Allá por el año 2000, en las Terres de l'Ebre nos especializamos en recibir adecuadamente a los miembros del Govern de la Generalitat y del Gobierno de España que defendían el trasvase. No había bastante con que promulgasen y apoyasen una ley que nos humillaba y nos condenaba a desaparecer como tierra, sino que encima venían a pasearse por el Delta para explicarnos que nos cubrirían de millones y que el Plan Hidrológico Nacional era una gran oportunidad para el territorio. Sí, claro. Como si nosotros nos chupáramos el dedo. Total, que conseller que venía a vendernos la moto o a inaugurar una farola, pueblo que iba en massa para hacerle saber que no sería bien recibido mientras no defendiera que el río es vida. Fuimos tan imaginativos como pudimos: tarjetas rojas en cada mano para expulsarlos, alfombras de sal que simbolizaban la salinización del Delta (por culpa del retroceso del agua dulce), la banda sonora de Bienvenido, Mr. Marshall a todo volumen, billetes de pesetas y euros (la lucha nos pilló en mitad del Tratado de Maastricht) fotocopiados y lanzados al viento como diciendo: "No estamos en venta", jotas versadas para la ocasión con letras muy divertidas y así durante años y años, hasta que ganamos aquella batalla. La resistencia pacífica y cívica, con este toque de humor, nos mantuvo vivos y fuertes y, finalmente, nos hizo vencedores.

Acostumbrados como estamos a movilizarnos, en los tiempos que corren nos obligan a innovar y ahora perfeccionamos la táctica en función de quién nos visita. El sábado pasado, por ejemplo, visitaban la ciudad el MHP Quim Torra y la jefa de la oposición, la señora Inés Arrimadas, con motivo de la Festa del Renaixement, un acontecimiento único en el país. El mismo día y con pocas horas de diferencia —¡qué acierto, desde luego! Desde el respeto a todas las ideologías y sabiendo que por las calles se pasea quien quiere y con quien quiere, los tortosinos y las tortosinas tuvimos claro qué hacer, a quién recibir y cómo.

El llamamiento de Ciudadanos era para militantes y simpatizantes de las provincias de Tarragona, Teruel y Castelló (¡casi nada!), que nosotros vivimos en la encrucijada de un montón de lugares. Con todo, su comitiva estaba formada por una veintena escasa de personas, siendo generosos. Como quien dice, ellos eran tantos como la suma de mossos y prensa que los acompañaban. Las calles (que serán siempre nuestras) estaban medio vacías. Mejores quehaceres teníamos los tortosinos; el programa de actos es intenso y hacía demasiado calor para quedarnos allí plantados. A riesgo de sufrir una insolación. ¡Ni hablar! Desconozco si la visita de Cs era una provocación o no, pero nosotros, por si acaso, no caímos en ella.

El MHP Torra se paseó rodeado de música del Renacimiento en directo, arropado en todo momento por centenares de personas alegres y agradecidas, con cánticos y consignas. La revolución de las sonrisas, Muriel... Personas anónimas comprometidas y luchadoras. El president anduvo por las calles engalanadas y recorrió todo el mercado municipal, edificio modernista y centro neurálgico de la vida y la lucha del territorio, lleno de puestos y de vendedores sonrientes. El contraste se explicaba por sí solo.

Cuando algo te incomoda o te hace daño puedes luchar contra ello o bien ignorarlo. El gasto de energía que supone ir a contra corriente no compensa el escaso resultado que obtienes y es demasiado como para justificar el esfuerzo que tienes que hacer. Mejor fluir. A menudo, la indiferencia es la mejor respuesta, además de que se consigue evitar, así, una repercusión mediática exagerada de un acto irrelevante. Quien defiende el discurso de la fractura social tiene que sobreactuar para que parezca que esa existe, cuando la sociedad sabe que lo que hay (y nos lo hemos trabajado a fondo) son un civismo y un respeto ejemplares.

La ciudad mediterránea de las tres culturas que me ha visto nacer fue visitada por quien quiso, con libertad y tranquilidad. La Festa del Renaixement es de todo el que quiera pasearse y disfrutar con la buena gente y los espectáculos y el inconmensurable patrimonio. Eso sí, el derecho a expresarse en paz incluye tanto a los que quieren pasearse como a los que quieren ignorar a los que se pasean. La diputada Arrimadas y algunos de los miembros de su partido pasaron por la ciudad. Bueno, podría decirse que casi pasaron de largo. Ninguna polémica, ninguna tensión, nada. Si uno no quiere, dos no se pelean. El fuego necesita combustible para expandirse, no vayamos a dárselo. Este es el camino, este es el ejemplo, esta es la actitud. Por algo el Renacimiento significó la reactivación del conocimiento y el progreso, después de siglos de predominio de una mentalidad dogmática. Fue luz, pensamiento, evolución y libertad. Así sea.