Boško y Admira son conocidos como el Romeo y Julieta de Sarajevo. Murieron asesinatos en mayo de 1993 bajo la metralla mientras intentaban huir de Sarajevo hacia Belgrado buscando una nueva vida. Buscando vida, básicamente, y huyendo de una tierra martirizada por las atrocidades de la Guerra de los Balcanes. Tenían 25 años. Él, serbio. Ella, musulmana. Los que en aquel momento teníamos también la misma edad quedamos impactados por la historia, una nueva tragedia que estaba teniendo lugar muy cerca de nuestra feliz Barcelona postolímpica y que nos desmentía con rutilante crudeza la narrativa poco convincente de una supuesta Europa en paz permanente. La locura fratricida se apoderó de una zona en la que la limpieza étnica no permitía ninguna otra posibilidad que la división o la muerte. Ni se respetaban las etnias ni las culturas ni las religiones. Estos dos jóvenes se amaban, querían huir y sólo tenían 500 metros para llegar a una zona segura, pero los dispararon a matar. Primero él, después ella, que fue quien corrió a abrazarlo antes de que la aplacaran también a ella.

Safet Zec, pintor bosnio también de Sarajevo, les ha dedicado ahora 37 telas con el leitmotiv del abrazo. La exposición se titula precisamente "Abrazos". Así es como ellos murieron, uno en brazos de la otra, en un puente. Safet Zec está exponiendo estos días en Eslovenia, pero también prepara muestras en Italia y en los EE.UU. Aquí en Catalunya todavía no ha venido nunca y no sería una mala idea que desde Memorials Democràtics o instituciones culturales que abogan por el diálogo lo tuvieran en cuenta. La fuerza de las pinturas de Zec es muy penetrante y elocuente. El arte que necesitamos para hacer pedagogía en contra de la barbarie.

Las telas son inmensas y ocupan espacios religiosos y seculares, para insistir con delicada contundencia en la idea de que las dualidades hacen daño y que las ideologías no pueden pasar por encima de las personas

De hecho, el artista bosnio tiene dos mensajes y por eso los ha dividido en dos exposiciones en paralelo y ha escogido dos pequeñas localidades fronterizas en la costa eslovena para exhibirlas. Su exposición doble es "Exodus" y "Abrazos" (Objemi), una en Piran y la otra en Portoroz. Ambas parten de la absurdidad de la guerra. En una, el tema son los refugiados e inmigrantes. En la otra, los amantes de Sarajevo. Son cuadros que te absorben, iconos que te incomodan porque te hablan a ti. En "Exodus" son 13 los cuadros que nos salpican la macabra suerte de los refugiados. Una desdicha debida también a nuestras inercias e incompetencias, individuales y colectivas. Las telas son inmensas y ocupan espacios religiosos y seculares, para insistir con delicada contundencia en la idea de que las dualidades hacen daño y que las ideologías no pueden pasar por encima de las personas.

El artista Zec nació en 1943 en Rogatica, Bosnia-Herzegovina. Se le conoce por su "realismo poético" y desde que dejó los Balcanes vive entre Venecia, París y Sarajevo. Zec querría con su arte "contribuir a consolidar y hacer crecer una necesaria movilización moral, la única que puede desactivar el insoportable muro de la indiferencia".