Hay en literatura una figura retórica denominada metonimia que implica tomar el continente por el contenido (comerse todo el plato, beberse la taza) o la materia por el objeto (pintar un lienzo, tender la lavadora, en referencia a pintar una tela o tender la ropa). También está la sinécdoque, que implica reemplazar una palabra por otra, designando la parte por el todo: Alemania aprueba los presupuestos, en lugar de decir el gobierno de Alemania. En el mundo del deporte demasiado a menudo ocurre un fenómeno similar: se habla de fútbol como si todo el deporte —o el único— fuera este, como si todo fuera masculino, como si no hubiera nada más. El día que Laia Palau se retira de las pistas de baloncesto como jugadora profesional no lo destaca ninguna portada de ámbito estatal ni nacional, ningún diario deportivo o generalista. Nada. Ni rastro. El único diario que le presta la atención que se merece y que le da a la leyenda Palau el reconocimiento y protagonismo que le corresponden es L'esportiu, vinculado a El Punt Avui, que le dedica la foto gigante que ocupa toda la portada y lo titula 'La más grande' (por cierto, ya me he suscrito, se lo merecen). El resto de rotativos, nada de nada en la primera plana, ni foto, ni texto (y para no faltar a la verdad, diremos que solo hemos encontrado un rinconcito minúsculo en El mundo Deportivo, pero sin imagen que lo ilustre).

Queriendo ser cuidadosa —y curiosa— he repasado las portadas de ahora hace casi un año, en agosto de 2021, cuando se retiró Pau Gasol, por aquello de escoger la misma pelota e incluso la misma nacionalidad (española) y mismo país (Catalunya). Todas, absolutamente todas, hablaban de ello, tanto diarios deportivos como información general. Todas. Con foto, gran titular, agradecimientos, bombo y platerete. ¿Se lo merece? Sí. ¿Y Palau? También. Que se trata de igualar al alza, no a la baja. No se sabe mucho pero, por ejemplo, con la selección, Laia tiene más medallas que Pau y más internacionalidades (es la profesional que más suma). De hecho, de las 15 medallas que tiene la selección española femenina, Laia Palau ha contribuido en 12 (y tiene una más que Pau) y ha ganado 6 bronces, 3 platas y 3 oros en Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos. Además de tener un palmarés equiparable —que ya no entraremos a comparar título por título— y haber jugado en ligas de cinco países diferentes.

Solo L'esportiu ha tratado a Laia Palau como la leyenda que es. El resto de diarios, no lo sacaron ni en portada. Una vergüenza.

Después de 27 temporadas en la élite y a punto de cumplir 43 años, se retira la jugadora más importante que ha dado nuestro país. Se va del parquet una de las mejores deportistas de todo el Estado y prácticamente ni rastro de Laia Palau en la prensa. ¿Cómo es posible esta injusticia? Me hace pensar que quizás el auge mediático del Barça femenino tiene que ver con el fútbol y con el Barça, más que en el hecho de que sean mujeres. Y me sabe mal decirlo porque las considero unas grandes profesionales y, más allá de los campos y la pelota, están haciendo una increíble y necesaria tarea social y de visibilidad de la igualdad. Sin embargo, niños, el rasero mide más la disciplina deportiva que el género.

Laia ha dejado huella, tanto dentro como fuera de la pista, con su carácter y generosidad. Con una personalidad medio anarquista, medio libertaria y al mismo tiempo con una gran disciplina y estima por la vida y por el baloncesto, que yo también adoro y que he practicado hasta hace no tanto en el club de mi ciudad, Tortosa. Sé lo que se llega a sentir por este deporte. Ella, a quien le gusta escaparse con Calixta, su furgoneta camperizada, y recorrer el mundo y hacer surf e ir al teatro y a conciertos. Ella, que era la primera en llegar a los entrenamientos, la última en marcharse y la que más ejemplo daba. Ella, que casi podría ser la madre de alguna de sus compañeras de equipo y parecía de las más jóvenes, por ilusión y por físico.

El deporte, como ha dicho en alguna ocasión ella misma, lo tendríamos que valorar de otra manera: no va de glamur, va de superar tus propios límites, de crecer, de ser solidaria. No importa en qué disciplina, ni que sea masculino o femenino. El deporte, y especialmente el baloncesto, con sus valores e ideales, también puede contribuir a hacer un mundo mejor. Gracias al Uni Girona por regalarnos a los aficionados y regalarle a ella cuatro años más de carrera y en su casa, Catalunya, cuando ya parecía que quizás iba a retirarse hacia el 2018. Gracias, Laia, por la camiseta firmada hace años —que ahora me harás buscar porque no sé dónde demonios la guardé—, gracias porque siempre podré decir que te vi jugar en directo (en Fontajau) y gracias por toda tu trayectoria deportiva y de ejemplo personal y profesional. Sirva este artículo como humilde homenaje (y a ver si a la prensa escrita le cae un poquito la cara de vergüenza). Nos vemos allí donde haya una canasta y una pelota o una furgoneta a punto para viajar a donde sea y te invito a una cerveza. ¡Gracias, Palau!