Probablemente sea uno de los gestos más importantes y al mismo tiempo más infravalorado cuando se va al volante: poner el intermitente. Cuántos conductores lo obvian y no indican la maniobra antes de iniciarla y después te la encuentras medio hecha. Sin previo aviso. Entonces tú, que vas detrás, tienes que hacer de adivina sin bola de cristal y tratar de predecir el futuro para saber hacia dónde irá el coche que tienes en frente e intentar evitar un accidente. En la vida, como en la carretera, también sería conveniente informar, avisar, hablar y no dar las cosas por hechas, ni llevarlas a cabo esperando que se entiendan sin ninguna más instrucción, ni tampoco hacerlas sin comunicarlas antes (sorpresas bonitas aparte, claro está).

Los chóferes tienen varias maneras de menospreciar el intermitente. Está la fórmula más expeditiva que es, directamente, no ponerlo. Hacer como si se hubiera fundido. Ir directamente y abajo sin miedo. También hay aquel otro procedimiento que implica ponerlo pero mal: indico que me voy hacia la derecha cuando en realidad giro a la izquierda. Para despistar. Después también encontramos aquella acción tan común de dejarlo en marcha para que quien va detrás de ti tenga que jugar a saber si en realidad vas a hacer algún movimiento o se te ha olvidado quitarlo. Finalmente, y para mi gusto la medalla de oro de este nefasto podio, está la forma más lamentable de todas y que más rabia hace: poner en marcha el intermitente cuando la maniobra ya está casi acabada, por no decir terminada del todo. Que dices: gracias, ahora ya no hace falta, que ya veo hacia dónde giras.

Muy a menudo, se conduce como se es. Quien ama con respeto suele indicar las maniobras, por pequeñas que sean. Quien no respeta lo suficiente a las personas de su alrededor, adelanta por la vida sin demasiadas advertencias ni cavilaciones. Incluso, a veces, atropellando la gente que tiene cerca para después darse a la fuga, ya sea porque no quiere saber nada del dolor que ha generado o porque ni siquiera se ha dado cuenta de las heridas causadas, que no sé qué es peor. Quien en la carretera acelera de golpe y frena en seco (arranque de caballo y parada de burro, que decía mi abuela) después en la vida también te acaba mareando sin que ninguna biodramina lo pueda evitar. Hay personas que son veletas del mal tiempo, siempre a expensas del viento que soplará, despeinándote sin compasión.

A menudo, se conduce como se es: quien ama con respeto suele indicar las maniobras, por pequeñas que sean y no te adelanta en línea continua

Tendría que ser más fácil circular a una velocidad razonable, sin exceder el límite permitido, como sencillo tendría que ser no hacer adelantamientos en línea continua que ponen en peligro a la persona que se está adelantando y la que te viene de cara. Quien no activa el intermitente a tiempo tampoco no suele contestar los mensajes de whatsapp o las llamadas, cuando menos dentro de un plazo razonable. Suelen ser las mismas personas que lo ponen -el intermitente- cuando ya está hecha la maniobra y que, encima, cuando les pitas para advertirlos, te miran con cara de no saber de qué les hablas (eso si no te culpan a ti, evidentemente). Como ellos parece que no conozcan lo bastante bien las normas, entonces a ti te hace falta aprender de nuevas para saber esquivar el aceite que van perdiendo por el camino y no resbalar. Anticiparte al movimiento, en estos casos, es clave.

Si te tienes que ir hazlo con una cierta decencia, no hay que lastimar. Si tienes que hacerle daño a alguien, no te ensañes ni te recrees: adelanta rápido e indica la maniobra antes para que el damnificado se pueda mínimamente proteger y, si es necesario, ponerse un rato en el arcén. No cuesta nada avisar si vas a salir de una rotonda o a desaparecer de la vida de alguien. No es tan difícil ceder el paso si no tienes la preferencia, ni lo es reconocer los errores cometidos si no tenías razón. Y si tienes que volver a sacarte el carné porque habías perdido todos los puntos, entonces, ya puestos a empezar de cero, pide disculpas y tarata de establecer unos buenos fundamentos morales y lleva bien visible la 'L' de prácticas mientras haces propósito de enmienda. El código de circulación vial podría ser aplicable también a la acción de circular por la vida cumpliendo unas reglas básicas de convivencia. Poner el intermitente no quiere decir actuar con intermitencia, desbaratando al personal. Significa andar por el mundo con dignidad y criterio. Con estima y nobleza. Y si no tienes que poner buena música durante el trayecto, mejor quedarse en silencio a la espera de la siguiente rotonda.