Alarma roja en el Vaticano. Pero no todavía por el papa Francisco, que, a pesar de una salud que tambalea, y aunque cancela viajes y va con silla de ruedas porque no camina bien, está bien. Quien preocupa es el papa emérito, Benedicto.

Cuando un portavoz, secretario general o asistente personal, en un acto público, llora mientras habla del personaje al que acompaña, la natural preocupación por su estado de salud se dispara. En el caso del papa Juan Pablo II, fue célebre el momento en que el portavoz Joaquín Navarro Valls se rompió y lloró. Era el día 1 de abril de 2005 y yo estaba sentada en la sala de prensa del Vaticano, y no hacía falta ser muy experimentado para entender que estábamos al final de la película. De hecho, el Papa murió al día siguiente.

El papa Benedicto pasará a la historia por ser el pontífice de la renuncia, aquel que cuando vio que las fuerzas empezaban a flaquear, se detuvo. Quien no se detiene son sus detractores, que no le reconocen nunca ninguna virtud

Benedicto XVI tiene 95 años y está físicamente frágil. Su secretario y confidente, el arzobispo Georg Gänswein, no pudo contener las lágrimas la semana pasada cuando en un acto público le preguntaron por el papa emérito Benedicto. A pesar de mantener el espíritu y la mirada "siempre despiertos y brillantes", la voz se ha debilitado, los movimientos se han vuelto lentos y las fuerzas no lo siguen, explicó. Fuerzas que declinan, ha reconocido su asistente, aunque el Papa conserva la humilde serenidad de su corazón con un sentido del humor "inalterable" y una "dulzura personal que ha marcado siempre su personalidad". Lejos parece, pues, aquel papa Rottweiler de 2005, el "pastor alemán", el guardián de la fe que había sido escogido después de la agonía de Juan Pablo II. Benedicto XVI ha recibido muchos ataques, el último de los cuales ha sido un documento que lo acusa de no haber gestionado los abusos sexuales en Munich mientras era arzobispo (1977-1982). Un error de los redactores del texto (lo han confirmado) aseguraba que el Papa había estado ausente en una reunión sobre un caso de pedofilia. Los detractores del Papa emérito dicen que esta ausencia era una muestra de su negligencia y desinterés. Ahora se ha demostrado que el Papa sí que fue a la reunión. Tiene 95 años y todavía tiene que recibir más palos de todos lados, porque es ley de vida que no puedes ser significativo y caer bien a todo el mundo.

Las críticas más importantes que ha recibido el defensor de la fe, un apelativo que se ganó cuando era el prefecto de la Congregación por la Doctrina de la Fe, han incluido acusaciones como nazi, antisemita, antimoderno o teólogo no de acuerdo con el Concilio Vaticano II.

Este Papa, sin embargo, tiene también muchos defensores todavía, uno de los cuales es el papa Francisco, que el 13 de abril de 2022 lo ha visitado en su residencia Mater Ecclesiae en los jardines vaticanos. Cardenales como Burke, Sarah, Müller, Brandmüller, Cordileone o Chaput han sido situados a la derecha del Santo Padre Benedicto, y muy lejos de Francisco. Cuando muera el papa Benedicto, se evidenciará todavía más quién está con Francisco. El papa Benedicto pasará a la historia por ser el pontífice de la renuncia, aquel que cuando vio que las fuerzas empezaban a flaquear, se detuvo. Quien no se detiene son sus detractores, que nunca le reconocen ninguna virtud. Y si bien el papa anterior, Juan Pablo II, ha recibido el apelativo de Juan Pablo II "el Grande", Benedicto no es un papa menor. Él, que entiende de música y de armonía, sabe que el tono menor no es nunca menor.