El lunes día 3 de julio se celebró en la sede del Comité Económico y Social Europeo (CES) de Bruselas un debate titulado "La lucha contra la morosidad en Europa: contexto actual y de futuro". El acto estaba organizado por las patronales de las pymes catalanas —Pimec— e italianas —Confartigianato—, y participaron ponentes relevantes de asociaciones y federaciones y de nivel europeo, una representante de la DO Empresa de la CE —Antonella Correra— y la copresidenta del Intergrupo de Pymes del Parlamento Europeo, Martina Dlabadová.

Al acto se volvió a poner sobre la mesa el grave problema que representa la morosidad en Europa, en un momento adecuado, a raíz del anuncio de una nueva Directiva sobre pagos por parte de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. Un anuncio pertinente, porque la morosidad sigue siendo un gran problema cuando han pasado 23 años de la aprobación de la primera Directiva sobre "late payements".

Me gustaría subrayar brevemente un par de intervenciones, particularmente interesantes.

Una, la de la técnica de la DG Empresas de la CE, Antonella Correra, claramente en línea con lo que han ido sosteniendo y denunciando tanto Pimec como la Plataforma Estatal contra la Morosidad, porque está claro que en el Estado español ya hace muchos años que estamos en una situación insostenible —88.000 millones de euros de deuda a más de 60 días de las grandes empresas con las pymes— propiciada por la doble circunstancia de haber introducido en la transposición de la Directiva del 2000 una enmienda que incorporaba al plazo de pago la coletilla "salvo acuerdo entre las partes", y por| la obstaculización sistemática de intentar introducir, a través del Congreso de los Diputados, un reglamento sancionador para empresas que incurren, de forma sistemática y desacomplejada, en una ilegalidad manifiesta, tal como ya lo estableció en el 2016 el mismo Tribunal Supremo español.

Hay que recordar que el último intento de introducir este régimen sancionador data del 2019 y, además de sufrir cerca de un centenar de prórrogas, ahora está parado por la disolución de las Cámaras.

Es de agradecer que una representante de la CE hable con tanta contundencia, desacostumbrada en Bruselas, poniendo el foco sobre este problema y el escándalo que representa, sobre todo, en España; refiriéndose a una intervención previa del presidente de Pimec y las prácticas de las grandes empresas contra las pymes, animó a quien tiene que redactar la nueva Directiva a hacer el trabajo de manera que no se vuelva a utilizar el argumento del "freedom of contract" para esconder prácticas fraudulentas, y soltó un "dadles caña", muy celebrado por los asistentes.

Las pymes, que antes estaban abocadas a un mayor endeudamiento, esperando cobrar las facturas de las grandes empresas, ven ahora cómo el endeudamiento se encarece dramáticamente en un contexto de inflación y subida de tipos

El presidente de Pimec Antoni Cañete —que saludó al president Carles Puigdemont y al conseller Toni Comin, que se encontraban en el auditorio— volvió a poner de relieve el agravio que significa la morosidad, más todavía en el contexto actual de inflación y alza de tipo de interés. Las pymes, que antes estaban abocadas a un mayor endeudamiento, esperando cobrar las facturas de las grandes empresas, ven ahora cómo el endeudamiento se encarece dramáticamente en un contexto de inflación y subida de tipos.

Pimec ha liderado la lucha contra la morosidad, lucha acompañada tanto por las interpelaciones de nuestros parlamentarios en las diferentes cámaras legislativas —el presidente Puigdemot en el Parlamento Europeo y Míriam Nogueras en el Congreso español—, como por las que, en nombre de la Generalitat, hicimos ante el representante permanente de España, Marcos Alonso, y en todos los debates que se hacían en Bruselas. Gracias a eso hemos conseguido que se empezara a poner el foco en el Estado español, y, finalmente, que se haya anunciado una nueva Directiva.

Se denunció también la gran paradoja que una gran parte de los fondos NextGeneration iría a parar a las grandes empresas morosas, y finalmente se consiguió, a falta de régimen sancionador, introducir en la ley "España crea y crece" una salvaguardia con el fin de obligar a las grandes empresas a ponerse al día en los pagos para poder acceder a las subvenciones. Eso ha causado un paro drástico y un caos administrativo que el Gobierno ha tenido que arreglar mediante una enmienda a la Ley de Creación de la Autoridad del Cliente Financiero, que modifica la Ley de Subvenciones, concediendo una prórroga de 6 meses por recibir las subvenciones europeas, pero añadiendo que si en el plazo de 6 meses las empresas morosas no se ponen al corriente tendrán que devolver íntegramente las subvenciones.

Ha sido una primera victoria, pero ahora toca que la nueva Directiva no deje margen a la ambigüedad y a interpretaciones que permitan a las grandes empresas volver a las prácticas que han sufrido las pymes, y también que políticos y administradores públicos valientes ayuden a hacer realidad, en el ámbito económico y financiero, que se cierre la transición democrática. Porque esta es la madre del cordero. El posfranquismo dejó intactos los cimientos de la justicia y del poder económico.

Sin embargo, la propuesta que yo personalmente hice en nombre de Junts de introducir este tema en la agenda de la presidencia española del Consejo Europeo, con el fin de acelerar los trámites legales de la nueva Directiva de Pagos, por su afectación en la economía en su conjunto y en la competitividad de las pymes, en particular, no ha sido aceptada. Una omisión francamente decepcionante.

Nos tenemos que congratular por este acto celebrado en CES, deseando que tanto Pimec como diferentes actores políticos y sociales sigan liderando esta lucha contra la morosidad, con el fin de acabar con los privilegios que perpetúan un modelo económico desigual en que la lacra de la morosidad hace que las pymes estén financiando las grandes empresas. Una gran injusticia que, no lo olvidamos, no solo está generando dificultades en las pymes, sino que está provocando el cierre de muchas empresas.

En definitiva, un gran acto protagonizado por Pimec, esta vez en el corazón de Europa, y un paso adelante más para poner fin a una situación de ataque a la competencia de las pymes y de abuso de posición dominante por parte de las grandes empresas. ¡Felicidades!