A finales de octubre supimos que le aumentaban la asignación a la Casa Real española. La subida fue del 7 por ciento, hecho que supone unos 660.000 € de más —que se ve que con 8,5 millones de euros no llegaban, pobres— y en concepto de, dijeron, gastos imprevistos. Aquello típico de un gasto con el cual no contabas. A saber: una avería en la limusina, una pieza de la lavadora, la caldera estropeada o el dentista de la hija. Asimismo, hace pocos días conocimos que el rey emérito español, Juan Carlos I, había pagado a Hacienda —que no, no somos todos— unos 678.000 € para tratar de regularizar su situación fiscal. Lo hizo, claro está, como muestra de buena voluntad (es todo un campechano) y desde el país donde huyó y donde todavía se esconde, los Emiratos Árabes Unidos. La semejanza de las dos cantidades me han hecho sospechar, llamadme desconfiada. Mientras tanto, las ayudas a autónomos eran sólo de 2.000 € para los primeros 10.000 que llegaran y ahora te tienes que inscribir previamente en una web y ya veremos qué pasará, cuántos podrán acceder y en qué condiciones.

Paralelamente, tenemos otro baile de cifras con las inversiones prometidas por el Estado a Rodalies. Habría que aclarar primero que una cosa es una promesa, otra un presupuesto aprobado y otra la ejecución de aquello aprobado. Venga, repasemos los últimos 12 años: con Zapatero de presidente, en 2008 se prometieron 5.000 millones de euros para los trenes catalanes; con Rajoy, en 2017 tenían que llegar 4.000 y ahora, con Sánchez, nos lloverán 6.400. ¡No sé de qué nos quejamos! Zapatero lo anunció poco antes de las elecciones, Rajoy lo dijo para acallar al independentismo y Sánchez lo dice porque vuelve a haber elecciones. Que poco previsibles. Rajoy prometió las mismas inversiones incumplidas previamente por Zapatero y de aquellos 4.000 millones de euros a día de hoy se han ejecutado menos de un 15 por ciento. Y de los 6.400 prometidos ahora, en los presupuestos generales del Estado sólo hay consignados 240. No es inversión nueva, es mentira vieja. No es una obra ejecutada, es una promesa sistemáticamente incumplida. Es tener la cara de cemento armado quien lo promete y caer del nido quien se lo crea.

Quien promete inversiones en el tren no usa el transporte público, quien tiene que ayudar al campesino no tiene ni un jornal de tierra, quien redacta las ayudas a los autónomos tiene nómina asegurada

Por otra parte, este año en las tierras del sur se están produciendo muchos robos en la cosecha de la algarroba, que ha doblado el precio de otras temporadas y ha llegado a pagarse a unos 65 céntimos el kilo por término medio. Os lo digo yo que he arrimado el hombro recogiendo unas cuantas y cargando sacos en la furgoneta. Ha habido más hurtos que ninguna otra vez pero no se dan cifras concretas y el campesino se esgañita porque no se toman bastantes medidas para evitarlo. En el geriátrico de Tremp han muerto, de momento, 49 personas (49 abuelos y abuelas, ¡por el amor de dios!) por un brote de Covid que afecta a casi el cien por cien de los internos y la mitad del personal sanitario. La generación más castigada del siglo XX vive la guerra y el franquismo, trabajan como burros para nosotros y ahora, ya en el siglo XXI, vuelve a ser la más maltratada. Qué gran injusticia y cuánta rabia. En el incendio de la nave abandonada de Badalona han muerto 3 personas pero aquí la cifra que debe horripilar es la que no sabremos: ¿cuánta gente malvivía allí exactamente? Vete a saber, porque como el alcalde actual quería limpiar las calles de la ciudad... No se puede conocer con exactitud el número de heridos porque se ignora el número de inmigrantes que tenían allí un trocito de techo agujereado y medio colchón podrido.

A todo eso, ayer se supo que en Alemania lo cerrarán todo hasta el 10 de enero para evitar más contagios y salvar vidas. El gobierno se hará cargo del grueso de los gastos de los ciudadanos y de la facturación de quien tiene que cerrar. Aquí, los gobiernos permiten abrir, a costa de la salud de las personas, porque no pueden pagar las ayudas que harían falta y por lo tanto, a trabajar -si puedes- y a gastar, que los números no salen. Al rey que se financia con dinero del bolsillo de los plebeyos se le aumenta la partida presupuestaria. Quién redacta las ayudas a los autónomos tiene nómina asegurada. Quien hace los horarios de trenes y promete inversiones ferroviarias va en coche oficial y apenas usa el transporte público. Quien tiene que ayudar al campesino no tiene ni un jornal de tierra y las personas mayores y los inmigrantes acaban siendo un número más que una persona. Son las cifras deshumanizadoras, por lo que dicen y por lo que callan, cifras que demuestran que, en general, estamos en manos de gobernantes que más que hacer números montan el numerito.