El contraste no puede ser mayor. El primer Mobile World Congress poscovid se ha inaugurado en Barcelona el mismo día y hora que Vox registraba su segunda moción de censura en el Congreso. El Mobile nos aparta la cortina del tiempo que nos lleva del dispositivo analógico (por muy iPhone que sea), a la disrupción de lo artificial, al parón obligado para pensar en la ética de los algoritmos y las múltiples transformaciones hacia donde señala el cónclave de Barcelona. Mismo espacio-tiempo, el líder de la ultraderecha lleva a las Cortes un proyecto político nacional superado hace un siglo en el fondo y hace años en lo concreto. Es la venganza de lo tramontano, el minuto de gloria de una naftalina machista y excluyente; la España de Sánchez Dragó, Tamames, Abascal… y la docena de acompañantes de una foto que fuerza todos los tópicos de la escopeta nacional.

Ramón Tamames, de momento, no tiene quién le interpele. Alberto Núñez Feijóo no estará en el Congreso para darle respuesta a la moción ni acudirá a la tribuna para acompañar al Grupo Popular. La España de la “demolición constitucional”, del Gobierno “ilegal” y “filoetarras” de Vox, con 46 recursos de inconstitucionalidad presentados y cero enmiendas a los presupuestos, solo tiene anclaje en Abascal. Pero el PP deberá dar respuesta a eso. La moción le incomoda porque beneficia a Pedro Sánchez, pero, sobre todo, porque les obliga a posicionarse ante su socio natural.

El primer Mobile World Congress poscovid se ha inaugurado en Barcelona el mismo día y hora que Vox registraba su segunda moción de censura en el Congreso

Feijóo tiene que decidir si utiliza un tono para Ramón Tamames y otro para Vox; si señala a Santiago Abascal con la misma contundencia que hizo Pablo Casado en octubre de 2020: "No queremos ser como usted", le espetó en la tribuna y rompió con dos años de críticas ultras para intentar situar al PP en la hegemonía de la derecha. El resto es conocido. Luego vino su noche negra de Génova y el primer gobierno de coalición en Castilla y León bajo la presidencia de Feijóo. La respuesta del PP, por más que se oponga en fondo y forma a la moción, mandará la primera señal inequívoca sobre cómo se van a relacionar ambas fuerzas de aquí a las autonómicas.

Esto en el capítulo de abstracciones nacionales. En el contador del 28-M, “hay más encuestas que días”, como dice Pedro Sánchez. Y aún con la balanza a la derecha, el PP rebaja las expectativas a la interna sobre las autonomías que pueden ganar y mantienen la esperanza en los votos. Si los socialistas conservan Extremadura, Castilla-La Mancha y Valencia, el mapa estará lo suficientemente pintado de rojo para una carrera igualada hasta diciembre. A pie de página, en el para cuándo Sumar, lo previsto es que Yolanda Díez dé el paso en marzo, pero no se conozcan los mimbres de la plataforma hasta tiempo después de mayo.

A las dos realidades paralelas de la semana, del Mobile a Tamames, se unirá una tercera. El economista octogenario, llevado en volandas por Vox, estará encorsetado por el discurso pactado con Abascal o, de lo contrario, hundirá el programa migratorio y territorial, entre otros, del partido que le lleva a la tribuna. Y dicen que cualquier pasado en política fue mejor…