Las elecciones en la Cambra de Comerç han dado unos resultados que son una sacudida en el gobierno de esta institución creada hace 133 años y que ha contado con un total de 31 presidentes en las diferentes etapas por las que ha transitado. Cuando nació lo hizo para "defender el interés general y conseguir el bien común del comercio, la industria y la navegación". La razón de existir actual, según su web, es "prestar servicios a las empresas, contribuyendo a la regeneración del tejido económico y a la creación de empleo, y consagrando su función de representación, promoción y defensa de los intereses generales del comercio, la industria, los servicios y la navegación".

Los resultados electorales, aunque no serán definitivos hasta el lunes, indican que la candidatura Eines de país, impulsada por la ANC y el CCN, ha ganado claramente y que el perfil del pleno de la nueva cámara será claramente soberanista. Eso representa un cambio radical con respecto a resultados de elecciones anteriores, que los vencedores tendrán que saber administrar. Lo que se espera del nuevo gobierno de esta cámara es, como no puede ser de otra manera, que esté al servicio del tejido empresarial del país. El hecho de que los ganadores manifiesten su compromiso con el país no hace sino reforzar que serán fieles a las necesidades de las empresas de aquí. Por lo tanto, con perspectiva económica, la implicación con el empresariado parece que ha salido reforzada.

Los resultados son, en cierta manera, revolucionarios para una institución que estaba asentada en la quietud y en la connivencia con los poderes políticos que interesaban en cada momento. Ahora bien, la auténtica revolución radica en la manera en que se han conseguido los resultados: basándose en procedimientos infinitamente más democráticos que los que imperaban hasta entonces.

En estas elecciones, más allá de quién tiene la mayoría y quién no la tiene, el gran ganador ha sido dar un gran paso adelante en materia de procedimientos democráticos y de mejora de la representatividad del sistema empresarial catalán

Vamos por partes. La Cambra se gobierna por su pleno, formado por 60 miembros, que eligen al presidente y toman decisiones por mayorías. Hay que distinguir tres tipos de miembros en función de cómo se escogen:

  1. Bloque 1: 40 miembros elegidos democráticamente en las elecciones que se acaban de celebrar. Pendientes de recuentos finales, más de tres cuartas partes (31 o 32 miembros) han votado la candidatura Eines de país. De las 432.000 empresas convocadas han votado 17.224. Puede parecer poco, y lo es. Pero representa un progreso impresionante, como veremos más adelante.
  2. Bloque 2: 14 miembros, correspondientes a 14 empresas que entran en el pleno de manera directa haciendo una contribución anual de 75.000 euros al año. Entre las empresas, figuran de la banca (CaixaBank, Sabadell y Mediolanum), de infraestructuras y servicios básicos (Naturgy, Abertis, Aigües), auditoras y consultores (Deloite y PwC), y otros.
  3. Bloque 3: 6 miembros que son elegidos por los 54 anteriores de entre candidatos que presentan las patronales Foment (gran empresa) y Pimec (autónomos, micro, pequeña y mediana empresa).

No entraré a discutir la idoneidad del sistema para llegar a la composición del pleno, porque creo que, hoy, lo que toca es valorar positivamente la ruptura de una inercia que no se correspondía con los tiempos modernos. Del bloque 1, el hecho de que hayan votado 17.224 participantes representa sólo un 4,1% del censo; pero es que en las últimas elecciones los votos los hicieron unas 7.000 empresas, y, de estos votos, más de 6.000 emitidos por correo los anuló un juez. De manera que el presidente saliente, que ha gobernado los últimos 9 años, lo fue (desde el punto de vista electoral) con poco más de 800 votos. Que hayan participado más de 17.000 empresas es una gran noticia, y esperemos que en futuras contiendas sean muchísimas más, con la ayuda del voto electrónico que ya ha tenido un papel clave en esta ocasión.

Sobre el bloque 2, hay quien lo interpreta como representación de la gran empresa y del establishment. Es más lo segundo que lo primero. El precio conjunto son los 1.050.000 euros anuales que aportan al presupuesto de la Cambra. Se trata de una contribución importante, pero nunca se tendría que perder de vista la función de la institución, que entre otras cosas es prestar unos servicios, unos servicios que estas empresas raramente necesitan, porque se les prestan internamente. La Cambra es una estructura de poder, y eso sí que ayuda a explicar su implicación con la institución. Por cierto, la mitad de estas 14 patrocinadoras trasladaron su sede social fuera de Catalunya hace algunos meses.

Para decirlo lisa y llanamente, en estas elecciones, más allá de quién tiene la mayoría y quién no la tiene, el gran ganador ha sido dar un gran paso adelante en materia de procedimientos democráticos y de mejora de la representatividad del sistema empresarial catalán. Queda cantidad de trabajo por hacer, pero no dudamos de que el futuro presidente de la Cambra representará más a nuestro empresariado. Más y seguramente mejor que, por poner un ejemplo, el Sr. José Luis Bonet, de Freixenet, que preside la Cámara de España por designación de la superioridad.