En el escenario sonaba Shim el Yasmine, una de las canciones más emblemáticas del grupo libanés Masrou' Leila. Las notas de la guitarra y el piano, cíclicamente, envolvían al público. Era septiembre del 2017. Estamos en el Cairo. Los músicos generan una atmósfera especial. En su repertorio suelen tratar ingeniosamente temas como la guerra, el desamor, los crímenes políticos, la inmigración o la homosexualidad. Shim el Yasmine se ha descrito como una oda a la tolerancia del amor libre. Entre el gentío entusiasmado que seguía el concierto en directo estaba Sarah Hijazi, una joven activista lesbiana. Un compañero la subió a hombros y desde allí, enramada en el cuello del amigo, enarboló, orgullosa y sonriente, una bandera con el arco iris. Dos años y medio después de esta imagen, Sarah se suicidó.

Amar es un verbo que todo lo convalida. Se puede conjugar en cualquier declinación y tiempo

Después de que la foto se hiciera viral, las autoridades políticas y eclesiásticas egipcias denunciaron a la joven, acusándola de "promover la desviación sexual", entre otras barbaridades, y aquel mismo mes de septiembre fue detenida y encerrada en la prisión tres meses. Durante este tiempo, sufrió vejaciones, tortura, violaciones y todo tipo de agresiones físicas y psíquicas. La presión internacional consiguió su liberación, previo pago de fianza, y poco después, ya en el 2018, pidió asilo político en Canadá y se exilió para intentar rehacer su vida y desde allí seguir luchando por los derechos del colectivo LGTBI. Las secuelas del maltrato, sin embargo, la acompañaron siempre. Sufría trastorno por estrés posttraumático causado por la humillación y el dolor sufridos. El pasado 14 de junio decidió quitarse la vida. Tenía 30 años.

Como el lugar de nacimiento puede llegar a determinar tu esperanza de vida y tus derechos y libertades. Como amar todavía se penaliza en algunos países del mundo, como si el amor tuviera cadenas o surcos y se pudiera encajonar o imponer o prohibir. Amar es un verbo que todo lo convalida. Se puede conjugar en cualquier declinación y tiempo. No hay que traducirlo, es suficiente oírlo. Vivirlo es describirlo. Amar es deletrear y saborear cada una de las vocales y consonantes que conforman la palabra y no tendría que importar el idioma, ni el país, ni la persona, ni el género. Sólo los labios. Sin diccionarios. Tan sólo el latido y la energía. Sin intérpretes ni censores. Ser feliz, simplemente, amando a quién quieres y cómo quieres. Así de fácil. Así de complicado al mismo tiempo. Dentro de las personas capaces de sentir libremente, todo puede existir al mismo tiempo.

Por todos los hombres, por todas las mujeres que aman sin tener que salir de ningún armario porque la vida es un campo abierto sin vallas. Por todo el mundo que lo vive y por los seres humanos que algún día serán capaces de permitírselo. Por Sarah. Por la última canción que pudo escuchar en libertad, siendo completamente feliz, y que olía a jazmín.