 empleos en Londres, seguido de Apple y de Facebook, que contratará a 500 personas. Silicon Valley no se lleva muy bien con Trump y en Londres tiene una alternativa suplementaria.

El 25 de marzo del 2017 se festejan los 60 años del Tratado de Roma, que dio a luz a la Comunidad Económica Europea. Será una fecha que permitirá visualizar todos los cambios del pasado y los que le esperan a su vez a este mundo que se muestra cada vez más imprevisible.