“La transparencia pintada en una imagen produce su efecto de una manera diferente a la opacidad.”
Ludwig Wittgenstein

He perdido la cuenta de las veces que les he dado la fecha de la mesa suiza. Espero que les sirva mi palabra de que no he sido yo quien ha fallado al informarles, sino que han sido los informales los que han dejado inservible mi información. No es lo mismo, aunque el resultado se equipare. Lo que no es incierto es que los socialistas remolonean y que me malicio que, una vez en el machito, van a intentar quitarle hierro a la cosa, dejarla en algo decorativo, como pasó con ERC, y evitarse las iras que sin ninguna duda suscitaría del Ebro para abajo el conocimiento fehaciente de lo que han pactado.

Por eso no es baladí la reivindicación de una mesa transparente, no tanto en sus contenido y discusiones, que pueden precisar de la discreción para avanzar, sino en tanto que existente. No hago más que hablar con gente del poder que hace un gesto displicente con las manos cuando le mencionas las negociaciones de Ginebra, como diciendo que es humo de pajas y que no tiene la menor importancia, una vez conseguido el objetivo primordial de gobernar. Justo lo contrario de lo que percibo en ambientes catalanes, que sólo terminan de comprender lo que se ha hecho invistiendo a Sánchez a base de creer en un cambio cualitativo y cuantitativo reflejado en la aceptación de las condiciones de negociación en un país neutral con el acompañamiento de relatores y verificadores.

Parece que finalmente será hoy miércoles. Tic-toc, tic-toc, porque se acababa el plazo que obligaba a llevarla a efecto antes de que acabara noviembre. Aún se deberían cruzar los dedos, porque nunca se sabe. Quizá, aprovechando que se produce la solemne apertura de las Cortes Generales, alguien piensa que se difuminará en prime time. Puede ser. Lo que sí parece es que Puigdemont, Turull y Nogueras no estarán en la Carrera de San Jerónimo, sino en un lugar helvético y que Santos Cerdán y Zapatero, acompañados por un tercero sin determinar, se encontrarán con ellos y con el relator. No es sencillo. Aún sigue en el aire si se hará público el trípode de personas y poderes que participarán como garantes. El PSOE se resiste a ello, como es lógico. Se iba a liar la de Dios es Cristo. Yo creo, sin embargo, que a la parte catalana le interesa, porque es la forma de visualizar que esto es otra cosa que no tiene nada que ver con las concesiones de la legislatura pasada a ERC. Y luego, la verdad, aunque políticamente le daría bazas a Feijóo, lo cierto es que la ciudadanía tiene derecho a saber qué se negocia y qué ha aceptado Sánchez, para bien y para mal.

No hay un periodista político en Madrid que te haga caso si le dices que esa negociación puede ser muy decisiva en el futuro, y eso, no cabe duda, es porque el PSOE se está encargando de desactivarla

Esta primera mesa doblada de noviembre servirá, sobre todo, para que se crucen las agendas de gente tan ocupadísima y se fijen de una vez por todas los encuentros de enero, febrero, marzo y así hasta el verano. No vaya a ser que cunda la tentación de dilatar la cosa o sumirla en el olvido. Así que yo apuesto por una mesa de cristal, que se vea, que se transparente, que sirva para ver lo que unos y otros han depositado en ella, y no de cristal por frágil, por rompible, por vulnerable. Veremos cuál de las dos acepciones de cristalino se acaba consagrando, veremos.

Les escribo hoy mirando al océano desde el territorio más meridional del estado español. Desde esta costa es más fácil imaginar América que Europa. Piedra de volcán y alejamiento. Cayucos y nulo interés por lo que se cuece en otros lares. Me siento lejos de todo y cerca sólo de la inmensidad del agua. Pero siguen pasando cosas en Madrid. Sé que muchos se resisten a lo que llaman el influjo de la M-30, pero es que pasan cosas allí y aquí, aquí pasa la vida y las edades del hombre, que puede que te ayuden a comprender la belleza pero no las veleidades del poder.

Sánchez no puede prometérselas muy felices, porque se preparan las pinzas. Habrán reparado en que históricamente siempre que uno de los territorios históricos elevaba su apuesta por la independencia, el otro parecía más aplacado. Ya no sucederá. A la pinza Bildu-ERC-Podemos está por sumarse la forjada en torno a PNV-Junts. Esta situación cambiará mucho las cosas para Sánchez. No serán ya siete votos o cinco sino un número más elevado el que podrá ponerle contra las cuerdas en cada momento. Me dicen que el retiro de Urkullu sirve también para pacificar esta alianza, no en vano la declaración del lehendakari en el Tribunal Supremo sigue grabada en la piedra indeleble de internet. Tengo la sensación de que se trata de simpatías de largo aliento y que buscan algo más que amenazar con complicar los presupuestos o el tope de gasto que se debe negociar en breve. No creo que en ese contexto a los juntaires les interese el secreto sobre lo de Suiza que los socialistas buscan. No hay un periodista político en Madrid que te haga caso si le dices que esa negociación puede ser muy decisiva en el futuro y eso, no cabe duda, es porque el PSOE se está encargando de desactivarla.

Parece que in extremis la reunión se produce antes de que acabe noviembre. Merecemos todos saber qué pasa y cuándo pasa. La mesa debe ser de cristal, que al PSOE le vayan a echar a las fieras no es motivo para hurtarnos lo que sucede. Calendario, mediadores y objetivos. Asume lo que has pactado. No se puede exigir menos.