¿Cómo se podrá ver la botella medio llena si ya casi se ha roto del todo el cristal? ¿Cómo se puede soportar una montaña rusa de emociones tan bestia? ¿La resistencia se entrena o simplemente se resiste mientras se va caminando hacia adelante y solo eres consciente de tu fortaleza real cuando miras atrás y ves todo lo que has avanzado, casi sin darte cuenta?

¿Sabéis? El viernes en Barcelona hacía el último ensayo general para la presentación de mi nuevo disco mientras en Madrid encarcelaban a los consellers Rull, Turull, Romeva, Bassa y la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, y sabiendo que Marta Rovira ya era camino del exilio. A la voz le costaba más salir que a las lágrimas. Por la noche estudiaba partituras en casa de una amiga mientras oía los helicópteros sobrevolando la ciudad sublevada. El sábado hacía uno de los conciertos más importante de mi vida, acompañada de Paco Ibáñez, en una sala Luz de Gas llena de lazos amarillos y con el director del Barnasants, Pere Camps, pronunciando un discurso de bienvenida emotivo y combativo. Corazón e inteligencia. Removida y emocionada por tantos sentimientos conviviendo al mismo tiempo, la voz me salió más alta y clara que nunca y alguna lágrima fue cuello abajo. Ayer me despertaba a las mil y una, ya en Tortosa, y mientras todavía desde la cama empezaba a recibir fotos y vídeos en el móvil de la maravillosa noche anterior, el M. H. P. Puigdemont era detenido en Alemania. No sé si reír o llorar. O todo al mismo tiempo. Todo es agridulce. En el tiempo que va desde que os escribo estas palabras hasta que vosotros podréis leerlas quizás habrán pasado más cosas que tendremos que coger tan bien como podamos. Estamos trastornados, removidos, atónitos. Sí. Sin embargo, también tenemos que tratar de estar unidos, firmes y serenos. Hoy, chicos, tengo pocas ganas de escribir, no os engañaré. Tan pronto lo quemaría todo como me encerraría en la habitación a descansar con tapones en las orejas. La palabra, sin embargo, siempre nos tiene que salvar.

Es tiempo de monstruos, compañeros, pero podemos echarlos despertándolos de la pesadilla en la que se han infiltrado. Construimos este nuevo mundo para que los viejos demonios no tengan cabida

Conmovidos y esperanzados, para los músicos y para el público de mi concierto del sábado la música y la palabra fueron una pequeña catarsis colectiva, un rayo de luz en medio de tanta oscuridad. Nos abrazamos y cantamos a la vida, a la dignidad y a la libertad. Nos sentimos acompañados en el camino. La cultura como herramienta de transformación. A pesar de las horas graves que vivimos querría compartir con vosotros algunas frases de mis nuevas canciones, puntos de libro para tratar de convertir el desánimo y la rabia que ahora sentimos en el motor de la revuelta que hemos empezado y que tiene que tener, a la fuerza, un final justo y feliz. "Hagamos camino, que la vida nunca abandona a los valientes, y la alegría, cuanto más se utiliza, mucho menos se gasta". "Hace más la constancia de una gota que la fuerza de una ola, y no siempre se puede ganar, pero no todas las derrotas son irreversibles". "Cierra los ojos, dame la mano, grita conmigo sin temor: ¡Revolución!"

Hace 78 años la Gestapo detenía a Lluís Companys y lo extraditaba a España. Ahora, Alemania detiene a Carles Puigdemont. Sería una buena ocasión para que este país se resarciera con Catalunya. Ignasi de Loyola decía que en desolación es mejor no hacer mudanza. Respiremos hondo y tratemos de no hacer hipótesis o conjeturas. Muchas preguntas revolotean ahora por nuestra cabeza: que por qué Puigdemont no se quedó en Finlandia; que por qué decidió ir en coche teniendo que atravesar Alemania y no lo hizo en un barco más directo a Bélgica, y sobre todo, sobre todo, por qué el Parlament no le invistió president en aquel desgraciado pleno aplazado del 30 de enero. Nuestro legítimo president está detenido por culpa de una injusticia española digna del mejor de los fascismos. Él se encuentra en esta situación porque escuchó a la mayoría de su pueblo; ahora nos toca a nosotros defenderlo al máximo. No solo por una cuestión de solidaridad, sino también en defensa propia: si lo atacan a él, nos atacan a todos. Y eso también vale para el resto de exiliados y encarcelados. Recordemos Wajdi Mouawad: "Cuando cae el mundo antiguo y el mundo nuevo todavía no se ha alzado, entonces surge el tiempo de los monstruos". Es tiempo de monstruos, compañeros, pero podemos echarlos despertándolos de la pesadilla en la que se han infiltrado. Construimos este nuevo mundo para que los viejos demonios no tengan cabida. Si Alemania tiene una deuda con Catalunya, Catalunya la tiene con Puigdemont: reactivemos su investidura y reafirmemos que es nuestro president, nunca ha dejado de serlo. Será el primer paso para liberarlo. ¿Frente democrático amplio? Sí, pero que el leer no nos haga perder el escribir. El frente más democrático es la República. ¡Hasta enterrarlos en el mar!